Lecturas Devocionales de Menores 2017
JULIO 2017
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1-Si no conoces su voz...
2017-07-01 - Menores
«Jesús les contestó: "Mis ovejas reconocen mi voz, y yo las conozco y ellas me siguen"» (Juan 10: 25, 27).
HUBO UNA VEZ un profesor que se creía muy listo e hizo una apuesta a sus alumnos. Les apostó que, si él tenía razón, todos tendrían que hacer sus tareas el resto del año; pero si no tenía razón, entonces él haría las tareas con ellos antes de terminar la clase y se podrían ir a la casa sin tarea. ¿En qué consistía la apuesta? En que él era capaz de engañar a un rebaño de ovejas y hacer que lo siguieran. Su plan era el siguiente: él le pediría al verdadero pastor del rebaño que lo dejara vestirse con su ropa; estaba convencido de que, de esa manera, lograría engañar a las ovejas para que lo siguieran creyendo que era su pastor: ¿Qué crees tú que pasó? ¿Crees que logró engañarlas?
Más o menos. El profesor se puso la ropa del pastor y, efectivamente, cuando vieron llegar al impostor, las ovejas corrieron velozmente hacia él. Hasta ahí, parece que todo fue bien, si no fuera por el gran error que cometió este hombre. Contentísimo por el aparente éxito de su engaño, gritó: «¡Mis ovejas! ¡Me obedecen! ¡Me están siguiendo!». Inmediatamente las ovejas, al oír aquella voz extraña, se dieron media vuelta y se marcharon en dirección contraria. Por la imagen, las había engañado; pero sabían que aquella no era la voz de su pastor. Conocían bien a su pastor.
Puede haber muchas personas que tú admires, porque aparentan saber mucho, o ser muy religiosas, o porque tienen algo que te atrae; pero esas personas no son el buen Pastor. No digo que no haya cosas de ellas que sean positivas, ¡claro que sí! Todos tenemos algo positivo. Pero solo podemos seguir a una persona, solo podemos tener un guía. Ese guía tiene que ser Jesús. Para que no te dejes engañar por la apariencia de nadie, es importante que sepas reconocer la voz del buen Pastor: ¿Cómo se aprende a reconocerla? Siendo su amigo y pasando tiempo con él. Porque habrá gente en tu vida que «aparentarán ser muy religiosos, pero con sus hechos negarán el verdadero poder de la religión» (2 Timoteo 3:5).
Aprende a reconocer a las personas que realmente creen en Jesús y lo siguen. Y tú, sigue solo a Jesús.
2-El cazador cazado
2017-07-02 - Menores
«Lo que atestigües con tus ojos no lo lleves de inmediato al tribunal, pues ¿qué harás si a fin de cuentas tu prójimo te pone en vergüenza?» (Proverbios 25: 7-8, NVI).
Ml AMIGA MARGY, que también es esposa de pastor como yo, me contó algo que ella hacía cuando tenía más o menos tu edad. Pero para entender por qué se comportaba así, hay que explicar antes que ella era la pequeña de tres hermanos. Cuando ella nació, sus hermanos tenían siete y ocho años respectivamente. Cada vez que sus hermanos hacían alguna travesura, ella acudía inmediatamente a su papá: «Papá, ellos dos se están portando mal»; «Ellos son los que rompieron el vidrio»; «Papá, ven, que mis hermanos quebraron un jarrón». ¿Te resulta familiar? A lo mejor en tu casa sucede lo mismo.
El papá de Margy tenía una correa de cuero, que utilizaba para castigar a sus hijos, pero solo la usaba con los hermanos de Margy porque ella siempre les echaba a ellos dos la culpa de todo. A veces, cuando los hermanos mayores escondían la correa del papá para que no les pegara, Margy iba a acusarse: «La enterraron en el patio»; «La escondieron en el armario». Ningún secreto estaba a salvo con Margy.
Un día, cuando ya Margy tenía siete años, decidió salir de la casa sin permiso y pasó la tarde con una amiguita. En la noche, preocupados, los papás llamaron a la policía. Cuando por fin encontraron a Margy, el papá le dijo: «Mi amor, yo nunca te he pegado, pero hoy lo mereces por haberte ido sin permiso». Y, con la correa, le pegó. Al otro día, fue Margy quien juntó a sus hermanos para esconder entre los tres aquella correa. La escondieron tan bien, que el papá nunca la encontró y nunca más les pegó con ella.
¿Recuerdas la historia de Amán y Mardoqueo? Se parece mucho a esta, porque el que iba a cazar al otro, finalmente resultó cazado, igual que mi amiga Margy. Amán quería la muerte de Mardoqueo, pero fue Amán quien recibió el castigo que quería darle a un hombre justo. Lee la historia en Ester 5: 9-14.
¿Sabes? Tenemos que tener mucho cuidado de no hacerle daño a nadie, porque algún día podemos ser nosotros quienes estemos en su lugar.
3-El «antipecado»
2017-07-03 - Menores
«En mí, es decir, en mi naturaleza débil, no reside el bien. [...] No hago lo bueno que quiero hace; sino lo malo que no quiero hacer. [...] No soy yo quien lo hace, sino el pecado que está en mí» (Romanos 7: 18-20).
¿HAS PADECIDO alguna vez alguna enfermedad? Ojalá que no. Yo, cuando tenía más o menos tu edad, tuve la varicela, que por cierto me hizo sentir fatal durante varios días. Tenía la piel cubierta de unos granos horrorosos, ¡incluida la cabeza, debajo del pelo! Me escocía todo el cuerpo y lo único que quería era rascarme. Para evitar que me rascara, mi mamá me echaba talco por todas partes, porque si te rascas hay más probabilidades de que te queden cicatrices. Si has tenido la varicela, entenderás de qué estoy hablando. La varicela no tiene nada de bueno. Espera, sí, tiene una cosa buena: solo la puedes tener una vez en la vida.
Cuando has tenido la varicela, tu cuerpo crea inmunidad permanente a esta enfermedad, de manera que nunca más vuelves a padecerla. Creo que este es un gran consuelo, ¿no te parece? No se sabe cuál es la verdadera razón por la que no padecemos más que una sola vez ciertas enfermedades. ¿Por qué, si ya las hemos padecido, somos inmunes a ellas aunque haya un brote de epidemia? Pues lo que se cree es que el cuerpo queda mejor preparado después del primer ataque y resiste la entrada, una vez más, de la misma enfermedad. Estos virus, al entrar en nuestro organismo, activan unos «anticuerpos» que destruyen los gérmenes que quieran volver a entrar. Esta es una explicación sencilla a una cuestión compleja.
Yo te pregunto: ¿no sería fabuloso que sucediera lo mismo con el pecado? ¿No te gustaría que, tras pecar una vez, ya tú crearas un rechazo al pecado de tal manera que nunca más quisieras volver a pecar? Ya lo creo que sería fenomenal. Y aunque no sucede exactamente así, sí existe una especie de «anticuerpo» contra el pecado; vamos a llamarlo «antipecado». ¿Cuál es? Es el amor a Jesús. Cuando amamos a Jesús, no queremos volver a herirlo desobedeciéndolo nuevamente. Por eso no hay que estar tan preocupado por lo que se hace, sino por amar a Jesús lo suficiente como para no querer volver a hacer lo malo.
4-Qué olvido
2017-07-04 - Menores
«¿Acaso una madre olvida o deja de amar a su propio hijo? Pues aunque ella lo olvide, yo no te olvidaré» (Isaías 49: 15).
ACABO DE LEER una noticia escalofriante que, aunque ha pasado recientemente, me recuerda muchísimo a algo que sucedió cuando Jesús tenía tu edad. A ver si eres capaz de conectar las dos historias, que son las dos reales.
Una familia filipina abandonó su país para emigrar a Canadá en busca de una vida mejor. Cuando llegaron a Vancouver, ya en Canadá, tenían que tomar otro avión a su destino, pero les hicieron pasar de nuevo por facturación porque el equipaje que llevaban de mano era demasiado pesado. Cuando estaban facturando las maletas, decidieron separarse para que, el esposo solo, pudiera hacerlo todo más rápido y correr a la puerta de embarque. Total, que cada uno tomó su camino. El papá creyó que la mamá se había llevado al bebé de dos años; la mamá creyó que su pequeño de dos años se había quedado con el papá; los abuelitos creyeron que uno de los padres estaría a cargo de su nietecito. ¿Resultado? El pequeño se perdió.
Sentados en el avión, los miembros de la familia tenían asignados asientos distantes, y como no iban juntos tampoco se dieron cuenta de que faltaba el niño. Fue un guardia de seguridad del aeropuerto el que encontró al pequeño cerca de la puerta de embarque. Las autoridades de Air Canada lograron localizar a los papás antes de que despegara el vuelo. Como el pequeño no necesitaba tarjeta de embarque porque viajaba en las piernas de sus padres, el personal de la aerolínea tampoco había notado la falta de un pasajero.
¿Recuerdas a qué otro niño perdieron sus papás hace más de dos mil años? A Jesús, en Jerusalén. No sé si tú te has perdido alguna vez, si es así, sabrás que es una experiencia bastante angustiosa. Pero más angustioso sería aún que perdieras a Jesús. Nunca dejes atrás a Jesús; no te dejes absorber tanto por las cosas de este mundo, que pierdas a Jesús de vista. Algún día, con él, nos embarcaremos en un vuelo maravilloso hacia la tierra nueva, donde nos espera una vida mucho mejor.
5-Que no pasen desapercibidas
2017-07-05 - Menores
«No te apresures, ni con la boca ni con la mente, a proferir ante Dios palabra alguna; él está en el cielo y tu estás en la tierra. Mide, pues tus palabras» (Eclesiastés 5: 2, NVI).
CUENTA UNA FÁBULA que había una vez una rosa roja que se sentía de maravilla porque era la rosa más bella del jardín. Sin embargo, había algo que le amargaba la vida: la gente no se acercaba a olerla. Cuando los transeúntes la veían, mantenían la distancia. «¿Por qué nadie se acerca?», se preguntaba la rosa. Hasta que un día descubrió el porqué: al lado de ella estaba siempre un sapo grande y verde, que daba miedo. ¿Quién iba a querer acercarse a la rosa con semejante sapo al lado? ¿Tú te acercarías?
Enojada por este hecho, la rosa decidió hablar con el sapo:
-Necesito que te vayas porque me espantas a la gente.
-Está bien -aceptó el sapo sin rechistar-, si eso es lo quieres, me voy.
Y se fue.
Poco tiempo después, el sapo pasó por donde estaba la rosa y se sorprendió al verla marchita, sin hojas ni pétalos.
-¿Qué te pasa? —quiso saber el sapo-. Tienes muy mala cara.
-Que desde que te fuiste, las hormigas me han ido comiendo y nunca he vuelto a ser la misma -le explicó la rosa.
-Claro -añadió el sapo-, yo era el que te protegía de las hormigas. Me las comía y por eso no te hacían daño. Gracias a mí, tú eras la rosa más bella del jardín.
Algunas veces tenemos cerca de nosotros a personas que nos hacen bien y no sabemos valorarlas. Por ejemplo, los maestros, tan impertinentes con las tareas, pero nos hacen aprender y ser cada días más listos. Tu hermanito pequeño o tu hermana mayor, que te saca de quicio pero te da amor y amistad y te ayuda a desarrollar la paciencia. O papá y mamá, que son tan regañones, pero que sin ellos no serías la persona sana y feliz que eres. Lo mismo sucede con Jesús: sin su presencia, estaríamos perdidos, solo que a veces no nos damos ni cuenta. ¿Qué te parece si nos tomamos unos minutos paravalorar y dar gracias por esas personas de nuestra vida que no deben pasar desapercibidas? Y sobre todo, por Jesús.
6-El fervor de la mantis religiosa
2017-07-06 - Menores
«Tenemos confianza en Dios, porque sabemos que si le pedimos algo conforme a su voluntad, él nos oye» (1 Juan 5: 14).
¿HAS VISTO ALGUNA VEZ una mantis religiosa? Son muy comunes en todas partes; prácticamente con que haya plantas y pasto, allí están. Son verdes y, aunque son originarias del viejo continente, los europeos la trajeron al continente americano, y por aquí se han reproducido muy bien. ¿Qué tiene de especial la mantis religiosa? En primer lugar, que es muy buena con el ser humano porque se come ciertos insectos que a nosotros nos molestan: mosquitos, pulgas, moscas, piojos... Y lo segundo es lo más especial de todo; ¿listo para descubrirlo?
Aunque sabe volar, la mantis religiosa no vuela para cazar su alimento, sino que espera pacientemente a que su alimento vuele hasta ella. Y una vez lo detecta, hace algo muy interesante: junta sus dos extremidades delanteras en posición de oración y después come. Es precisamente por eso que la palabra «religiosa» forma parte de su nombre, porque parece una persona orando. A la mantis nunca se le olvida hacer la oración antes de zamparse un buen banquete. ¿Y a ti? ¿Se te olvida orar antes de las cosas importantes?
Pero hay una diferencia entre la actitud de oración de este insecto y la que debemos tener nosotros. Ellos no «oran» para pedir la bendición por los alimentos; no «oran» de una manera racional, y tampoco les importa si lo que comen es puro o es impuro. Nosotros, en cambio, somos seres racionales. Nosotros sí debemos orar con la mente puesta en la oración, sabiendo lo que decimos y diciéndolo con toda la intención del mundo. ¿Te imaginas que te vas a la cama para dormir y le dices a Jesús: «Gracias por los alimentos que voy a comer»? Eso sería muy triste. ¿O te imaginas que le pides a Jesús que bendiga los alimentos que vas a comer cuando esos alimentos no son sanos ni los aprueba la Biblia? Eso no tendría sentido, ¿verdad?
Nuestro fervor religioso debe ser real, razonado y basado en nuestra amistad con Jesús. Eso es lo que da sentido a la religión. Lo demás son costumbres que ni pensamos, y por tanto no tienen el mismo valor. Intenta ser siempre consciente de lo que dices cuando oras y de lo que haces en cada momento del día.
7-Alguien que nos comprenda
2017-07-07 - Menores
«Ustedes fueron comprados por un precio» (1 Corintios 7: 23, NVI).
EL DUEÑO DE UNA TIENDA de animales colgó en la puerta de entrada un cartel que decía: «Vendo cachorritos». Como te podrás imaginar, todos los niños del vecindario querían ir a ver a los cachorritos. Así fue como llegó hasta la tienda un muchachito:
-¿A cuánto vende los cachorros? -preguntó.
-A cincuenta pesos -le respondió el dueño.
El muchachito se rascó el bolsillo y sacó unas monedas:
-Solo tengo diez pesos -dijo-, pero me gustaría ver los cachorros.
El dueño del negocio sonrió y, en breve, una empleada salió de la trastienda seguida por cinco pelotitas peludas. Una de ellas caminaba bastante mal. De inmediato, el muchacho se fijó en el cachorrito que renqueaba y preguntó:
-¿Qué le pasa a ese perrito?
-El veterinario dice que tiene mal una articulación de la cadera y que nunca podrá correr -explicó el dueño.
-¡Me lo quedo! -exclamó el muchacho-. Si me permite pagárselo poco a poco.
-Jovencito -añadió el propietario-, si lo quieres te lo regalo, ¿pero no has oído que nunca podrá correr?
Entonces el muchacho se levantó el pantalón y mostró su pierna, mal formada y recubierta de hierros:
-Yo tampoco puedo correr y él necesita a alguien que lo como prenda. Pero no quiero que me lo regale, porque para mí, él vale lo mismo que los otros cuatro.
¿Entiendes que, para Jesús, tú vales lo mismo que los demás? No importa que seamos ricos o pobres, feos o bonitos, sanos o enfermos, con alguna discapacidad o sin ninguna. La gente con mayores dificultades físicas, lo único que necesita es alguien que los comprenda. ¿Serás tú ese alguien?
8-Más perfectos que un robot
2017-07-08 - Menores
«¿De qué sirve una imagen, si quien la esculpe es un artesano? ¿De qué sirve un ídolo fundido? [...] ¡Ay del que le dice al madero: “Despierta", y a la piedra muda: “Levántate"! Aunque están recubiertos de oro y plata, nada pueden enseñarle, pues carecen de aliento de vida» (Habacuc 2: 18-19, NVI).
¿TE GUSTARÍA TENER un robot que te lea historias antes de dormir? ¿O que juegue contigo a la pelota? ¿O a quien le puedas contar todos tus secretos? ¿O que te ayude a hacer las tareas de la escuela? Uff, sería espectacular Demasiado bueno para ser verdad. Pero fíjate en esta noticia que salió en un periódico de Detroit, Estados Unidos, el 15 de mayo de 2008:
«Un robot japonés dirigió el pasado martes a la Orquesta Filarmónica de Detroit. Es la primera vez en la historia que la batuta estuvo en manos de un robot, que sin duda tuvo una actuación sensacional. Tanto la audiencia como los músicos estallaron en aplausos cuando ASIMO, un robot de Honda, lideró la orquesta. Randal Hawes, uno de los músicos, que lleva más de veinte años en esa orquesta, comentó: “Fue apasionante, pero no creo que un robot reemplace a los directores humanos, al menos no a corto plazo. Nosotros reaccionamos a él, pero él no reacciona a nosotros"». Claro, esa es una de las limitaciones de un robot, así como de todo objeto creado por el ser humano.
La empresa Honda tiene más robots como ASIMO, que esperan que sirvan para ayudar a personas discapacitadas que van en silla de ruedas. ¿No es estupendo? Aunque parezca Sorprendente el hecho de que un robot pueda dirigir una orquesta, eso no es nada comparado con las facultades que tenemos nosotros. ¡Imagínate cómo se sintió nuestro Dios cuando creó al ser humano, un ser pensante y semejante a él!
Nunca un robot, por hábil que lo hagan, podrá hacer lo que hace una persona: conectar con los demás, responder a otros con empatía, cariño y fidelidad. Solo nosotros podemos imitar a Jesús y tener una manera de pensar y de actuar que se parezca a la de la divinidad. Qué privilegio, ¿no crees? Ponlo en práctica en el día de hoy.
9-El árbol de los chicles
2017-07-09 - Menores
«Si al llevar tu ofrenda al altar te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, deja tu ofrenda allí mismo delante del altar y ve primero a ponerte en paz con tu hermano. Entonces podrás volver al altar y presentar tu ofrenda» (Mateo 5: 23-24).
CUANDO ESTUDIABA en la Universidad Autónoma del Caribe, solía ir en los descansos a la cafetería con mi amiga Alba. Curiosamente, las mesas estaban por debajo llenas de chicles. Pero eso era al final del semestre; al inicio del nuevo semestre, ¡ya no había ninguno! Yo me preguntaba: «¿Quién despegará todos los chicles? ¡Qué trabajo tan horrible y aburrido!».
Un día leí en la prensa que en Tlalnepantla, México, hay un árbol cuyo tronco está lleno de chicles. ¿Nacieron allí esos chicles? ¡No! La gente los pega en ese tronco antes de subir al trasporte público, para no tirarlos al piso. Algunas personas tiran chicles en las escaleras, en el piso, o los pegan debajo de las bancas del parque, e incluso en la casa cuando hay visitas, ¡increíble! Un chicle pegado es muy molesto y contaminante. ¿Te imaginas toda la saliva que contienen Acabas de poner la misma cara de asco que tengo yo? ¿No crees que es mejor tirar los chicles usados al cesto de la basura?
Esto de cómo deshacernos de los chicles es un problema, porque si los tragamos, como nos decían de pequeños, «Se nos pegan a las tripas». El texto bíblico de hoy dice que, cuando estamos ofreciendo un servicio a Dios y de repente recordamos que una persona nos ha hecho algo, debemos detenernos, ir a hablar con esa persona y luego volver a la iglesia. Hay personas que nos pueden resultar molestas como un chicle mal pegado. Hay personas a las que, como nos sucede con los chicles, no podemos «tragar». Nos caen mal, o nos han hecho algo que nos hirió y no queremos saber de ellas. Nos resulta difícil hablar con ellas; «Lo mastico, pero no me lo trago», decimos. Esta no es una actitud correcta.
Igual que no hemos de tirar chicles usados al piso ni pegarlos donde quiera, tampoco hemos de desechar a nadie, sino dejar el problema en manos de Jesús. Pedirle a Jesús que nos ayude a saber cómo tratar a todo el mundo ya no descartar a nadie.
10-¿Mal o bien?
2017-07-10 - Menores
«El Señor su Dios [...] convirtió su maldición en una bendición para ustedes, porque los ama» (Deuteronomio 23: 5).
MI ESPOSO JONATHAN tiene que usar a diario dos juegos de anteojos, uno para ver de cerca y otro de lejos. A veces se olvida uno en la casa, y tiene que pasar la jornada en la oficina con mucha dificultad para ver bien. Si dispone de un ratito libre, vuelve a buscarlos.
Hubo en Estados Unidos un presidente llamado Theodore Roosevelt, que vivía con cierta frustración porque era corto de vista. Siempre debía llevar consigo dos pares de lentes: uno para ver de cerca y otro para ver de lejos, igual que mi esposo. Siempre tenía que tomarse la molestia de estar cambiándoselos. Pero llegaría el día en que se alegraría de sufrir ese problema.
Ese día llegó. Fue un día, en principio, malo, porque atentaron contra él. Le dispararon con un revólver. Herido en el pecho, fue trasladado al hospital y luego de extraerle el proyectil, el cirujano se lo mostró y le dijo:
-Señor presidente, el tiro iba dirigido a su corazón, pero el estuche de sus anteojos, que usted llevaba en el bolsillo de su chaleco, desvió el recorrido de la bala y le salvó la vida.
-¡Dios mío! -exclamó el presidente Roosevelt al oír al médico-. Y yo que creía que era una desgracia tener que cargar siempre con dos pares de lentes...
A veces me pregunto si Dios utilizará la dificultad de visión de mi esposo para una bendición; tal vez sí. ¿No te preguntas tú si algunas de las cosas malas que te suceden serán para tu bien? Solemos pensar que todo lo malo que nos pasa es motivo justificado para estar lamentándonos y poniendo mala cara, con la boca hacia abajo, como una carita triste. Cuando yo tenía tu edad, mis padres se separaron y yo me puse fatal. Mi mamá, por esos días, conoció la iglesia adventista y me llevaba con ella. Con el tiempo nos bautizamos y hoy estoy casada con un pastor, tengo dos hijas y servimos a Jesús. Aquello que fue tan doloroso para mí, con el tiempo me dio grandes bendiciones. Todo es cuestión de confiar en Jesús y esperar en él, pues él puede cambiar el rumbo de las cosas. Y, con el tiempo, lo hará. Si estás pasándolo mal, espera un poco y confía.
11-¿Malo o bueno? Nunca se sabe
2017-07-11 - Menores
«Mi conocimiento es ahora imperfecto, pero un día conoceré a Dios como él me ha conocido siempre a mí» (1 Corintios 13: 12).
¿SABES QUÉ ES UNA PRUEBA? Es una experiencia que nos pero mite aprender algo. Por eso, en la escuela, nos hacen pruebas, para ver si hemos aprendido. ¿Sabías que Dios también nos pone pruebas? Y también es para que aprendamos algo que él considera importante que sepamos.
Había una vez un matrimonio que vivía en la pobreza. Habían perdido su casa y no tenían dónde estar. Mientras caminaban por una carretera solitaria, vieron un gatito que maullaba tímidamente, y quisieron ayudarlo. Tomaron al gato con ellos y le dieron el poco de carne que tenían para comer. Se sacrificaron para que el gatito se pusiera bien. El gato, ya bien alimentado, caminó delante de ellos y los guio hasta una vieja cabaña abandonada. Había en ella dos taburetes y una chimenea. La pareja se quedó allí y, cuando miraron alrededor, el gato había desaparecido.
-Si tuviéramos con qué hacer fuego... -dijo ella-. Hace mucho frío.
¿Qué podría haber más agradable que estar sentados, juntos y calentitos? De pronto, aparecieron como dos llamitas en la chimenea. ¡Qué rico! Así, viendo las dos llamitas, se quedaron dormidos. Cuando llegó la mañana, vieron en el fondo de la chimenea al gatito, que los miraba con sus grandes ojos. El reflejo de aquellos ojos había sido lo que los había mantenido contentos toda la noche. Aquella pareja pasó la dura prueba de no tener un techo ni un bocado que llevarse a la boca; pero superaron la prueba. ¿No crees que Dios utilizó a ese gatito para ayudarlos?
A veces dudamos del cuidado que Jesús tiene con nosotros, pero es él quien nos ayuda en los momentos difíciles. Jesús está siempre a nuestro lado. Jesús nos acompaña en las pruebas, aunque no podamos verlo; y nos da oportunidades en la vida, aunque a veces no nos demos cuenta. Lo que hace falta es que, durante las pruebas, aprendamos a verlo positivo que traen. Que no nos desesperemos, ni pongamos mala cara. Que no nos pasemos el rato quejándonos, sino que tengamos esperanza. Si estás pasando alguna prueba, ten presente que, el resultado, puede ser para tu bien. Aunque ahora sea malo, luego puede ser bueno.
12-En público y en privado
2017-07-12 - Menores
«Tú, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre en secreto» (Mateo 6: 6).
KAY KUZMA, una autora de libros, cuenta que una noche, después de escuchar a su hijo Kevin, de nueve años, hacer la misma oración de siempre, le dijo:
-Kevin, ¿crees que Jesús ya ha escuchado alguna vez esa oración?
-Sí -admitió Kevin-. Hice la misma oración la noche pasada.
-Además de anoche, ¿habías orado lo mismo antes?
-Sí. Oré lo mismo la noche anterior. Ah, y la anterior también.
-¿Y les dices a tus mejores amigos las mismas cosas todos los días?
-No, mamá, a ellos les cuento cosas importantes, como quién ganó el partido.
-Jesús es tu mejor amigo, Kevin —añadió Kay-. ¿No crees que prefiere oír algo nuevo, algo que sea realmente importante para ti, como las cosas que les cuentas a tus amigos?
Kevin estuvo de acuerdo. A la mañana siguiente, el papá de Kevin le pidió a él que orara por los alimentos antes de desayunar. Kevin dijo: «Querido Jesús, gracias por la noche de descanso y por el sueño genial que he tenido. Teníamos un enorme tobogán acuático y una piscina con olas en nuestro patio, solo para mí. Era como el océano. Y gracias porque vamos a ir hoy al zoo. Y por favor, no dejes que me siente junto a una niña en el autobús. Y por favor... y además... y, y, y...». Kevin no paraba de hablar y hablar, y todos los demás estaban muertos de hambre.
¿Ves la diferencia que existe entre orar en privado y orar en público? Cuando oramos en público, lo inteligente es orar por cosas que tengan que ver con todos, e ir directamente al grano para no aburrir a nadie. Ahora, cuando estás a solas con Jesús, puedes pasarte una hora contándole lo que tú quieras. Es lo mismo que cuando estás con tu mejor amigo. Si están solos, pueden hablar y hablar los dos de lo que quieran sin aburrirse; pero si están los dos con más gente, no sería educado que se pongan a hablar entre ustedes de cosas que solo a ustedes les importan. ¿Entiendes? Es muy importante que lo tengas en cuenta: no es lo mismo estar a solas que estar con mucha gente.
13-Ora por ti y por los demás
2017-07-13 - Menores
«Oren en todo momento. Den gracias a Dios por todo, porque esto es lo que él quiere de ustedes como creyentes» (1 Tesalonicenses 5: 17-18).
DOS HERMANAS que tenían alrededor de diez años, estaban una noche acostadas en su cama, pero en lugar de dormir como les había ordenado su papá, estaban jugando y hablando alto, impidiendo dormir a los demás. La mamá, ya cansada de oírlas, fue a su habitación corriendo como una bala y les dijo:
-¡Dejen de hablar inmediatamente y pónganse a dormir, o se la van a ganar!
Entonces, la mamá cambió el tono de su voz y les preguntó:
-Por cierto, ¿oraron ya?
Como no habían orado aún, la hija mayor oró en alto, en presencia de la mamá:
-Querido Jesús, ayuda por favor a mamá para que no sea tan agresiva.
Como te podrás imaginar, la mamá, impresionada por aquella sinceridad, sonrió y cambió de actitud. Así que la oración de esa niña fue contestada en cuestión de segundos.
Otro jovencito iba una vez por la calle con su mamá cuando se encontraron con una conocida que llevaba collarín porque tenía problemas en el cuello. Nada más la vio, el muchacho oró:
-Querido Jesús, por favor, ayúdala para que no tenga que seguir llevando collarín.
Impresionada por aquella oración, la mamá decidió contarle a la mujer, en privado, lo que su hijo había dicho. Dos semanas después, la mujer del collarín le envió una carta al muchacho: «Querido amigo, desde que tú oraste por mí, no he tenido que volver a llevar collarín. Muchísimas gracias por tu oración».
¿Qué te parecen estas dos oraciones contestadas? A mí me encantan, porque fueron muy sinceras y porque se realizaron en el momento menos pensado. ¿Por qué no orar a Jesús cuando vemos algo que nos impresiona? ¡Es que ese es precisamente el momento indicado! ¿Y por qué no contar le todas nuestras preocupaciones a Jesús? Si es que eso es precisamente lo que Jesús quiere. Yo te animo hoy a que ores en todo momento, para que compruebes en primera persona que Jesús contesta tus oraciones.
14-La importancia de tomar buenas decisiones
2017-07-14 - Menores
«El camino del Señor es refugio de los justos» (Proverbios 10: 29, NV).
RECIENTEMENTE, conocía una mujer de Pakistán llamada Zulman, y nos hicimos amigas. Un día, me contó algo que le sucedió cuando tenía doce años y su hermano, quince. Se encontraban los dos con sus padres en Mérida, Venezuela, visitando el teleférico en una fría mañana. Cuando el teleférico se detuvo en la cuarta estación, decidieron bajarse para tomar alguna bebida caliente, pues ni el abrigo ni los guantes lograban hacerlos entrar en calor. De camino a la cafetería, vieron unos caballos que les llamaron la atención, y preguntaron al dueño para qué eran. Eran para ir de excursión a un pueblecito hermoso que no estaba a tanta distancia. Como ellos cuatro andaban de turismo, decidieron pagar la excursión, que incluía guías, y cada uno se subió a un caballo.
Después de ¡seis largas horas!, llegaron a un lugar oscuro; no se veía nada. Los recibió una señora con una vela encendida. Felices de haber llegado a alguna parte, y muertos de hambre, esperaron una deliciosa sopa caliente, pero la señora les dijo: «No tenemos sopa. De hecho, no tenemos nada de nada, ¿cómo es que no trajeron ustedes para comer?». La experiencia comenzaba aparecerse demasiado a una pesadilla. Y tardaron mucho en despertar.
Como ya era de noche y no podían regresar a caballo, se quedaron a dormir en aquel lugar donde no había de nada, ni desayuno, ni tiendas, ni nada. A la mañana siguiente, cuando preguntaron a qué hora podían regresar, recibieron una respuesta inesperada: «Hasta dentro de cuatro días no se puede. Los hombres a quienes les rentaron el caballo solo pasan por aquí cada cuatro días». ¿Te lo imaginas? Fueron días interminables, en los que apenas pudieron comer arepitas de trigo.
¡Qué cuidado debemos tener con las decisiones que tomamos! Es de tontos emprender un camino que no sabemos adónde nos lleva. Y en nuestra relación con Jesús sucede igual. El único camino seguro que podemos seguir es el que nos llevará al cielo: la obediencia a Jesús y la amistad con él. Pide a Jesús que te ayude cada día a tomar buenas decisiones.
15-Los papás y mamás de nuestra vida
2017-07-15 - Menores
«Toda Escritura está inspirada por Dios y es útil para enseñar y reprender, para corregir y educar en una vida de rectitud» (2 Timoteo 3: 16).
HAY QUE VER cómo es de sabia la naturaleza. A nosotros nos regala nuestros papás, para que nos enseñen todas las cosas que necesitamos saber. Y a los animales, también les regala papás y mamás que les enseñen todo. Los monos, por ejemplo, enseñan a sus crías a ser aseadas (aunque no parezcan muy limpias). ¿Cómo lo hacen? Llevan a sus pequeños hasta la orilla del agua y les enseñan a bañarse. A los pequeños no les agrada, ¿pero es importante o no que se bañen? ¡Claro! Como también lo es que nosotros nos bañemos, aunque nos fastidie un poco cuando mamá nos manda a la bañera.
A los bebés foca tampoco les gusta mucho el agua. Las primeras veces que entran al agua se muestran rebeldes, y su mamá debe tener mucha paciencia para conseguir que se zambullan. A las nutrias, a pesar de que son expertas nadadoras, hay que enseñarlas a sumergirse en los ríos cuando son pequeñas. Los cóndores y las golondrinas aprenden a volar con sus padres. Los pequeños castores aprenden a hacer los trabajos que hacen gracias a sus padres, que los llevan a la orilla de los ríos para que jueguen a imitar el trabajo de arrancar ramitas y llevar montoncitos de barro. Y así, jugando, aprenden.
Si la naturaleza es así de sabia, imagínate cuánto más sabio es aún el Dios que creó la naturaleza y que te ha creado a ti. Él es como un Padre y una Madre para ti. Te ha dado a tus papás terrenales, que te enseñan muchas cosas todos los días, pero él es tu Papá celestial. Y como un buen Padre, quiere enseñarte muchísimas cosas que son para tu bien y tu felicidad. Todas esas cosas están en su Palabra.
Tu Padre celestial quiere que leas la Biblia, porque es a través de ella como aprenderás a vivir una vida feliz que haga felices a los demás también. Nadie podrá nunca quitarte lo que has aprendido en la Biblia. ¿Qué te parece si hoy te aprendes cinco versículos seguidos de la Biblia? Elige los que más te gusten y memorízalos. Verás cómo te ayudarán a lo largo del día y te enseñarán grandes cosas.
16-La luz que necesitamos
2017-07-16 - Menores
«Los ojos son la lámpara del cuerpo; así que, si tus ojos son buenos, todo tu cuerpo tendrá luz; pero si tus ojos son malos, todo tu cuerpo estará en oscuridad» (Mateo 6: 22-23).
¿SABES CÓMO FUNCIONA la lente de una cámara fotográfica? Prácticamente igual que tu ojo. De hecho, las lentes fotográficas se construyeron a imitación del ojo humano. Poseen un elemento que se llama «diafragma», que se abre o se cierra dependiendo de la cantidad de luz exterior. Si hay poca luz ambiental, el diafragma de la cámara tiene que abrirse mucho, para que pueda captar la mayor cantidad de luz, o de lo contrario la fotografía será una mancha negra. Si en el ambiente hay mucha luz, el diafragma tiene que abrirse poco, o de lo contrario entraría tanta luz en la foto que saldría como una mancha amarilla.
Tus pupilas funcionan igual: cuando hay mucha luz, se contraen, es decir, se cierran, se vuelven más pequeñas, para que la claridad no te ciegue. Cuando estás en la oscuridad, tus pupilas se dilatan, o sea, se abren y se vuelven más grandes, para que entre toda la claridad posible y así puedas ver algo. Los felinos -gatos, tigres, leopardos, leones-, ven más en la oscuridad que nosotros, pues sus pupilas se dilatan tanto que aprovechan al máximo la luz que los rodea. Por eso, cuando oscurece, se puede observar que sus pupilas se agrandan.
¿Te has fijado alguna vez que, cuando sales al sol después de haber estado en una habitación oscura, te molesta mucho la claridad? Tu ojo se resiente de ese cambio tan brusco y le toma unos segundos acostumbrarse a la luz porque las pupilas deben contraerse para reducir la entrada de luz.
Para nosotros, los cristianos, existe una Luz que nos guía en medio de la oscuridad de este mundo; esa luz es la Biblia. La Biblia, junto con el Espíritu de Profecía, ilumina nuestro camino para que no tropecemos en la oscuridad del pecado. Si queremos ver mejor en la oscuridad espiritual que nos rodea, hemos de leer la Biblia y el Espíritu de Profecía cada día. Ellos nos «abrirán las pupilas» para que caminemos sin tropezar. De lo contrario, nuestros ojos se acostumbrarán tanto a la oscuridad del pecado, que cada vez veremos peor y no distinguiremos lo bueno de lo malo.
17-A veces es bueno estar sordo
2017-07-17 - Menores
«Las palabras dulces son un panal de miel: endulzan el ánimo y dan nuevas fuerzas» (Proverbios 16: 24).
CUENTA UNA FÁBULA que un grupo de ranas iba alegremente saltando por el bosque cuando, de pronto, dos se cayeron a un hoyo profundo. Cuando las demás ranas se dieron cuenta, se acercaron hasta la boca del hoyo, a ver qué suerte habían corrido sus dos compañeras. Las dos pobres ranas, desde la profundidad del hoyo, empezaron a saltar, pero no llegaban ni a la mitad de la altura que necesitaban para ser libres de nuevo.
-¡Están ustedes perdidas, nunca lograrán salir de ahí! -les gritaban las demás ranas desde la superficie—. Ese hoyo está demasiado profundo y no existe ninguna rana que pueda alcanzar de un solo salto una distancia tan inmensa.
¿Qué te parece, tan lindas estas amigas, eh?
Durante un rato más, las dos ranas siguieron intentando salir del hoyo por sí mismas, ya que las de arriba no estaban haciendo nada por ayudarlas. Pero, cansada ya de intentarlo y fracasar, una de ellas se desanimó y se dio por vencida. Dejó de saltar.
-¿Ves? Yate decíamos nosotras que era imposible... No merecía la pena intentarlo siquiera-insistieron las de arriba, satisfechas de que una se hubiera rendido.
La otra rana continuó saltando tan alto como le era posible. Una vez más, las de arriba le gritaron que dejara de sufrir y simplemente se rindiera, pero ella saltó cada vez con más fuerza hasta que finalmente salió del hoyo. Cuando salió, las otras le preguntaron:
-¿Cómo es posible que hayas podido escapar?
Pero la rana no les contestó porque era sorda. No había oído ni una palabra de todo lo que le habían dicho y por eso no se había desanimado. ¿Sabes? Esto es lo que sucede con nuestras palabras. Lo que decimos a otras personas puede animarlas o desanimarlas, tal es la influencia que tenemos sobre los demás. Por eso debemos ser cuidadosos cuando hablamos, para hacerlo de tal manera que animemos a los demás.
18-No podemos quemar las naves
2017-07-18 - Menores
«En todo esto salimos más que vencedores por medio de aquel que nos amó» (Romanos 8: 37).
HACE MÁS DE DOS MIL AÑOS, nació un hombre que hizo historia: Alejandro Magno. Alejandro fue un gran conquistador. En el año 335 antes de Cristo, cuando llegó a las costas de Fenicia con su ejército, Alejandro tuvo que enfrentarse a una de las más feroces batallas de su vida. Nada más vislumbrar la playa, comprendió que los soldados enemigos superaban con mucho en número a sus soldados. De hecho, todos los miembros de su ejército se dieron cuenta de la gran desventaja numérica que tenían, y por eso sintieron miedo. No querían ir a la batalla, porque estaban convencidos de que no tenían ninguna posibilidad de ganar. ¿Cómo podría hacer Alejandro para motivar a sus hombres a tomar la armas y luchar, en lugar de dar media vuelta y huir?
Lo que se le ocurrió a este gran estratega militar fue totalmente original en su época. Cuando ya todos sus hombres habían desembarcado, les dio la orden de que quemaran todas las naves. No debía quedar ni una sola a salvo. Mientras los barcos se quemaban en el mar, Alejandro, frente a las llamas, reunió a sus hombres y les dijo:
-Miren cómo se queman las naves. Ahora tienen una razón para ir a la batalla, pues sino peleamos, no tendremos con qué regresar a casa. La única manera de que abandonemos esta tierra en la que estamos, es derrotando a los fenicios y utilizando sus navíos para regresar a nuestro país.
El ejército de Alejandro Magno venció esa batalla y regresó a casa en los barcos del enemigo. Por eso, la expresión «quemar las naves», que se utiliza en nuestro idioma, significa lanzarse por un objetivo renunciando a la posibilidad de dar marcha atrás. Y eso, exactamente eso, es lo que hay que hacer en la vida cristiana. Una vez que conoces a Jesús y comienzas tu amistad con él, bajo ningún concepto debes renunciar al objetivo de estar algún día a su lado en la tierra nueva. No debe existir en tu mente la posibilidad de dar marcha atrás, alejarte de Jesús y olvidarte de él. La única posibilidad es avanzar con él hasta que vuelva a buscarte, con la seguridad de que te dará la victoria.
19-Emergencias reales
2017-07-19 - Menores
«¿Por qué voy a estar preocupado? Mi esperanza he puesto en Dios» (Salmo 42: 11).
EXISTEN NÚMEROS TELEFÓNICOS a los que podemos llamar ante una emergencia. Las personas que atienden esos números telefónicos nos pueden dar solución a nuestros problemas, ya sea enviarnos a los bomberos para extinguir un incendio, o a una ambulancia cuando estamos ante un riesgo para la salud, o llamara la policía si estamos sufriendo algún accidente de alto. El 911 es el número de teléfono que se utiliza para las emergencias en Estados Unidos y otros países de América. En la mayoría de los países de la Unión Europea, es el 12.
Pero hay ocasiones en que la gente llama por tonterías, no porque les esté sucediendo nada urgente. Por ejemplo, alguien llamó diciendo:
-Tengo una emergencia, estoy en el baño y me he quedado sin papel higiénico.
Otra persona llamó para decir:
-No tengo quien me prepare el almuerzo, por favor envíenme a alguien de emergencia.
E incluso alguien llamó y comentó:
-Necesito que me envíen a un médico porque mi perro tiene fiebre.
Hubo un hombre que llamó porque estaba viendo una luz misteriosa y extraña en el cielo; cuando la policía llegó, descubrió que la luz misteriosa era la luna.
¿Te parece que estas son verdaderas emergencias? ¡Claro que no! Ni se te ocurra probar ni en broma. Cuando uno decide llamar al número de emergencias tiene que ser porque realmente le está sucediendo algo grave que necesita solucionar inmediatamente.
Muchas veces, cuando le pedimos algo a Jesús, hacemos eso mismo. Por ejemplo, oramos pidiéndole cosas tontas, como que nos dé golosinas, cuando en realidad no nos conviene comer azúcar. O le pedimos que nos resuelva un problema, como que saquemos buena nota en un examen, cuando no hemos estudiado nada y podríamos resolver nosotros mismos el problema estudiando más. Cuando le pidamos algo a Jesús, pidámosle algo que necesitamos, y no algo que incluso puede ser malo para nosotros.
20-Emergencias reales
2017-07-19 - Menores
«¿Por qué voy a estar preocupado? Mi esperanza he puesto en Dios» (Salmo 42: 11).
EXISTEN NÚMEROS TELEFÓNICOS a los que podemos llamar ante una emergencia. Las personas que atienden esos números telefónicos nos pueden dar solución a nuestros problemas, ya sea enviarnos a los bomberos para extinguir un incendio, o a una ambulancia cuando estamos ante un riesgo para la salud, o llamara la policía si estamos sufriendo algún accidente de alto. El 911 es el número de teléfono que se utiliza para las emergencias en Estados Unidos y otros países de América. En la mayoría de los países de la Unión Europea, es el 12.
Pero hay ocasiones en que la gente llama por tonterías, no porque les esté sucediendo nada urgente. Por ejemplo, alguien llamó diciendo:
-Tengo una emergencia, estoy en el baño y me he quedado sin papel higiénico.
Otra persona llamó para decir:
-No tengo quien me prepare el almuerzo, por favor envíenme a alguien de emergencia.
E incluso alguien llamó y comentó:
-Necesito que me envíen a un médico porque mi perro tiene fiebre.
Hubo un hombre que llamó porque estaba viendo una luz misteriosa y extraña en el cielo; cuando la policía llegó, descubrió que la luz misteriosa era la luna.
¿Te parece que estas son verdaderas emergencias? ¡Claro que no! Ni se te ocurra probar ni en broma. Cuando uno decide llamar al número de emergencias tiene que ser porque realmente le está sucediendo algo grave que necesita solucionar inmediatamente.
Muchas veces, cuando le pedimos algo a Jesús, hacemos eso mismo. Por ejemplo, oramos pidiéndole cosas tontas, como que nos dé golosinas, cuando en realidad no nos conviene comer azúcar. O le pedimos que nos resuelva un problema, como que saquemos buena nota en un examen, cuando no hemos estudiado nada y podríamos resolver nosotros mismos el problema estudiando más. Cuando le pidamos algo a Jesús, pidámosle algo que necesitamos, y no algo que incluso puede ser malo para nosotros.
21-Siempre preparados
2017-07-21 - Menores
«Dichosos los siervos a quienes su señor encuentre pendientes de su llegada» (Lucas 12: 37, NVI).
CASANDRA SE DESPEREZÓ recordando la tarde anterior. Tomás era tan aburrido... De hecho, todos los jóvenes que conocía le parecían aburridos. «¿Cuándo aparecerá el hombre de mis sueños?», suspiraba. Precisamente entonces alguien llamó a su puerta. Miró su reloj, eran las doce, «¿Quién será, tan temprano?», pensó. Abrió la puerta y allí, delante de ella, estaba el hombre de sus sueños.
—Buenos días -la saludó un criado-. Mi patrón está buscando a la mujer perfecta para casarse. ¿Podríamos pasar y hablar con usted?
Casandra aceptó y pidió permiso para vestirse. Miró su armario. No, un vestido de fiesta no sería apropiado. ¿Qué se pondría? No había dejado nada listo la noche anterior. Toda su ropa estaba arrugada, sucia o rota. No tenía un vestido perfecto para recibir al hombre perfecto. Encontró uno levemente arrugado y con una mancha; pero ella la taparía con las manos. Regresó a la sala con una sonrisa. Y se puso a hablar de cosas triviales. Pero él estaba interesado en temas profundos. «Me amará porque soy hermosa», pensaba ella.
-Mi patrón busca una mujer que sea ordenada -dijo el criado.
Casandra miró el polvo de sus muebles.
-También que sepa de jardinería, para dar indicaciones a los jardineros del palacio -añadió el criado.
Casandra se ruborizó al pensar en las malezas de su jardín y en las flores que se morían por falta de agua. Entonces pensó ofrecerles algo de beber, pero no tenía vasos limpios. El hombre de sus sueños dijo:
-Debemos irnos, gracias por todo.
Y se fue. Casandra se echó a llorar.
-No llores -dijo él mujeres hermosas. Eres hermosa y muchos hombres buscan
-Pero son aburridos -protestó ella.
-Si te hubieras preparado para el hombre ideal en lugar de soñar despierta, quizás yo me habría fijado en ti.
¿Cómo crees que te encontrará Jesús cuando vuelva? ¿Estás preparándote para recibirlo? Deja las cosas superficiales y busca lo que real mente importa: la salvación.
22-Integridad ante todo
2017-07-22 - Menores
«¿Te has fijado en mi siervo Job? No hay nadie en la tierra como él, que me sirva tan fielmente y viva una vida tan recta y sin tacha» (Job 1: 8).
CUENTA UNA HISTORIA QUE, un rey, reunió a todos los hombres solteros de su reino para buscar esposo para su hija, la princesa, y les dijo:
-Les voy a dar una semilla a cada uno. Dentro de seis meses deberán traerme la planta que haya crecido de esa semilla. El que traiga la planta más bella recibirá la mano de mi hija y será el futuro rey.
Así se hizo. Pasaron los días y las semanas, pero una de las plantas no crecía. En la maceta solo se veía tierra. Sin embargo, los demás jóvenes del reino alardeaban de sus hermosas plantas y las mostraban a todo el mundo. Tenían flores de bellos colores y hermosas y sanas hojas verdes.
Finalmente pasaron los seis meses. Había llegado la hora de presentarse nuevamente delante del rey Pero el joven cuya semilla no había producido nada estaba muy triste. No quería ir al palacio porque iba a pasar tremenda vergüenza. Pero su mamá habló con él y lo convenció de que fuera, pues debía ser responsable y cumplidor. Así que fue, aunque con la cabeza gacha, muy apenado, y con una maceta sin planta. Los demás candidatos, al verlo, se burlaron de él:
-¿Qué haces aquí? Mejor te hubiera sido haberte quedado en tu casa.
Y en eso estaban cuando apareció el rey. Con gesto serio, el rey comenzó a caminar por entre los candidatos, mirando sus plantas. Tras haberlas mirado todas, hizo llamara su hija y al joven de la maceta sin planta. Todos estaban boquiabiertos.
-Aquí está el futuro rey -anunció el monarca-. A todos ustedes se les dio una semilla infértil, que no produce nada, y todos trataron de engañarme plantando otras plantas. Pero este joven tuvo el valor de presentarse con su maceta vacía. Es el único íntegro, leal y valiente, cualidades que todo rey debe tener.
Nuestro Rey de reyes, Jesús, se pone muy contento cuando somos íntegros como este joven, o como Job. Por eso, no hagamos trampas, no mintamos ni copiemos en los exámenes. Dios nos recompensará a su debido tiempo.
23-Un personaje increíble
2017-07-23 - Menores
«Hasta ahora, solo de oídas te conocía, pero ahora te veo con mis propios ojos» (Job 42: 5)
MENCIONÁBAMOS en la reflexión de ayer a un personaje que араrece en la Biblia. ¿Recuerdas cuál era? Este personaje merece un pedestal, porque logró algo que no todo el mundo lograría. A ver, vamos a pensar un momento cómo hubiéramos reaccionado nosotros ante lo que le pasó a él.
Imagínate que se muere tu mamá, así de repente, sin haber estado enferma ni nada. Y después se muere tu papá, ese mismo día. Y tus hermanitos también. Y esas tres noticias te las dan todas juntas en un solo instante. Después, alguien te dice que no puedes seguir viviendo en tu casa, porque el banco se la ha quedado ya que no hay nadie que haga los pagos que hacían tus papás por vivir en ella. Así que, sin nadie, y sin lugar dónde estar, no sabes muy bien qué hacer ni adónde ir. Pero eso no es todo, ahora llega la gota que colma el vaso: caes enfermo. Y no de una enfermedad cualquiera, sino de una enfermedad que todo el mundo puede ver, porque se manifiesta a través de tu piel, de tu cabello, de tus uñas, del aspecto de tu cara. Estás gravísimamente enfermo, sin lugar adónde ir, sin dinero, sin nadie que te quiera. Y no tienes amigos que vengan a ayudarte ni a consolarte. Ahora viene la gran pregunta: con todo este dolor y esta miseria, ¿cómo crees que reaccionarías? ¿Crees que dirías algo así como: «El Señor me lo dio todo, y el Señor me lo quitó, ¡bendito sea el nombre del Señor!» (Job 1:21)? Eso fue lo que dijo Job, por eso yo digo que merece un pedestal.
Qué difícil es alabar a Dios cuando lo estamos pasando mal. De hecho, así por nosotros mismos, nos resultaría imposible hacerlo. La razón por la que Job logró no desesperarse a pesar de que lo había perdido todo en la vida, fue que él realmente creía en Dios. Para él, Dios era real, era su Padre celestial, era la razón por la que tenía todo lo que tenía, era quien le había dado la vida, era quien podía disponer sobre él como quisiera. Y es que así es. Esa es la verdad. Dios es nuestro Creador, a él le pertenecemos, Solo recordando esto cada día podemos mantener la fe cuando llegan los tiempos difíciles.
24-La forma también importa
2017-07-24 - Menores
«Si alguno está contento, que cante alabanzas» (Santiago 5: 13).
UN CIEGO estaba sentado en mitad de la vereda, con una gorra a sus pies y un trozo de madera delante, en el que había escrito con gis: «Soy ciego, por favor, ayúdame». Un joven publicista que pasaba frente a él, se detuvo y se fijó en que la gorra estaba vacía. Como él era especialista en crear eslóganes que atrajeran a la gente, decidió hacerle un favor al mendigo ciego: cambió el letrero que tenía delante de la gorra. Sin pedir permiso agarró el pedazo de madera, le dio la vuelta, tomó un gis y escribió. Volvió a poner el pedazo de madera en su lugar, dio media vuelta y se fue.
Horas más tarde, el joven volvió a pasar frente al ciego que pedía limosna, pero esta vez su gorra estaba llena de dinero. El ciego reconoció inmediatamente los pasos de su benefactor y le preguntó:
-¿Puedo saber qué escribió usted en mi cartel?
-Nada que no sea tan cierto como lo que habías escrito tú, pero con otras palabras -respondió el joven publicista. Sonrió y siguió su camino.
El nuevo cartel decía: «Hoy es primavera y yo no puedo verla». Esa frase expresaba tan bien la profundidad del dolor de aquel hombre, que la gente se conmovía. La manera en que se había dado el mensaje marcó la diferencia.
La Biblia narra la historia de una mujer que también sabía decir las cosas. Estoy hablando de Abigaíl. Su esposo Nabal era muy cruel, pero ella era pura delicadeza y discreción. «¡¡¡No les voy a dar nada!!!», había gritado Nabal a los hombres de David, a pesar de que ellos le habían protegido el rebaño. Abigaíl intervino, llevó comida a David y a sus hombres, y le dijo al elegido de Dios con prudencia y sabiduría: «Por favor, ignore la rudeza de Nabal y acepte este obsequio. Perdónenos por lo que ha pasado». Con su manera de decir las cosas, salvó a su esposo de una muerte segura.
Estos son dos ejemplos de que no solo importa lo que decimos, sino también la forma en que lo decimos. La prudencia y la inteligencia para decir algo puede ser lo que logre que la otra persona nos escuche. Por eso, sé siempre discreto, prudente y delicado al hablar con los demás. Así es como son los amigos de Jesús.
25-Hijos del trueno
2017-07-25 - Menores
«El que me obedezca vivirá tranquilo, sosegado y sin temor del mal» (Proverbios 1: 33, NVI).
HOY QUIERO HABLARTE de dos hijos del trueno: Pablo y Sergio. Los conocí en la universidad; estudiaban Arquitectura. Eran tan famosos, que todo el mundo los llamaba «pase»; nadie quería cruzarse en su camino. Masticaban chicle y lo arrojaban después desde las ventanas a la cabeza de la gente; ¿te imaginas eso con la edad que tenían? Un día, en la cafetería, uno pidió una empanada de queso pero, al morderla, se dio cuenta que era de carne. ¡Para qué queremos más! Se armó tremendo problema: gritos y más gritos, y varios días de suspensión para los dos. Otro día, estando fuera de la universidad, Sergio se dio cuenta de que un joven le decía algo a su hermana; sin saber siquiera qué le había dicho, los dos «pase» le cayeron a golpes. Cuando el joven les explicó que solo le había dicho que era muy bonita, le pidieron disculpas. Pablo y Sergio llegaban tarde a clase y rogaban a los profesores que no les registraran la ausencia. No me preguntes cómo, pero... ¡lo conseguían! Una vez se celebró un evento especial en la universidad y ellos fueron los presentadores. Todos nos preguntábamos: «¿Cómo les dieron ese privilegio, siendo tan conflictivos?».
Entre los discípulos de Jesús, hubo dos a los que se les conocía como «hijos del trueno», así que ya te puedes imaginar cómo eran. Se llamaban Santiago y Juan, y eran hermanos. Puedes leer acerca de ellos en Marcos 3. Ellos querían ser los más poderosos en la tierra nueva; una vez le dijeron a Jesús que por qué no hacían descender fuego del cielo para que consumiera a unos samaritanos que no habían querido darles alojamiento (ver Lucas 9: 51-55). A pesar de estos rasgos de carácter tan difíciles que tenían los dos hermanos, Jesús los eligió para que fueran sus discípulos, porque sabía lo que podían llegar a ser si eran transformados por el amor de Dios.
Tal vez tú eres un hijo o una hija del trueno, y crees que no puedes cambiar, que quizás es demasiado tarde para ti. ¡Pero no lo es! Santiago y Juan cambiaron cuando eran mucho mayores que tú. Jesús los transformó igual que puede transformarte a ti si se lo pides. ¿Qué te parce si se lo pides ahora mismo?
26-¿Quién es el mejor?
2017-07-26 - Menores
«Señor acuérdate del amor y la ternura que siempre nos has manifestado» (Salmo 25: 6).
SE CUENTA QUE, hace muchos años, hubo un rey coreano que vivía en el palacio de Gyeongbokgung. Este monarca era ya muy mayor y estaba preocupado por quién le sucedería en el trono. Tenía dos hijos, así que debía elegir a uno de ellos para que fuera el futuro rey. Pero tenía que elegir bien, o de lo contrario, el hermano no elegido podría hacerle la guerra al futuro rey.
El monarca decidió ponerlos a prueba a los dos. Los envió al ejército y los dos regresaron como héroes; les encargó tareas difíciles, y los dos las hicieron a la perfección. Ninguno era mejor que el otro en cuestiones de fuerza e inteligencia. Por eso el padre decidió someterlos a una última prueba.
A cada uno de los dos se le dio un arco y una sola flecha, y les vendaron los ojos. La prueba consistía en que, de un solo intento y sin poder ver, debían matar a una gallina, guiándose únicamente por los ruidos que hacía. Todo estaba listo. Alguien trajo la gallina en una caja donde estaban también sus pollitos. Soltó a la gallina en un extremo del patio y colocó la caja con los politos en el otro extremo. Al instante, la gallina empezó a cacarear, desesperada por no tener con ella a sus pequeños. Los pequeños también gritaban, desconsolados. ¡¡¡Zasssss!!!!, disparó uno de los hermanos. Y su certero disparo mató a la gallina. Mientras la flecha de él surcaba el aire, el otro hermano había destensado su arco para no disparar.
-¿Por qué no has disparado? -le preguntó el rey.
-Porque tuve lástima de la gallina y de sus pollitos, no quería dejarlos sin mamá.
El rey decidió en ese instante que el hijo que no había disparado sería el futuro monarca. A veces pensamos que el mejor es el más fuerte, o el más popular, o el que primero actúa, pero no es así. El mejor es el más humilde, el que sirve a los demás y el que muestra compasión. Los que son así, estarán en la tierra nueva al lado de Jesús, que era humilde, servicial y compasivo, y nunca fue cruel con ningún animal. Por eso el mejor es siempre Jesús.
27-Las prisas nunca fueron buenas
2017-07-27 - Menores
«Que no se haga lo que yo quiero, sino lo que quieres tú» (Mateo 26: 39).
EN UN PUEBLECITO CON MAR, vivía un joven en una cabaña. Una mañana decidió ir a recoger cocos, así que se levantó temprano, se montó en su caballo y se fue al lado de la playa, donde había muchas palmeras. Cuando llegó se dio cuenta de que había sido muy afortunado, porque todas las palmeras estaban llenas de cocos. Subió a la que tenía más cerca y fue agarrando los cocos que había bien arriba. Hizo lo mismo con la segunda palmera y con la tercera, y así siguió hasta que tenía más cocos de los que podía transportar. Los fue colocando en un canasto sobre su montura y partió.
A mitad de camino, le pareció que se había perdido, así que decidió parar a un transeúnte:
-Disculpe, ¿le puedo hacer una pregunta? -preguntó a un hombre.
-Por supuesto -contestó el hombre.
-¿Sabe cuánto tiempo tardaré en llegar al pueblo por este camino?
El hombre miró al joven y después al caballo cargado hasta los topes. Tras pensar un momento, respondió:
-Sivas despacito, llegarás temprano. Pero si vas rápido, tardarás todo el día.
Y sin decir nada más, siguió su camino.
El joven se quedó muy extrañado con esa respuesta, así que decidió no hacerle ni caso. Por eso apuró a su caballo lo máximo que pudo, para llegar al pueblo temprano. Pero al cabo de unos metros, tuvo que detenerse. Con la velocidad, muchos cocos se habían caído. Los recogió y volvió a colocarlos en el cesto. Para recuperar el tiempo que había perdido, hizo que el caballo fuera todavía más deprisa. Pero los cocos volvieron a caerse. Y así se repitió la escena una y otra vez, a lo largo de todo el camino. Cuando llegó al pueblo ya era de noche. Entonces entendió el mensaje: si no hubiera ido con tantas prisas, los cocos no se le habrían caído y hubiera llegado mucho antes.
«Las prisas nunca fueron buenas», dice un refrán. Por eso, hagamos las cosas con calma. Y si estamos apurados, pues más razón para respirar hondo y hacer las cosas con calma. Tal vez tengamos que dedicarles más tiempo, pero no corramos, porque las haremos mal.
28-Dando vueltas y más vueltas
2017-07-28 - Menores
«Hagan lo que hagan, trabajen de buena gana, como para el Señor y no como para nadie en este mundo» (Colosenses 3: 23, NVI).
¿TE ACUERDAS de lo que hablábamos ayer, que las prisas nunca fueron buenas? Pues hoy vamos a hablar un poco de cómo podemos evitar hacer las cosas con prisa. Pero para introducir esta parte del tema, quiero hablarte de mi perro. Tú tienes perro. A mí me encantan los perros. Bueno, no todo de los perros me encanta, como ya vas a ver
Mi perro es muy divertido. Su máxima diversión es explotar globos. Pero tiene un hábito que me resulta un poco desesperante. Lo descubrí en una ocasión en que salimos de viaje toda la familia y nos lo llevamos con nosotros. Yo iba en el asiento del copiloto y él iba tumbado a mis pies. Se portó muy bien casi todo el viaje, pero a veces se cansaba y quería cambiar de posición. En lugar de hacerlo rápidamente, se ponía de pie y empezaba a dar vueltas y más vueltas. Yo estaba incomodísima por eso, no podía entenderlo. La gente trata de explicar este hábito de los perros: que si sus antepasados vivían en matorrales y tenían que allanar el terreno antes de dormir, para lo cual daban vueltas; que si descienden de los lobos y por eso tienen esa inquietud interna. No sé cuál será la causa, pero dar vueltas está en sus genes.
¿Y en los tuyos? ¿Das infinitas vueltas antes de hacer las cosas? Se puede entender que un perro lo haga, pero un ser humano inteligente... La inteligencia hay que aplicarla a la vida de una manera práctica. Si das vueltas para no sentarte a estudiar, o a hacer las tareas, o para cumplir con tus responsabilidades en la casa o en la iglesia, te pillará el lobo. Al final tendrás que hacerlo todo deprisa y corriendo, o sea, mucho peor de lo que podrías haberlo hecho si le hubieras dedicado el tiempo que tenías, pero que no quisiste emplear bien.
¿Qué te parece si hoy le pides a Jesús que te ayude a ser disciplinado? La disciplina no es aburrida. ¡Al contrario! Si te disciplinas a hacer las cosas en el momento que debes hacerlas, luego te sobrará un montón de tiempo para jugar y divertirte, y no tendrás que estar castigado ni agobiado.
29-La satisfacción del trabajo bien hecho
2017-07-29 - Menores
«Todo lo que hagan, háganlo de buena gana, como si estuvieran sirviendo al Señor y no a los hombres» (Colosenses 3: 23).
HACE TIEMPO, vivió en Venecia, Italia, un famoso pintor llamado Jacopo Comin. Todo el mundo lo conocía como «Tintoretto», porque era hijo de un tintorero, y con ese nombre ha pasado a la historia. Tintoretto hizo todo lo que estuvo en su mano para perfeccionar su arte. Trabajaba con muchísima rapidez, y con los años llegó a ser uno de los pintores más famosos de toda Venecia.
En una ocasión, se organizó un concurso para asignar quién decoraría los muros de la Escuela de San Roque. Se pidió a varios pintores venecianos que entregaran un esbozo de una pintura, para elegir de entre ellos el que más les gustara. Se les dio un plazo de tiempo muy corto, incluso para un esbozo. Los concursantes cumplieron como pudieron con los requisitos del concurso, pero Tintoretto, con su gran rapidez, pintó el cuadro completo, lo colocó en el lugar correspondiente y lo cubrió con una tela para que nadie lo viera hasta la entrega del premio.
Llegó el momento en que todos los artistas presentaban sus esbozos, y cuando le llegó el turno a Tintoretto, quitó la tela y todos se quedaron con la boca abierta por la hermosa pintura que había hecho. Los miembros del jurado se enojaron porque no habían pedido una pintura terminada, sino solo un boceto. Así que, técnicamente, Tintoretto había ido más allá de lo que se pedía, y por eso estaba descalificado. Pero todo el mundo tuvo que reconocer la grandeza de la obra de Tintoretto. Como la cuestión técnica de si premiarlo o no estaba poco clara, Tintoretto dijo: «Si no me lo quieren pagar, no me paguen». El hizo gratuitamente toda la decoración del lugar.
Cuando Jesús estuvo en esta tierra, no tuvo de parte de la gente el reconocimiento que merecía, pero no le importó. Él hacía lo que tenía que hacer porque sabía cómo le gusta a Dios que hagamos las cosas bien. Jesús no estaba a la expectativa de qué pensarían los demás o con qué lo recompensarían. De igual manera, cuando tú hagas las cosas, no las hagas esperando recompensa, sino por tu propia satisfacción, porque no hay cosa más agradable que un trabajo bien hecho. En hacer las cosas bien está la mayor satisfacción.
30-Dios te hizo así
2017-07-30 - Menores
«Jesús les contestó: “¿No han leído ustedes en la Escritura que el que los creó en el principio, “hombre y mujer los creó"?» (Mateo 19:4).
¿TE GUSTA SER COMO ERES? Ojalá que sí, porque es muy importante estar a gusto con uno mismo. A veces pasamos etapas en las que quisiéramos ser de otra manera, por fuera o por dentro, pero debemos entender que esas etapas pasan, y que Jesús está ahí para ayudarnos a tener buena autoestima.
A mí me gusta mucho ser mujer, pero si fuera hombre, estaría contento de ser hombre. Cuando veo a hombres que se visten, hablan o se mueven, como las mujeres, a mí me choca un montón. Y en ocasiones también veo por la calle o en la televisión a mujeres que se visten y actúan como si fueran hombres, ¿eso no te parece raro? Es realmente raro, aunque por desgracia sea más común de lo que debiera ser.
Está claro que mucha gente no quiere ser como Dios los hizo, y eso es una lástima. Pero, por casualidad, ¿has visto a una gallina cantar como lo hace un gallo? Yo no. Creo que eso la haría sentirse muy mal. La gallina es feliz poniendo sus huevitos, y por eso cacarea de contenta. Si te fijas en las aves, verás que el macho tiene un color más oscuro que la hembra, y ellos son los que cantan; mientras que las hembras tienen un color más pálido y su voz no es tan melodiosa. Simplemente son diferentes; ni mejores ni peores; distintos, ¿Y sabes por qué? Porque Dios los hizo así.
A los seres humanos también nos ha hecho distintos. Básicamente son las hormonas las que nos diferencian. Nuestro cuerpo fabrica hormonas que son diferentes en el hombre y la mujer, y por eso los hombres y las mujeres somos diferentes, en el físico y en la voz, en la manera de actuar y de pensar. En experimentos de laboratorio se ha inyectado a gallos hormonas de las gallinas, y al poco tiempo dejaron de cantar como gallos, la cresta les disminuyó y parecían gallinas.
Sintámonos contentos con la manera en que Dios nos ha hecho; no intentemos parecer lo que no somos. Aceptemos nuestra feminidad y nuestra masculinidad como un regalo de Dios, y démosle honra por habernos creado. Mantengamos nuestra identidad.
31-Como una sensitiva
2017-07-31 - Menores
«Ten cuidado de tu conducta y de tu enseñanza. Persevera en todo ello, porque así te salvarás a ti mismo y a los que te escuchen» (1 Timoteo 4: 16, NVI).
¿HAS VISTO alguna vez una sensitiva? Es una plantita muy común en el continente americano. Esta plantita tiene una peculiaridad: se marchita cuando la tocan. Cualquier contacto la pone a la defensiva y hace que se marchite y pierda su encanto.
Las plantas no pueden sentir como nosotros porque no tienen el mismo sistema nervioso que las personas y algunos animales. Ellas procesan los estímulos externos de manera diferente, pero sienten algunas cosas y reaccionan a ellas, gracias a una propiedad que tienen llamada irritabilidad. De ahora en adelante cuando veas una sensitiva, no la toques muy fuerte, para que no se marchite; solo mírala y disfruta de su belleza a la distancia, respetando su espacio vital.
Lo mismo hemos de hacer siempre en nuestras relaciones con los demás: respetar su espacio vital. No podemos tomarnos demasiadas confianzas ni abusar de la paciencia o de la sensibilidad de la gente. Hacer lo es correr el riesgo de que las amistades se marchiten, y eso sí sería una lástima. Es muy bonita la amistad, y mantenerla a lo largo de los años. Para seguir disfrutando de su belleza, hemos de entender que nuestros amigos son personas sensibles, que se marchitan cuando somos duros o ásperos con ellos. Evitemos tratarlos de una manera que les haga daño.
En una ocasión yo me sentí muy mal cuando una persona hizo un comentario duro sobre mí. Después me enteré de que a esa persona le gustaba hacer bromas y que no tomaba a los demás en serio, así que ya no me dolió tanto. Pero mi sensibilidad no depende de la sensibilidad del otro. Para evitar problemas, debemos tener cuidado en la forma como nos dirigimos a los demás para que no se sientan mal. Pidámosle a Jesús sabiduría para que demos un buen testimonio de él y ejerzamos una buena influencia con nuestras palabras y nuestros hechos. Mostremos hoy a todos la ternura de Jesús. ¿Te gustaría que por una palabra tuya otra persona se pusiera triste? Claro que no. Estamos aquí para alegrar la vida a los demás, no para amargársela.