Entre el 21 y el 25 de noviembre de 2022 se realizó en la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá, Colombia, la 11ª Conferencia de la Sociedad Internacional para la Salud y los Derechos Humanos (ISHHR por su sigla en inglés), Sanación Colectiva: Restaurar la relación entre la humanidad y la naturaleza. Esta Conferencia fue posible gracias al apoyo del Fondo Noruego de Derechos Humanos (FNDH), ImaginAction, Re-Conectando, la Pontificia Universidad Javeriana (PUJ) y el Servicio de Nueva Gales del Sur para el tratamiento y la rehabilitación de sobrevivientes de trauma y tortura de Australia (STARTTS por su sigla en inglés).
El presente documento tiene dos objetivos principales, el primero consiste en sintetizar las principales temáticas abordadas en el marco de la Conferencia, que contó con la participación de investigadores de diferentes nacionalidades, así como profesionales de áreas del conocimiento dedicadas a la sanación individual y colectiva desde diversas aproximaciones y perspectivas, especialmente desde el sector de la salud mental y física. El segundo objetivo es el de analizar las contribuciones de la Conferencia a la conversación sobre los Derechos Humanos en Colombia.
Sanación Colectiva: Restaurar la relación entre la humanidad y la naturaleza fue el nombre que se escogió para la versión número 11 de la Conferencia de la ISHHR con el fin de hacer un llamado a las y los investigadores, profesionales y a la sociedad en general, a integrar la naturaleza como parte de la sanación colectiva necesaria entre poblaciones que sufren o han sufrido los estragos de la guerra, del desplazamiento forzado, entre otras consecuencias de los conflictos armados y la desigualdad. Así mismo abordó de manera rigurosa un tema que en Colombia ha sido y sigue siendo secundario y que merece toda la atención: la salud mental.
Para Colombia resulta un momento idóneo para realizar una discusión sobre estos temas debido a los grandes desafíos que afronta el país para la implementación del Acuerdo Final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera, suscrito entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el Gobierno de Colombia en 2016. Colombia es un país con graves problemas de Derechos Humanos, entre los cuales se encuentran la impunidad por abusos del pasado y obstáculos en los procesos de reparación a las víctimas, como por ejemplo la restitución de tierras a quienes han sido desplazados forzadamente. El hecho de vivir simultáneamente en una situación de posconflicto en medio del conflicto, sigue precarizando las condiciones de vida de la población civil, sumado al aislamiento que sufren muchas y muchos colombianos, y en particular las comunidades indígenas y afrocolombianas.
La situación de los Derechos Humanos en Colombia
Cabe mencionar, como parte de esta introducción y a manera de contexto, algunas consideraciones sobre la actual situación de Derechos Humanos en Colombia de acuerdo con los Informes de 2022 de Human Rights Watch[1], Amnistía Internacional[2] y la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (OHCHR) [3]. Adicionalmente se examinaron algunos de los insumos del Legado de la Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No repetición (CEV)[4]. La revisión documental permite identificar los aportes de la 11ª Conferencia de la ISHHR a la situación de Derechos Humanos en Colombia.
En su más reciente Informe, Human Rights Watch concluye que, si bien la firma del Acuerdo entre el Gobierno y las FARC en 2016 redujo considerablemente las cifras de violencia relacionada con el conflicto armado durante los años posteriores, este tipo de violencia ha adoptado nuevas formas propiciadas por grupos disidentes de las FARC, la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) y otros grupos armados ilegales sucesores del paramilitarismo, quienes han seguido atentando contra la sociedad civil a través de asesinatos, masacres y desplazamiento forzado interno, particularmente en zonas remotas de Colombia. En la misma línea, la OHCHR ha observado la expansión de la presencia de distintos grupos armados ilegales y organizaciones criminales, particularmente en zonas de desmovilización de las FARC, así como la ineficiencia de los esfuerzos estatales cuya respuesta ha sido predominantemente militar. El Estado no ha ofrecido alternativas de desarrollo a los territorios afectados por la violencia lo que exacerba la situación.
Es importante mencionar que, como consecuencia del Acuerdo, se crearon tres instituciones encargadas de su implementación en tres líneas: la búsqueda de personas desaparecidas durante el conflicto armado; el juzgamiento a las y los responsables de abusos ocurridos durante el conflicto armado por parte de una Jurisdicción Especial para la Paz (JEP); y el esclarecimiento de la verdad de lo ocurrido para la No Repetición, por parte de una Comisión para el Esclarecimiento de la Verdad, la Convivencia y la No repetición (CEV). Si bien estos organismos han realizado una labor comprometida de acuerdo a su función, y la CEV terminó su mandato en 2022 con la publicación del Informe Final, las nuevas formas de violencia y las organizaciones armadas ilegales, algunas de ellas al servicio del narcotráfico, han retrasado los esfuerzos de implementación en cuanto a poner fin a la guerra, luchar contra el narcotráfico, formular e implementar una reforma agraria integral, garantizar la reincorporación de excombatientes, entre otros temas centrales del Acuerdo.
El Informe Final de la CEV puso de manifiesto la necesidad de hablar de lo aconteido en el marco del conflicto mediante el abordaje de verdades desde la voz de las víctimas de acuerdo relacionadas con violaciones sufridas por niñas, niños y adolescentes; mujeres y personas LGTBIQ+; grupos étnicos y personas exiliadas. Así mismo recoge testimonios e información sobre impactos, afrontamientos y resistencias; e incluye un relato histórico del conflicto armado interno en Colombia así como unos relatos territoriales sobre el conflicto armado; y un volúmen especial sobre las violaciones de los Derechos Humanos, infracciones al derecho internacional humanitario y responsabilidades colectivas.
De acuerdo con el Informe, es posible calificar muchas de las violaciones e infracciones cometidas en el conflicto como generalizadas y sistemáticas, en tanto fueron planeadas y organizadas. Si bien resulta difícil comprobar que ésto fuera una política institucional de las partes en conflicto, sí se reconoce la existencia de una responsabilidad ética y política en la perpetración de los crímenes, por parte de diversos sectores estatales, insurgentes y de terceros civiles. Las principales víctimas fueron sin duda los civiles, tanto los vinculados a organizaciones y procesos sociales, así como civiles comunes, víctimas de la violencia estructural y que sobreviven en medio de la pobreza y la miseria.
Hoy la situación no es muy distinta a la de los últimos 60 años. Los informes actuales sobre la situación de Derechos Humanos en Colombia son preocupantes. Human Rights Watch hace énfasis en la situación de las y los defensores de Derechos Humanos, periodistas, líderes indígenas y afrocolombianos y otros activistas comunitarios amenazados de muerte y víctimas de actos de violencia constantes a lo largo de la historia del país. La situación continúa y los diferentes gobiernos han adoptado medidas insuficientes e inadecuadas para protegerlos. De acuerdo con la OHCHR, en 2021, 100 personas defensoras de Derechos Humanos fueron víctimas de homicidio; la Oficina recibió información sobre 114 homicidios sólo entre el 1 de enero y el 30 de junio de 2022.
Además de las violaciones a los Derechos Humanos en el marco del conflicto armado, en 2021 y 2022 se suman las ocurridas en las manifestaciones de la sociedad civil contra la propuesta de reforma tributaria del Gobierno de Iván Duque, la desigualdad económica, la precarización de las condiciones de vida como consecuencia de la pandemia y la falta de protección a comunidades vulnerables en zonas alejadas del país. La respuesta de la Policía fue arbitraria y exagerada frente a manifestaciones pacíficas, incurriendo así en un uso excesivo de la fuerza. De acuerdo con Amnistía Internacional, la policía detuvo arbitrariamente y torturó a manifestantes ocasionándoles traumatismos oculares en muchos casos, y hubo denuncias de violencia sexual y de género contra mujeres y personas LGBTIQ+.
Adicionalmente se presenta la grave situación de refugiados, solicitantes de asilo y migrantes. Estas poblaciones también se exponen a violaciones de sus derechos por parte de grupos armados ilegales, particularmente en zonas fronterizas o de mayor recepción. Además de población venezolana, existe un fenómeno migratorio de graves consecuencias y poca atención estatal en la zona conocida como el Tapón del Darién, donde miles de migrantes, en su mayoría haitianos, cubanos y africanos, cruzan hacia Panamá buscando llegar a los Estados Unidos. En esta travesía, muchas personas manifestaron haber sufrido abusos, entre ellos violaciones sexuales, por parte de grupos armados ilegales.
La violencia de género aparece como otra de las violaciones masivas de los Derechos Humanos en Colombia, no sólo aquella perpetrada por los actores armados legales e ilegales (explicada detalladamente en el volumen “mi cuerpo es mi verdad” del Informe de la CEV), sino aquella que permea la sociedad colombiana. Human Rights Watch atribuye esta última a la falta de capacitación y a una deficiente implementación de los protocolos de tratamiento, lo que impide el acceso oportuno de las víctimas a servicios médicos y a la justicia.
En materia de abusos contra la naturaleza, estos han sido y siguen siendo devastadores, principalmente en lo que se refiere a la deforestación, particularmente en la Amazonía colombiana. Human Rights Watch establece que, como consecuencia del cambio climático, se han producido aumentos de las temperaturas y las sequías, por una parte; y lluvias extremas e inundaciones, por otra. Esto requiere mayores esfuerzos de los gobiernos, cuya respuestas hasta ahora han sido inadecuadas, lo que obstaculiza el goce de derechos ambientales por parte de las comunidades afectadas. Un ejemplo de ello son los indígenas wayúu en la Guajira, quienes sufren una y otra vez de escasez de alimentos y agua, aumentando los índices de muertes de niños y niñas por desnutrición.
El Informe de la Comisión de la Verdad ofrece una serie de casos que ejemplifican cómo el conflicto armado interno ha afectado gravemente, desde hace décadas, ecosistemas y modos de vida de las comunidades campesinas, los pueblos étnicos y las relaciones con sus territorios[5]. La naturaleza aparece en los relatos como lugares de retaguardia, los ríos como cementerios y los grupos armados ilegales como actores que buscan la dominación del territorio. Nuevamente se observan violaciones sistemáticas a los derechos, esta vez a los de la madre tierra.
Finalmente, en agosto de 2022, la OHCHR produjo un documento de recomendaciones al nuevo Gobierno que incluye la implementación del Acuerdo de Paz, estrategias de sometimiento colectivo a la justicia por parte de otros grupos armados ilegales presentes en el territorio, una estrategia de protección a civiles y un proceso de recuperación de confianza en el Estado.
No hace parte de los informes de organismos internacionales alusiones o recomendaciones sobre temas de salud mental. Sin embargo, el legado de la Comisión de la Verdad que va más allá del Informe y contiene diversos recursos audiovisuales, ofrece testimonios en los que víctimas exponen explícitamente afectaciones a la salud mental suya o de sus familiares por cuenta del conflicto armado[6]; y en los que se recomienda trabajar en una política pública sostenida para la recuperación emocional, más allá de la inmensa capacidad de resiliencia manifiesta de muchas personas colombianas víctimas del conflicto armado.
La Comisión abrió puertas que permanecían cerradas en los análisis y en la conciencia colectiva. La salud mental es una de ellas. Lo relevante hoy es entender el momento particular, el despertar colectivo que vive Colombia y la relevancia de continuar abriendo conversaciones que integren el cuerpo, la mente, el espíritu y la tierra para abordar las muchas verdades del conflicto y caminar hacia la reconciliación y la No repetición. La 11a Conferencia de la ISHHR contribuyó a ampliar la conversación.
El evento, que tuvo una duración de cinco días, se dividió en dos momentos: la Pre Conferencia y la Conferencia. Durante los primeros dos días los talleres estuvieron abiertos al público con el objetivo de compartir técnicas y teorías con un público más amplio y generar un espacio propicio para el intercambio de saberes. El abordaje de la salud mental y la sanación colectiva, desde diferentes perspectivas, estuvieron en el centro de ambas jornadas.
Pre Conferencia (21 y 22 de noviembre de 2022)
El primer día, la psicóloga Sofía Colorado (Colombia) junto al fisiotarapeuta Rolf Vårdal (Noruega), ambos miembros de la junta directiva de la ISHHR, realizaron un taller de técnicas de autocuidado TRT (Teaching Recovery Techniques), una intervención grupal que ha sido utilizada con grupos de refugiados expuestos a eventos potencialmente traumáticos. El trabajo presentado se realizó con un grupo de adultos Sirios, quienes buscan asilo y vivirán en un centro transitorio de acogida en Bergen, Noruega. Aunque no es una terapia frecuentemente utilizada, los expertos ejemplificaron el modelo de TRT para abordar las reacciones de las personas en situaciones postraumáticas, en contextos como el colombiano, dando a las y los terapeutas y trabajadores sociales herramientas prácticas de acompañamiento.
Seguidamente, el psicólogo Patrick O´Loughlin (Irlanda/Noruega), junto a Carmen Lucia Andrade (Colombia) and Luis Fernando López (Colombia) compartieron la aplicación del Programa Internacional de Desarrollo Infantil (ICDP) en su trabajo con madres, padres y cuidadores, para la prevención de violencias contra niñas y niños. Una de sus principales conclusiones tiene que ver con la generación de espacios de reflexión de los padres y las madres, que fortalecen la crianza consciente y posibilitan el empoderamiento de niñas y niños.
Finalmente, Uri Noy-Meir (Israel), practicante del arte social, de la mano del psicólogo Hector Aristizábal (Colombia) facilitaron el taller Regreso a la Tierra 2.0 en el cual utilizaron técnicas teatrales para generar una experiencia con las y los participantes en la cual personificarían animales, vegetales u otros elementos de la naturaleza y expresarían, a través de su personaje, cómo vemos, sentimos, actuamos y comprendemos nuestra relación con nosotros mismos, con los demás y con la Tierra. Este espacio, que se desarrolló simultáneamente de forma presencial y virtual, permitió compartir reflexiones y visiones sobre la contribución de la creatividad y lo estético a la salud y el bienestar de las personas y los ecosistemas.
El segundo día, el psicólogo Héctor Aristizábal (Colombia) y la facilitadora del “Trabajo Que Reconecta”, Helena Terr Hellen (Holanda), invitaron a las y los participantes a experimentar la metodología basada en la ecología profunda que se ha utilizado en los laboratorios Re-Conectando, espacios que invitan a la transformación a través de la conexión con otros seres humanos y la naturaleza. La metodología, diseñada por ellos mismos, ha sido utilizada con personas afectadas por el proceso de deshumanización vivida a lo largo del conflicto armado colombiano; y acompañaron la labor de esclarecimiento de la verdad para la convivencia y la no repetición de la CEV.
Más adelante, la geógrafa humana Elisabeth Langdal (Noruega) y la psicóloga Sofía Colorado Valencia (Colombia) expusieron el manual desarrollado por la iniciativa (MHHRI por su sigla en inglés) para el abordaje de la salud mental en situaciones de violencia basada en género (GBV por su sigla en inglés). Este manual busca asistir a personas que brindan ayuda y soporte psicosocial a sobrevivientes de GBV en el marco de desastres, conflictos o emergencias. Así mismo, el manual contribuye al material ya existente sobre el tema, haciendo énfasis en los efectos que este tipo de violencia tiene sobre la salud mental; y dándole una perspectiva de Derechos Humanos. La idea es que el personal de asistencia, a través de ejercicios vivenciales, se pueda relacionar con sus propias reacciones ante situaciones traumáticas y sus estrategias de afrontamiento, para ser cada vez más sensible ante el trauma relacionado con GBV. El objetivo es apoyar a las y los sobrevivientes a hacerse cargo de su propia vida.
Las expertas expusieron en una sesión aparte, un manual para quienes ofrecen ayuda a niños y hombres víctimas de violencia sexual en contextos de guerra, conflicto y migración. Aunque de gran prevalencia e importancia, es necesario generar conciencia sobre su existencia al personal de asistencia que trabaja con niños y hombres en entornos educativos, instituciones de salud y lugares de trabajo. El objetivo del manual es proveer información sobre los efectos de la GBV en la salud mental y cómo usarlo cuando se trata de sobrevivientes masculinos, incluyendo población LGTBTQI+ y otras poblaciones vulnerables. A través de cinco historias basadas en casos reales de terapeutas y pacientes, el manual está diseñado para identificar y entender las reacciones ante el trauma vivido y cómo manejar las respuestas inmediatas y de largo plazo que los niños, hombres y personas LGBTQI+ víctimas de violencia sexual.
Finalmente, El Juego, una comunidad multidisciplinaria e internacional con sede en Antioquia (Colombia), generó una experiencia colectiva aplicando los métodos que han desarrollado a partir de sus propias vivencias, e inspirados en conocimientos científicos y tradiciones ancestrales, con el fin cambiar las estructuras internas que nos impiden vivir plenamente. Desafiar y transformar esas estructuras conlleva a procesos de transformación personal y resolución de conflictos a nivel individual y colectivo. El Juego propone aprovechar los conflictos como puentes hacia nuevas formas de relación para experimentar la sanación como un proceso constante y colectivo.
Conferencia (23 al 25 de noviembre de 2022)
El primer día de Conferencia se realizó una apertura formal que contó con la participación de Johanna Burbano, Decana de la Facultad de Psicología de la PUJ; Dag Nagoda, Ministro Consejero de la Embajada de Noruega en Colombia; y el Padre Francisco de Roux, expresidente de la CEV. Los tres estuvieron de acuerdo en la importancia de generar estos espacios de discusión, particularmente en el contexto colombiano, gravemente afectado por su larga guerra interna.
Luego de la bienvenida, la jornada estuvo dividida en dos sesiones temáticas, una sobre reconciliación en el posconflicto, reconstrucción y resocialización; y otra sobre métodos de tratamiento después de traumas derivados del abuso sobre los Derechos Humanos de las personas.
En la primera sesión, la psicóloga Ruth Wells (Australia) y el psicoterapeuta Shaun Nemorin (Australia) en compañía de otros colegas conectados de manera remota a la conferencia, compartieron su experiencia con refugiados Rohingya de Myanmar (en Bangladesh), quienes históricamente han sido excluidos de la toma de decisiones sobre soluciones duraderas para sus problemas, entre ellas la atención en salud mental.
Los expositores reflexionaron alrededor de la actividad física como herramienta para la intervención psicosocial con esta población, dada su escalabilidad y su carácter de intervención de bajo costo, efectiva para abordar problemas de salud mental y tratar enfermedades no transmisibles. Tras consultar con la comunidad, indagar sobre sus necesidades y sobre la atención en salud mental, resultó que la actividad física es considerada como una estrategia bio-psicosocial para aliviar la angustia, de acuerdo con los mismos refugiados. Sin embargo, los recursos y el apoyo fueron limitados para el desarrollo de la investigación, además de las barreras culturales particulares de movimiento para las mujeres.
Adicionalmente, la psicóloga Gülşah Kurt (Turquía) presentó la aplicación del Modelo de Medidas de Reporte de la Experiencia del Paciente (PREMs por su sigla en inglés) con población desplaza de Bangladesh; método que consiste en sistematizar las experiencias personales de usuarios de los servicios de salud de una manera robusta. En contraste con las encuestas de satisfacción, PREMs logra capturar aspectos de la experiencia del usuario que permiten mejorar la calidad del cuidado, la satisfacción del paciente y la efectividad clínica. Este tipo de metodologías permiten hacer sugerencias claras a los proveedores de salud.
Finalmente, la psicóloga Ariel Zárate (Estados Unidos), junto a los asesores Rohingya, Habib Ullah, Imran Mohamed y Yeasmin Aktar, del equipo de investigación sobre Cuidado a Cuidadores (C4C por sus siglas en inglés), incluyeron variables de equidad social al análisis sobre el trabajo en salud mental. Se abordó el tema de las barreras de acceso a la participación significativa de las y los refugiados en Bangladesh; así como la reflexión sobre el doble rol de refugiados Rohingya que son proveedores, formales e informales, y consumidores de servicios de salud mental. Estas consideraciones ponen de manifiesto la necesidad de trabajar para que las voces de las y los refugiados sean escuchadas y se reflejen en los servicios.
En la segunda sesión temática, dedicada al cuidado a las y los cuidadores, se examinó el impacto de un programa de supervisión clínica en línea, para el bienestar de las personas que prestan los servicios de salud así como para la mejora de la calidad de los servicios prestados. Este programa será entregado a Profesionales de Soporte en Salud Mental y Apoyo Psicosocial (MHPSS por su sigla en inglés) que trabajan con refugiados sirios en Siria y Turquía y refugiados Rohingya en Bangladesh, teniendo en cuenta que los programas actuales de MHPSS no incluyen supervisiones como parte del apoyo y el desarrollo profesional.
La psicóloga Ruth Wells (Australia) abordó el diseño cuantitativo y cualitativo del estudio. Por su parte, la psicóloga Scarlett Wong (Australia) presentó los resultados del análisis cualitativo de los datos en video de un programa piloto C4C, teniendo en cuenta variables transculturales. Si bien se han diseñado intervenciones psicosociales escalables de manejo de problemas (PM+ por su sigla en inglés) con el fin de capacitar rápidamente a las y los profesionales de asistencia, y difundir las intervenciones psicosociales de acuerdo a la demanda mundial, hay poca supervisión técnica por parte de personas experimentadas para apoyar a trabajadores MHPSS. El estudio fue aplicado por psicólogos australianos quienes se reunieron periódicamente para facilitar la supervisión grupal en línea con trabajadores MHPSS en Siria, Turquía y Bangladesh entre 2019 y 2021. Los resultados del programa piloto sirvieron para desarrollar el programa C4C desde 2021. Los resultados del análisis sugieren que es necesario tener un enfoque informado sobre el trauma para garantizar la seguridad psicológica en el espacio de supervisión, se requiere humildad cultural, al tiempo que conocimiento de la orientación cultural y los estilos de aprendizaje de las y los profesionales supervisados; esto es, prácticas y comportamiento de supervisión culturalmente sensibles.
La psicóloga Sabiha Jahan (Bangladesh) presentó los hallazgos de los grupos focales realizados con diferentes grupos de interés como profesionales de la comunidad Rohingya (Bangladesh), supervisores, gerentes de organizaciones humanitarias y expertos locales para identificar las necesidades y oportunidades de mejora en campo. Como resultados se identificaron problemas de salud mental como preocupación excesiva, trastornos del sueño y problemas de ira. En cuanto a la percepción sobre los servicios de salud mental y apoyo psicosocial existen diferentes puntos de vista dependiendo del género y del destinatario del servicio, entre otros factores. Los resultados tienen el potencial de contribuir a desarrollar programas más adecuados para la comunidad Rohingya y para la supervisión del personal de salud mental y apoyo psicosocial.
El psicólogo Salah Lekkeh (Siria) presentó los resultados de grupos focales similares realizados en el noroeste de Siria y Turquía. Esto resulta importante si se tiene en cuenta que en general, las intervenciones en servicios de salud mental y apoyo psicosocial en países de ingresos bajos y medios, aún se consideran poco relevantes, recreativas y sin carácter vital, es decir, se cree que no salvan vidas. Sin embargo, en Siria, después de 2011, se han desarrollado esfuerzos conjuntos con un equipo en Australia para brindar capacitación en estos temas y supervisar practicantes sirios entre 2017 y 2021. La supervisión del estilo C4C está diseñada para integrar conceptos en un entorno multicultural y generar un ambiente de respeto entre los profesionales, sin importar su grado de especialidad, su idioma o su cargo actual.
En sesiones paralelas las fisioterapeutas Olga Montoya Hurtado (Colombia) y Gloria Isabel Bermúdez (Colombia) presentaron Dolor y conciencia corporal durante un programa de abordajes corporales en víctimas del conflicto armado, una investigación cuyo objetivo era documentar los cambios presentados en el dolor crónico y la conciencia corporal en población víctima del conflicto armado en Colombia. Esta investigación, financiada por la Asociación Colombiana de Fisioterapia (ASCOFI) con apoyo de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y USAID, nace de los antecedentes del Programa de Fortalecimiento Institucional para las Víctimas. Dicho programa buscaba fortalecer la rehabilitación de baja complejidad en municipios con una larga historia de violencia en el país, donde se han realizado intervenciones fisioterapéuticas para mejorar la calidad de vida de la población.
Durante el proceso de la investigación se observó que el comportamiento del dolor crónico y conciencia corporal cambiaron de manera positiva en las personas que participaron en el programa. Esto puede sugerir que las alteraciones de percepción corporal y presencia del dolor crónico pueden mejorar trabajando la conciencia corporal incluyendo ejercicios de propiocepción, respiración, narrativa y cartografía corporal. En ese mismo espacio, las y los participantes tuvieron la posibilidad de experimentar lo investigado bajo la facilitación de la fisioterapeuta Dilia Abdala Jimenez (Colombia) en el taller Memoria y vida a través del significado del movimiento y cuerpo.
Finalmente, como parte del eje temático psicojurídico y de Derechos Humanos, la psicóloga Laura Colmenares (Colombia) abordó el tema de la búsqueda de justicia y reparación por parte de las mujeres en Colombia, quienes enfrentan múltiples obstáculos, particularmente en territorios periféricos del país. Laura reflexionó acerca del litigio estratégico como apuesta para representar a mujeres en casos de violencias basadas en género ante la justicia ordinaria y transicional. Esta estrategia es liderada conjuntamente por una dupla conformada por una abogada y una psicóloga, quienes buscan una respuesta integral a las violencias experimentadas por las mujeres.
Simultáneamente, el psicólogo Héctor Aristizabal (Colombia) y la facilitadora del “Trabajo Que Reconecta”, Helena Terr Ellen (Holanda) llevaron a cabo un segundo taller para experimentar la metodología basada en la ecología profunda que se ha utilizado en los laboratorios Re-Conectando, espacios que invitan a la transformación a través de la conexión con otros seres humanos y la naturaleza. La metodología, diseñada por ellos mismos, ha sido utilizada con personas afectadas por el proceso de deshumanización vivida a lo largo del conflicto armado colombiano; y acompañaron la labor de esclarecimiento de la verdad para la convivencia y la no repetición de la CEV.
El segundo día de Conferencia, el psicólogo David Danto (Canadá) expuso su investigación titulada Alianza, conocimiento indígena y salud mental: una perspectiva global que aborda la salud mental en los pueblos indígenas de América, Asia, África y Oceanía. Este trabajo permitió el intercambio de conocimientos, perspectivas y métodos para la investigación y prestación de servicios de salud mental en estas comunidades dado el impacto causado por la marginación, el rápido cambio cultural y la absorción en una economía global con poca consideración de sus necesidades o de su autonomía. Lo anterior está relacionado con las altas tasa de depresión, abuso de sustancias, suicidio y violencia en muchas comunidades indígenas, especialmente las y los jóvenes. La investigación concluye que aún bajo este panorama, el conocimiento, la tradición y la práctica indígena han sido y siguen siendo fundamentales para el bienestar, los procesos de resiliencia y la salud mental de estas poblaciones.
A continuación la jurista Chiara Redaelli (Italia) presentó su investigación sobre los efectos de la crisis prolongada de las y los refugiados, que afectan su bienestar y sus medios de vida. Este trabajo demuestra la necesidad de reconocer a las y los refugiados el derecho a la libre determinación, para ser ejercida en los campamentos. El caso de estudio con las y los refugiados Rohingya en Bangladesh arrojó como resultado la necesidad de otorgar el derecho a la libre determinación frente a los actores internacionales que administran los campamentos. Incluso cuando las personas refugiadas no podrían clasificarse como un pueblo propiamente dicho y por tanto no aplicaría la libre determinación frente a actores externos o al establecimiento de su propio gobierno, el hecho de que sea una situación prolongada cambia la lógica. Varios estudios han demostrado que la falta de posibilidades para lograr su desarrollo económico, social y cultural tiene un impacto negativo sobre la salud mental y el bienestar general de las y los refugiados Rohingya. Reconocer su derecho a la libre determinación significaría permitirles desempeñar un papel central en su desarrollo como grupo y mejorar así sus condiciones generales.
Posteriormente, la psicóloga Giulia Bosi (Italia), quien trabajó con sus colegas Mariagrazia Alabrese y Claudia Schettini, expuso la investigación La inseguridad alimentaria y la insurgencia de los trastornos alimentarios: una evaluación legal y política. Con este trabajo las investigadoras desafían la literatura médica que asocia los trastornos alimentarios con el estereotipo de niñas y mujeres occidentales, blancas y acomodadas, llamado el estereotipo SWAG. Según ellas, recientes estudios han demostrado que existe una relación entre la inseguridad alimentaria y los trastornos alimentarios, lo que demuestra que es probable que las personas de bajos ingresos de comunidades marginadas también sufran dichos trastornos. Sin embargo, desde el derecho no se ha tenido en cuenta esta conexión, por lo que resulta necesario explorar cómo el marco de políticas de seguridad alimentaria y el derecho internacional de los Derechos Humanos están abordando el aumento de los trastornos alimentarios asociados a la inseguridad alimentaria. El análisis muestra que el marco de políticas de seguridad alimentaria desarrollado por la FAO no ha tenido en cuenta los trastornos alimentarios, así como tampoco la relación entre la inseguridad alimentaria y dichos trastornos desde una perspectiva de Derechos Humanos. El llamado es a reconocer que los grupos desfavorecidos pueden sufrir estas patologías, alineando así el sistema de Derechos Humanos de la ONU con la literatura científica más reciente.
Seguidamente la jueza Hanne Sophie Greve (Noruega) expuso su trabajo El estado de derecho: la alternativa a la violencia y la injusticia en el que enfatiza sobre la importancia del cumplimiento de la ley para la protección de los Derechos Humanos.
Luego, la psicóloga Irene Giovanni Aguilar (Colombia) de la PUJ, presentó su investigación la Supervisión clínica de la atención psicológica de casos de violencia intrafamiliar: aportes para la garantía del derecho a la salud y la erradicación de las violencias. En ella se analizan experiencias significativas en el contexto de supervisión de la formación de psicólogos clínicos, para el abordaje de casos de violencia intrafamiliar, con el fin de producir conocimiento desde la práctica que derive en la cualificación de la formación de las y los psicólogos clínicos, así como desarrollar procesos de acompañamiento terapéuticos que contribuyan a la mitigación y superación de la violencia intrafamiliar y a su prevención. Uno de los principales hallazgos fue la demanda emocional que implica para estos profesionales, la atención de casos de violencia intrafamiliar, así como la dificultad en distinguir las demandas particulares de la supervisión de estos casos en contraste con otro tipo de casos. Por otra parte, se observó el desafío en términos de capacitación de los supervisores, no solo en cuanto a estrategias pedagógicas de supervisión, sino sobre aspectos jurídicos-legales, rutas de atención y aspectos específicos de la atención en casos de violencia hacia la mujer, maltrato hacia niñas, niños y adolescentes, así como otras poblaciones vulnerables.
Finalmente, la psicóloga Claudia Victoria Girón Ortiz (Colombia) expuso su trabajo en Pedagogía de la memoria en clave de re: recuperar, resignificar, reconstruir, a través del proyecto Costurero Kilómetros de Vida y de Memoria, un colectivo de trabajo colaborativo conformado por líderes(as) sociales, jóvenes, personas de la tercera edad, artistas, profesores, estudiantes y víctimas. Aunque el trabajo se ha desarrollado principalmente en el Centro de Memoria, Paz y Reconciliación de Bogotá, una ciudad receptora de personas y comunidades desplazadas de diferentes regiones del país, también se han llevado a cabo procesos de acompañamiento psicosocial en territorios gravemente afectados por el conflicto, como es el caso de la organización de Madres del Catatumbo, en Norte de Santander.
Si bien esta iniciativa comenzó reuniendo a las familias de víctimas de ejecuciones extrajudiciales de Soacha, municipio cercano a Bogotá, posteriormente fue incorporando a personas pertenecientes a organizaciones de víctimas del conflicto, a estudiantes y a docentes escolares y universitarios, esto con el fin de promover la elaboración individual y colectiva de narrativas testimoniales a través del tejido, el bordado y la costura. Los trabajos realizados en el marco de esta iniciativa han contribuido al esclarecimiento de hechos de violencia, al tiempo que han denunciado y movilizado personas e instituciones alrededor de casos de impunidad del pasado de Colombia. Este trabajo va en línea de reparación y movilización social a través del arte.
En la segunda sesión temática, la antropóloga Paula Ramírez (Colombia) compartió los hallazgos y reflexiones de su trabajo en Mindfulness sensible al trauma y prácticas restaurativas para primeros respondientes en entornos humanitarios, parte de una investigación cualitativa en 7 países (Bangladesh, Colombia, Ecuador, Irak, Myanmar, Nigeria y Yemen) dirigida por la Doctora Grace McKeon y el Profesor Simon Rosenbaum, de la Escuela de Medicina Clínica School de la Universidad de Nueva Gales del Sur (UNSW por su sigla en inglés). Se trata de un programa de prácticas restaurativas y atención plena, en línea, que reconoce el alto riesgo de experimentar problemas de salud física y mental, agotamiento y angustia psicológica que tienen los primeros respondientes en entornos humanitarios y de conflicto, particularmente en situaciones de violencia basadas en género. Aunque la conectividad fue uno de los obstáculos de la investigación, las y los participantes reportaron el impacto positivo de las prácticas en su salud mental y física, así como el efecto en términos de cohesión que promovió el ejercicio en equipo.
La fisioterapeuta Olga Montoya Hurtado (Colombia) compartió los resultados de la investigación la Corporeidad y el aprendizaje motor en víctimas del conflicto armado, realizada con el apoyo de ASCOFI, la OIM y USAID en los municipios de Vigía del Fuerte y Bojayá, Colombia. Mediante ejercicios de conciencia corporal, percepción consciente, narrativas y cartografías corporales se propuso una comprensión del cuerpo distinta a la de instrumento. Desde este enfoque el cuerpo es entendido como la materialización del ser en el mundo, lo que permite la expresión a través de la comunicación y el movimiento. Los participantes reconocieron la importancia de escuchar el cuerpo, su historia y sus dolores como forma de sanación.
A continuación, la psicóloga Georgina Lewis de la Universidad de Exeter (Reino Unido) compartió los hallazgos de su proyecto de doctorado (en curso): Vio-lente en Europa: la interacción entre la violencia que afecta a refugiados y solicitantes de asilo y el rol de los sentidos en los actos violentos, impacto y recuperación. En ella se hace énfasis en los sentidos (vista, oído, gusto, olfato y tacto) como componentes intrínsecos de nuestra experiencia humana y elementos claves para la creación de conocimiento y significado de forma transcultural. Este proyecto implica una exploración exhaustiva del papel de los sentidos en la violencia contra refugiados y solicitantes de asilo en Europa. Los profesionales de trauma frecuentemente utilizan los sentidos para fomentar la curación y hacer conciencia de las sensaciones y sentimientos del cuerpo traumatizado. La hipótesis es: si los sentidos son intrínsecamente valiosos en la recuperación de un trauma entonces los sentidos también deben desempeñar un papel vital en los actos traumáticos iniciales. Lewis desarrolla un "mapa" sensorial de la violencia representada en Europa y argumenta que tanto el exceso como la privación de los sentidos son esenciales para comprender completamente la violencia ejercida hacia las y los refugiados y solicitantes de asilo. Propone incluirlos como parte del modelo de recuperación del trauma.
Más tarde, las psicoterapeutas Ana María Osorio (Perú) y María Begoña Subiría (Perú), del Centro de Atención Psicosocial del Perú (CAPS) presentaron su trabajo Sobrevivir a la Violencia de Género: Tejiendo Nuevos Lazos, desarrollado en el marco de un convenio con ACNUR, que consiste en una serie de reflexiones derivadas del proceso terapéutico con una mujer joven y una familia, ambas migrantes venezolanas en Perú y víctimas de diferentes violencias de género. Sostenidas bajo el paradigma del psicoanálisis vincular que propone que el encuentro significativo con otros puede producir un nuevo origen, nuevas formas de relación, generando espacios de producción de subjetividad por “efecto de presencia” (Berenstein, et al, 1997; Puget, 2013), este trabajo da cuenta de la escucha terapéutica y lo que se va tejiendo/produciendo, al sostener sus vidas frente a la crueldad que trae las violencias y que desde la interseccionalidad nos plantean múltiples vulnerabilidades que atraviesan sus existencias.
Seguidamente, el psicólogo clínico Håkon Stenmark (Noruega) del Centro de Competencias para la Violencia, Estrés Traumático y Prevención de Suicidio (RVTS Midt por su sigla en noruego), presentó su trabajo sobre los Desafíos de los solicitantes de asilo y refugiados LGBT en los países occidentales. La situación de los solicitantes de asilo y refugiados lesbianas, gays, bisexuales y transgénero ha recibido poca atención, y en los últimos años, un mayor porcentaje ha solicitado asilo o llegado como refugiado sobre la base de la persecución por su orientación sexual. Stenmark concluye que las y los refugiados LGBTIQ+ afrontan desafíos particulares al llegar a los países occidentales, tanto en su relación con otros refugiados como con la población local y las autoridades. Existen ejemplos de apoyo psicológico para solicitantes de asilo y refugiados LGBTIQ+ que residen en Noruega.
Después, el psicólogo Anders Lundesgaard (Noruega) de RVTS Nord, expuso su trabajo Cuentos de terapia: Religión, Espiritualidad y Rituales en el Tratamiento del Trauma y el Duelo, en el cual argumenta que en todo momento los seres humanos han recurrido a la religión, la espiritualidad y los rituales para hacer frente al sufrimiento. La búsqueda de sentido ante el sufrimiento es universal. Todas las narrativas religiosas buscan brindar consuelo y transmitir un sentido de significado a sus creyentes. Después del trauma, una búsqueda espiritual de consuelo y significado puede fomentar la resiliencia y el crecimiento. Para algunos, la vergüenza y la exclusión basadas en creencias culturales y religiosas pueden ser el núcleo mismo de sus problemas. Para otros, una identidad colectiva basada en la religión puede alimentar el resentimiento en nombre de los oprimidos.
Lundesgaard afirma que cuando se trabaja en un contexto de migración con refugiados de un amplio espectro de antecedentes culturales, es particularmente importante abordar la orientación religiosa y espiritual de quienes necesitan ayuda. En el marco de la atención a esta población, se aboga por el respeto y la curiosidad sobre la experiencia única de una persona y su actitud hacia la espiritualidad y la práctica religiosa; así como por la atención a preguntas relacionadas con la curación y el duelo que tienden a evocar valores personales y culturales fundamentales. Se presentaron historias de algunas terapias con personas de diferentes orígenes culturales, para respaldar la necesidad de adaptar la terapia a una búsqueda común de significado. Lo anterior fortalece la intimidad y la confianza entre el terapeuta y el paciente, que son los ingredientes más importantes en el tejido de la terapia.
El cierre de esta sesión lo hizo la socióloga Gwyn Overland (Noruega), CEO de ISHHR, quien presentó su investigación Superando eventos potencialmente traumáticos, ¿Un rol para la cultura, la religión y los valores?. Basándose en los hallazgos de su investigación doctoral, Overland propone algunos elementos claves para la supervivencia exitosa de refugiados que sobreviven a las guerras, logran recuperarse y progresar. El objetivo es contribuir a la comprensión de la resiliencia, entendida como la capacidad de recuperarse de la desgracia o el cambio, para contribuir a la rehabilitación psicosocial de los sobrevivientes de crímenes de guerra y otros eventos traumáticos. Uno de los hallazgos sobre la resiliencia tiene que ver con sus fundamentos en la enseñanza moral pre-religiosa heredada de los padres en la primera infancia, quizás valores morales universales. Sin embargo, si bien las pautas psicosociales para acceder a los antecedentes culturales de los pacientes están disponibles, las y los trabajadores sociales y de salud a menudo no logran acceder a los modelos explicativos culturales utilizados por los sobrevivientes para desarrollar la resiliencia personal y grupal. Las propuestas del proyecto se incorporan en un esquema de entrevistas de resiliencia cultural para el uso de trabajadores sociales y de salud que desean realizar trabajo de resiliencia con sobrevivientes de guerra.
Finalmente, y forma simultánea, la comunidad de El Juego, invitó a las y los participantes a vivir en primera persona los métodos que han desarrollado a partir de sus propias vivencias, e inspirados en conocimientos científicos y tradiciones ancestrales, con el fin cambiar las estructuras internas que nos impiden vivir plenamente. Desafiar y transformar esas estructuras conlleva a procesos de transformación personal y resolución de conflictos a nivel individual y colectivo. El Juego propone aprovechar los conflictos como puentes hacia nuevas formas de relación para experimentar la sanación como un proceso constante y colectivo.
El tercer y último día de Conferencia, la psicóloga Carmen Wurst (Perú) presentó su trabajo Diagnóstico de Salud Mental de la Población Refugiada y Migrante en el Perú. Esta investigación la realizó en compañía de sus colegas Janet Aliaga, Ayda Rodrigo, Carlos Jibaja del Centro de Atención Psicosocial (CAPS) del Perú. A partir de un diagnóstico realizado entre los meses de abril a mayo del 2022, el marco del proyecto “Desarrollando bienestar psicosocial para la población refugiada, migrante y de acogida en el Perú”, se logró identificar la situación de salud mental, las estrategias de atención en casos de vulnerabilidad y las necesidades psicosociales de mujeres, hombres, niñas niños y adolescentes migrantes, teniendo en cuenta que el Perú es el segundo país en Latinoamérica en recibir a refugiados y migrantes.
Como cierre de la Conferencia, la psicóloga Claudia Botero-Garcia (Colombia) de la Pontificia Universidad Javeriana compartió con la audiencia los resultados de la investigación Violencia sexual, trauma y contextos sociopolíticos violentos, que realizó con sus colegas Daniela Rocha, María Rodríguez, Ana María Rozo, de la misma Universidad. El objetivo de la investigación fue identificar tendencias, enfoques y demandas disciplinares del trauma psicológico por violencia sexual en contextos de violencia sociopolítica. Como resultados se reportaron altos niveles de evitación, reexperimentación, culpa, vergüenza y tristeza, así como rupturas sociales, afectivas y familiares relacionadas con la vivencia de este tipo de violencia. Se concluye, que las características del evento traumático y sus consecuencias contextuales definen el desarrollo del trauma. Así, se evidenciaron múltiples factores de riesgo de la guerra que facilitan los efectos psicológicos derivados del evento traumático. Además, existe una cantidad limitada de investigaciones sobre la relación entre la violencia sexual, el trauma y la violencia sociopolítica; por lo que recomiendan la realización de más estudios, para tener un mayor impacto a nivel político y social.
III. Conclusiones
La Conferencia de la ISHHR deja valiosas reflexiones y herramientas prácticas para continuar trabajando por la sanación, la reconciliación y la No Repetición en el país, en un contexto en que las acciones de gobiernos y organizaciones estatales se centran en aspectos prácticos, logísticos y en cambios estructurales como la tenencia de la tierra, la superación de la pobreza, la lucha contra el narcotráfico y la generación de oportunidades para excombatientes. En este contexto, resulta valioso detenerse a pensar sobre las lecciones que múltiples experiencias alrededor del mundo, incluyendo Colombia, nos dejan como desafíos en materia de atención a la salud mental individual y colectiva.
En primer lugar, la Conferencia destacó la necesidad de restaurar la relación entre la humanidad y la naturaleza y es por esto que metodologías como Re-conectando y aquellas desarrolladas por la comunidad de El Juego aparecen como elementos innovadores, prácticos y transformadores in situ para ir generando paulatinamente la restauración de las relaciones. Estas dos apuestas que se ofrecieron desde Colombia, pero que involucran personas de diferentes nacionalidades, son una muestra de la oferta existente en el país para abordar la sanación colectiva, oferta que aún es limitada, que necesita mayor difusión y mayor puesta en práctica. Surge la pregunta de cómo las otras instituciones creadas en el marco del Acuerdo Final continuarán con el legado de la Comisión de la Verdad, luego de finalizado su mandato. Una contribución clara a la situación de Derechos Humanos en Colombia es el llamado a las organizaciones nacionales e internacionales a favorecer enfoques que integren a la madre tierra en los procesos de sanación en el marco de la situación dual que enfrenta el país: el postconflicto en medio del conflicto. No es menor mencionar que muchos de los conflictos existentes en Colombia hoy en día tienen que ver con la lucha por el monopolio de la extracción o explotación de recursos naturales legales e ilegales.
La segunda gran contribución de la Conferencia a la situación de Derechos Humanos en Colombia es el hecho mismo de poner como tema central la salud mental en contextos como el colombiano, poner de manifiesto que al hablar de conflicto y postconflicto estamos hablando de seres humanos que sienten, piensan, son víctimas, son sobrevivientes de hechos traumáticos y se acogen a programas muchas veces estandarizados, que no tienen en cuenta sus necesidades particulares, y que necesitan una revisión y una actualización. Por esto, es esperanzador escuchar los resultados de investigaciones que han trabajado con poblaciones víctimas de violencia de diferentes tipos en diversos lugares del mundo, que cuestionan métodos, proponen nuevas aproximaciones y ofrecen la integración de los sentidos, el cuerpo, las creencias de las y los beneficiarios de la atención, así como las necesidades y los retos que enfrentan cuidadores, trabajadores psicosociales y terapeutas.
Justamente uno de los mensajes que dejó el Informe de la Comisión de la Verdad, en línea de salud mental, fue el de generar procesos de apoyo mutuo y condiciones favorables para la recuperación, desde una política pública de largo plazo. El legado de la Comisión puso de manifiesto el trauma colectivo y su dimensión intergeneracional, agravado por su carácter repetitivo y el mandato de silencio asociado a la guerra. La escucha abierta a víctimas y responsables aparece como una semilla de resistencia y desobediencia al mandato social del miedo y el silencio ejercido por décadas en Colombia.
En línea con lo anterior, la Conferencia aportó especificidad a la conversación sobre salud mental, lo hizo con casos prácticos nacionales e internacionales y lo abordó desde dos dimensiones: la de las personas directamente afectadas por el conflicto armado, y aquellos que se ocupan hoy de los procesos de justicia, verdad y reconciliación, las y los trabajadores en temas de paz.
Una contribución adicional tiene que ver con las violencias basadas en género y las distintas consideraciones que valdría la pena implementar como parte de las lecciones aprendidas que nos dejan las experiencias de otros países. En particular, es de suma importancia incluir en los análisis así como en las estrategias y metodologías de atención el caso de niños y hombres abusados, no sólo en el marco del conflicto armado, si no en general. Si bien en Colombia existen algunas iniciativas que buscan resignificar los estereotipos de las masculinidades construidos alrededor de la guerra, aquellas a las que el Informe Final de la CEV llama “masculinidades no hegemónicas”, existe aún un reto enorme en atender a esta población en aras de la reconciliación y de la no repetición.
Así mismo, resulta fundamental comprender que la consideración de la salud mental como tema central para la atención integral a víctimas en el país requiere de enfoques multidisciplinarios, así como la voz de las mismas víctimas para entender mejor sus necesidades y entenderles como agentes capaces de ejercer sus derechos. Nuevamente el Informe Final de la CEV siembra la semilla de la conversación a un nivel más amplio pues pone a las víctimas en el centro de la narración y muestra no sólo sus dolores sino su carácter resiliente.
Finalmente, la Conferencia deja tareas concretas al abordaje de la salud mental en el marco del conflicto. Así, es fundamental integrar aproximaciones que den cuenta de las afectaciones en salud mental en comunidades étnicas como indígenas y afrocolombianos, respetando su cultura y entendiendo sus tradiciones como parte integral de su sanación individual y colectiva.
“Hay futuro si hay verdad” es la frase que representa el corazón del Informe Final de la Comisión de la Verdad, de acuerdo con lo pactado entre el Estado Colombiano y las FARC. Con este legado de la Comisión se busca poner fin, no sólo a la guerra insurgente y contrainsurgente de más de seis décadas que vivió Colombia, sino a las condiciones sociales, económicas y culturales que son raíces del conflicto. “Pero ni la paz ni la verdad son fáciles”, dice el Informe, pues la multiplicidad de verdades históricas devela un entramado complejo de relaciones, intereses y responsabilidades que necesitan ser acogidas, reflexionadas y sanadas, así como judicializadas en el marco de la JEP o la justicia ordinaria, según corresponda. La ISHHR y sus aliados se unieron a la gran conversación sobre la verdad, la convivencia y la No repetición en Colombia y aportaron herramientas para asumirla.
[1] Página web Human Rights Watch. Consultado el 22 de diciembre de 2022 en
[2] Amnistía Internacional. Consultado el 22 de diciembre de 2022 en https://www.es.amnesty.org/en-que-estamos/paises/pais/show/colombia/
[3] Oficina de Derechos Humanos de las Naciones Unidas. Consultado el 20 de diciembre en https://www.ohchr.org/sites/default/files/2022-07/reporta-Informe-Violencia-Territorial-en-Colombia-Recomendaciones-para-el-Nuevo-Gobierno-Oficina-ONU-Derechos-Humanos.pdf
[4] Disponibles en la página web del Legado de la Comisión de la Verdad https://comisiondelaverdad.co/. Consultado el 26 de diciembre de 2023.
[5] Para más información ver https://www.comisiondelaverdad.co/impactos-afrontamientos-y-resistencias/la-naturaleza-herida-por-la-violencia
[6] Para más información ver https://www.youtube.com/watch?v=SmTV1qfw9KU y https://www.youtube.com/watch?v=J-v5uhwci8s Consultado el 28 de enero de 2023.