OFF MAN - Los últimos días de Philip Seymour Hoffman

Yoska Lázaro se pone en la piel de Philip Seymour Hoffman.

Una obra que nos invita a pensar sobre los destinos irracionales y paradójicos de los seres humanos, a través de la conmovedora historia de vida del actor y director estadounidense, ganador de 1 Premio Óscar, 1 Globo de Oro, 19 nominaciones y 10 premios en más de una categoría.

¿Cómo conviven las ganas de vivir y de ser en el mundo con la autodestrucción, el dolor y las ganas de desaparecer?

Nos cuesta distinguir a veces cuando el éxito es producto de un trabajo constante o de estar dotados de suerte, o ambas. Nos preguntamos cómo un hombre con el alma rota puede tocar la cima de la fama, y cómo desde ahí arriba habiendo llegado a lo que muchos sueñan, en vez de fortalecerse, la colina se vuelve más empinada y que cuando se cae es siempre en picada.

Un hombre sin dudas talentoso, que se convierte en actor naturalmente, no en una búsqueda consciente de reconocimiento, sino posiblemente en una necesidad inconsciente de despertar a un mundo de la realidad de la cual él no podía salir.

Dicen que la consciencia duele, y para no doler, buenos hemos sido para buscar el antídoto inmediato.

Lo que nunca hemos podido absorber es el después, es la agonía posterior, el vacío existencial, la desconección, el fuego que corre por la sangre, la necesidad de huir de este mundo hostil.

En los diarios se anunció como una “muerte trágica”, una “muerte repentina.” ¿Acaso nadie lo vio venir?

Inmortalizamos mientras miramos para otro lado, gran manera de abandonar y desconocer el compromiso social, la producción global de almas desamparadas bajo la luz brillante que nos sirve de entretenimiento.

Las personas mueren, los actores no.

Pero nos podemos conformar sin sentirnos cómplices, pensándolo como un inmolado en post de dejar un legado artístico y un despertar delirante en los adictos que lo siguieran, permitiendo así que al menos 1 de 10 se salvase.

Una obra neurótica y esquizofrénica que nos atraviesa al punto de sentirnos nosotros en estado de psicosis constante, con sonidos disruptivos, apariciones que directamente nos lleva al detrás de escena de esos procesos sintomáticos de huida.

Cabe resaltar que Philip Seymour Hoffman puede que encierre en sí mismo su propia fatalidad predestinada, juego de palabras macabro que creemos que el Director también observó fue puntapié de inspiración para ese unipersonal:

H[off-man] en otras palabras “fuera de hombre”.

¿Será que su propio apellido lo condenó a estar fuera de sí mismo?

Se destaca la actuación honesta de Yoska Lázaro, donde se percibe con claridad su formación. Un nivel de presencia digna para el papel interpretado.

Buen juego de luces y disposición espacial.