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Quién es Satanás-un ser externo o puede ser uno mismo.docx
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¿Quién es Satanás?

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                         La serpiente era símbolo del mal y la muerte entre los sumerios

¿Es un ser que se hizo un rebelde a sí mismo contra su Padre, Dios, y busca causar todo el mal posible al ser humano por ‘permiso’ de Dios para su propia destrucción? ¿Es el responsable de engañar al mundo y hacer que la gente se odie y mate entre sí?

¿O es el propio ser humano quien decide hacer el mal o el bien?

Veamos si podemos aprender algo, y comencemos con Gen.3:1

“Ahora bien, la serpiente resultó ser la más cautelosa de todas las bestias salvajes del campo que Jehová Dios había hecho.” TNM

Malas traducciones llevan a confusiones.

Del hebreo traducen “bestias salvajes” de la expresión hebrea haiat (חַיַּ֣ת), que no significa “bestias salvajes” sino “vivientes” o “seres vivos”.

Para entender el pasaje uno debe preguntarse:

¿Quién es el ser viviente más astuto (arum) de todos los vivientes que andan por el campo? ¿La serpiente o el ser humano?

El ser humano es la repuesta, y creo que nadie se opondrá.

Por lo tanto, el pasaje debería traducirse como mínimo de esta otra manera:

“Ahora bien, la serpiente resultó ser la más astuta de todos los vivientes del campo que Jehová Dios había hecho.”

Aunque, si debemos ser realistas a cómo debe entenderse ese pasaje hoy, debería estar escrito:

“Ahora bien, la serpiente resultó ser la más astuta de todos los vivientes del campo que el dios Yhwh había hecho.”

Entre todos los vivientes que andaban por el campo, incluidos todos los tipos de animales, el ser humano era uno más, y sin duda es el más astuto, perspicaz, avisado y cauteloso.

Realmente, ¿está hablando de una serpiente literal o usa a la misma como ejemplo para referirse a otro ser de modo indirecto?

Si nos atenemos a que “habla”, literalmente no podemos siquiera considerar que se trata de alguna especie de víbora, que encima, tenía patas, porque las pierde como castigo posterior al obligarla dios a que se arrastre por siempre como serpiente.

Pensar que un ser invisible la hacía hablar como un ventrílocuo, como afirman algunos, resulta risueño, porque deberíamos concluir que era normal que en ese paraíso las serpientes, o los animales, hablaran de eso modo, porque Eva no se sorprendió.

Por lo tanto, la “serpiente” de Génesis puede ser entendida como una manifestación del ser humano. De este modo, es el propio ser humano que se pone la tentación a sí mismo.

La fuente para este estudio puede verse en un video de un joven rabino, quien explica el significado de las palabras hebreas, que lamentablemente se traducen erróneamente, llevando a las personas a malentender la Biblia. Allí, comenta Iacov:

“La serpiente es una manifestación del ser humano, así lo entendemos en el judaísmo”.

Visto de esta manera, los reptilianos seríamos nosotros.

Lo que hace más interesante la exposición es cuando en el debate, con un cristiano unicitario, al citarse Gén.6:5, se habla sobre la palabra ietser (inclinación, designio, intención), la cual se conecta con Gén.2:7, cuando al comienzo aparece en hebreo la misma palabra pero con dos yod, en la forma de va-iietser. (Ver el hebreo).En hebreo es la misma palabra יצר pero con dos yod: ייצר.

Cuando la LXX tradujo al griego ese texto escribieron: καὶ ἔπλασεν ὁ Θεὸς τὸν ἄνθρωπον χοῦν ἀπὸ τῆς γῆς; “y formó el dios al hombre de la tierra”.

El verbo griego plasoo significa formar, moldear, y eplasen está conjugado el verbo en tercera persona singular. Y cuando aparece de nuevo la palabra hebrea en Gén.6:5, el griego usan otra palabra, διανοεῖται, dianoeitai, que significa intelectualidad, forma de pensar.

Los traductores desconocen la intencionalidad de esa palabra escrita en hebreo con dos yod, por eso en Gén.2:7 traducen como un verbo, “formó”, y en Gén.6:7 como un sustantivo, “designio”.

Sin mencionar que la mayoría entiende ese pasaje como que Dios creó al humano, y lo hizo como Él quiso, perfecto, claro; pero eso no es lo que enseña la Biblia judía.

Las traducciones normalmente escriben estos pasajes de Génesis diciendo:

Formó, pues, Jehová Dios al hombre…” RVG 2:7

“y que todo designio de los pensamientos del corazón de ellos era de continuo solamente el mal.” RVG 6:5 (Negritas propias)

Pero al leerse del hebreo, se transmite una idea de comprensión que carecen las demás lenguas escritas. En hebreo está escrito en clave, ampliando el significado de la palabra de manera que en otras lenguas no existe esa misma posibilidad.

De este modo, desde el hebreo Gén.2:7, nos pretende decir que todo ser humano en su formación tiene dos inclinaciones o maneras de ser moldeada su inteligencia y voluntad, una hacia el bien y otra hacia el mal, y es cada quién el que elige hacía dónde desea ir.

La palabra en cuestión para cuando se muestra que el ser humano llega a ser un alma viviente es escrita como ve-iietser, y la antigüedad documental de esta expresión se ubica en el TM no más allá del siglo X, creyendo que ha sido conservado tal cual por la tradición desde hace mucho más tiempo, quizás desde varios siglos antes de nuestra era.

(Desconozco esta parte, si alguien conoce más al respecto, sería bien recibido su comentario)

En Gén-6:5 no se escribe con dos yod, basta solo una, y podría bastar también en Gén.2:7, ve-ietser, pero en hebreo, la intención cultural del lenguaje escrito hace que cada yod allí represente cada una de las dos inclinaciones con las cuales Dios formó o determinó la existencia del hombre, no que los creó de la nada como si fueran robots, ni que hubiese creado desde el principio malvados y buenos.

Dios no crea al hombre, lo forma (en tiempo presente), del mismo modo que un escultor da forma a una figura para que transmita algo.

Que los judíos lo sabían, siendo parte de su cultura, eso se lo puede ver plasmado en el Sal.33:15, en donde menciona que Dios es quién forma o moldea (יצר) los corazones de todos. El corazón era considerado como la parte más íntima y oculta de todo ser humano en cuanto a sus sentimientos, producto de sus pensamientos e inclinaciones. Y es Dios quién lo moldea o da forma, pero es cada alma que, por elección propia, decide en cual dirección desea ser moldeado.

Cuando traducen al griego ese mismo pasaje (Sal.32:15 LXX) allí usa el mismo verbo plasoo que se usó en Gén.2:7 (ὁ πλάσας κατὰ μόνας τὰς καρδίας αὐτῶν, “el moldeó por sí-solo los corazones suyos).

En consecuencia, la intención del pasaje de Génesis no consiste en hablarnos de la manera que Dios creó a un primer ser humano en un pasado distante, tomando polvo de la tierra para hacer un muñeco para finalmente soplar en él la vida. Eso es muy infantil.

La intención del pasaje es mostrar que Dios interviene para que cada ser humano, al poseer en su naturaleza las dos inclinaciones, una hacia el bien y otra hacia el mal, pueda ser formado o moldeado internamente de tal modo en su ser para que resulte acorde a cómo decida hacia cuál de los dos caminos se inclina o quiere ser formado por Dios.

En el pasaje de Génesis 6:5 se revela que los humanos decidieron inclinarse todos hacia el mal, y eso entristeció a Dios, el hecho de que no hubiese muchos que hubiesen decidido inclinarse y ser formados para el bien, que es lo que realmente Dios quiere. Allí pues nos habla de la inclinación o designio hacia el mal, bastando una sola yod para expresarlo.

Lo mismo se hace si se hablaría del designio hacia el bien de alguien o de muchos, una sola yod basta para expresarlo.

Pero al hacerlo intencionalmente con dos yod al momento de expresar la composición humana, de alguna manera, si este pasaje fue escrito de ese modo hace miles de años, revela una especie de tratado psicológico de la conducta humana conocido por los sabios antiguos, sean judíos o hebreos, en dónde un poder interno de cada humano nos guía para nuestra evolución espiritual, no en sentido religioso, sino espiritual en su sentido de desarrollo mental en un marco moral y ético para ser feliz, que es la meta que toda persona busca en la vida.

El cristianismo, en cambio, enseña que todos estamos inclinados al mal debido al pecado original, pero eso sería falso, porque a Noé y su familia Dios los encontró inclinados hacia el bien. Y no fueron los únicos.

Asimismo, todos sabemos que hay muchos hombres y mujeres que no desean formarse en la falsedad y el mal, sino en la verdad y el bien, y eso no depende sobre en qué clase o tipo de religión o creencias se encuentren.

Y todos podemos concordar que la mejor existencia es la que podemos vivir de modo feliz y en paz con nuestros semejantes en un entorno donde respetemos la naturaleza.

Y en Génesis nos estaría mostrando que los resultados de los deseos más recónditos del corazón de cada ser humano los hace realidad Dios, y estamos en este mundo para aprenderlo y llevarlo a cabo.

Hay millones de personas que dan fe de esta operación divina en la conducta humana, si bien cada quien lo explica o comenta de distintas maneras.

Algunos lo atribuyen al Espíritu Santo, otros a Jehová, otros a la Virgen, otros a Jesús. Otros saben que se refiere al ego superior, en donde psicólogos como Carl Yung lo relacionaron con el poder del inconsciente.

Los judíos también sabían que existe un tercer factor que condiciona la voluntad, y es la estupidez humana y su orgullo.

Todos nacemos ignorantes y debemos aprender, experimentar, y no hay nadie que decida correctamente siempre en la vida hacia el lado de lo que es el bien y la verdad. Todos cometemos errores.

Por eso, la clave se encuentra en la razón y la humildad. Cuando nos damos cuenta de nuestro error, por haber creído o hecho algo impropio, dejar de hacerlo, reconocer nuestro error y cambiar es el camino de la superación.

Pero esto se hace a veces muy difícil, porque hay personas que no querrán perder privilegios o beneficios si pasa a reconocer su error. Nadie desea, en primera instancia, reconocer que fue tonto, o engañado. Luego, si fuese capaz de reconocerlo, pero por tal causa perdería beneficios adquiridos, también sería otro obstáculo.

Por eso, no hay mejor muestra del calibre de una persona cuando no solo sabe reconocer que fue tonto o engañado, sino que está dispuesto a perder lo que sea con tal de corregir su sendero en la vida.  

¿Alguien puede mencionar una libertad existencial más exquisita que la mencionada? ¿Y qué clase de vano esfuerzo final, en el cual supuestamente llevaría todo lo aprendido simplemente a la mismísima nada al culminar nuestra existencia podría armonizar con semejante muestra de amor para evolucionar mental y socialmente como individuos? ¿Para qué alcanzar nuestra propia superación ayudados por una divinidad interna atemporal simplemente para una corta existencia en la tierra?

Seguramente este tipo de entrenamiento es parte de nuestra existencia, y nadie se entrena simplemente para nada.

Si el sentido de la vida es visto sólo como supervivencia, el ánimo de superación personal carece del incentivo suficiente más allá de lograr su cometido, aún sin importar los medios usados, en cambio, la visualización de un porvenir trascendente inducirá el deseo de superación constante por el camino o senda del bien y la verdad, llevando a subordinar hasta la propia supervivencia.

Es en este sentido que se nos quiere decir que “Dios” existe, porque existe en cada uno de nosotros, y es quién hace que los resultados y la providencia de nuestra existencia sea la que hayamos elegido y mantenemos constante. Allí es cuando la fe, la confianza de creerlo, surge como una necesidad esencial para el pleno desarrollo y la paz individual.

Nuestro Dios no desea que elijamos el camino del mal, sino el del bien, porque solamente ese camino puede hacernos felices. Pero el que existan personas que elijan el camino del mal es producto de sus propios deseos y malas decisiones, tratando de aparentar sabiduría y proyectando en otros su propios males, para decirse internamente que los otros son peores y con eso calmar su conciencia, no debido a alguna inclinación irresistible hacia la maldad, como enseñaba Pablo, lo que hace que tantas personas terminan practicando el mal, pensando que no hay manera de evitarlo.

Cuando las personas han elegido el designio del mal, el sufrimiento y la amargura en algún momento aparecerán en sus vidas pasando la factura por lo que hicieron.

Por más que piensen que nada los afectará, inevitablemente, debido a nuestra propia constitución mental, estarán como si estuvieran sufriendo en un infierno de fuego en el cual ellas mismas se arrojaron, por no prestarle atención a su Dios interno cuando oportunamente les dijo que lo que decidieron elegir no era el sendero del bien.

La siega de lo que sembremos no es para un tiempo futuro ante la presencia de un Dios que nos juzgará en el cielo, sino ahora mismo ese Dios nos aconseja y juzga, recibiendo los malos frutos mientras vivimos en este mundo, para poder hacernos reaccionar y comprender que siempre estamos ante la posibilidad de cambiar la dirección en la que nos dirigimos.

Nadie en este mundo puede ser feliz y vivir en paz si es un mentiroso, un ladrón, un violento o un asesino que causa daño y dolor a sus semejantes por su codicia y ansia de poder.

Y no tiene nada que ver con el conocimiento que posea, sea de la Biblia o en el campo científico, porque la vida humana transcurre para bien o para mal independientemente de lo que sepas, sino de lo que sientes y lo que hagas.

Desde el momento que actúa mal ya sufre en su corazón, y cuando en el futuro deba enfrentar las consecuencias de su accionar malvado, su desesperación y pesadilla aumentará al punto en el cual nunca podrá negar no haber aprendido la lección.

La responsabilidad de cómo es nuestra vida y el mundo mismo se encuentra en cada uno de nosotros, no en una criatura diabólica que engaña a la humanidad, induciendo a todos mediante sus demonios a elegir el camino del mal, de la cual debamos “protegernos” de distintas maneras, según dicten diferentes gurús y sectas religiosas.

Considero que es una muy buena explicación para una realidad existencial en la que todo ser humano puede fácilmente ver, entender y llevar a cabo.

Para una segunda parte a la presente respuesta, inserté la dirección a un archivo de mi blog, en dónde respondo y amplio sobre la manera que algunos explican lo que es el diablo y por qué existe, según ellos, tal como aparece en sus respuestas.

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Segunda parte, continuación a la respuesta en Quora

En una respuesta alguien que intenta enseñar sobre Satanás (E. Soto) presenta la hipotética cuestión de su existencia permitida por Dios para demostrar ‘quién es el mejor gobernante para ser adorado, si Jehová o Satanás’, levantando al final la siguiente pregunta:

“Y tú, qué dices… ¿Es esta gobernación de Satanás sobre la humanidad lo que ha traído verdadera justicia, felicidad, perfección y paz, como lo tenían nuestros primeros padres antes de rebelarse?”

La pregunta lleva implícito que existía un mundo de justicia, felicidad, perfección y paz sobre “la humanidad” antes de la rebelión, una humanidad por cierto imaginaria al ser inexistente, porque no existía ninguna “humanidad” viviendo en sentido literal que el relato mostrase.

Quienes lo entienden según la letra, que existieran solamente dos personas no es ninguna humanidad, y suponer que vivían felices en un mundo “perfecto” suena a mera imaginación especulativa, cuya convicción corre por cuenta de quienes lo predican, imposibilitados de exponer evidencia alguna más que sus propias palabras.

Más bien, por la historia sabemos que la vida humana siempre fue muy dura, donde los humanos debieron luchar por la supervivencia, y nunca hubo ninguna edad de oro de disfrute paradisíaco conocida, más bien, esa dura realidad venía ocurriendo desde siempre que existieron humanos, durante decenas de miles de años hacia un remoto pasado, y no hace apenas 6 mil años como creen los creyentes en su Biblia, como queda atestiguado por todos los descubrimientos arqueológicos científicos sobre la prehistoria humana.

Por consiguiente, las condiciones de vida que nos coloca como seres ignorantes con capacidades de superación a partir de situaciones de desafío y experimentación, es lo que siempre formó parte en este mundo. Nunca existió en este planeta una edad de oro, de paz y felicidad.

Por otro lado, para que pueda existir una comparación competitiva entre dos gobernantes divinos, al menos, sería imprescindible que existiese en este mismo mundo y al mismo tiempo una nación o pueblo en un territorio concreto con sus fronteras como la parte que supuestamente demuestra que eligiendo adorar a Dios de cierta manera específica la vida es mejor respecto de aquellos que viven gobernados por el diablo en otra región del mismo planeta en las mismas condiciones biológicas y climáticas.

Pues no existe ningún país cuyos habitantes puedan demostrar eso. Solo existe la evidencia vista desde el interior de cada individuo, y eso ya marca una situación muy distinta a la pretendida por algunos.

Otro predicador al brindar una respuesta sobre quién le dio poder y autoridad a Satanás menciona que fue ‘por permiso de Jehová’ debido a que levantó una “cuestión universal” basada en la sospecha de malicia en Dios al no considerar de modo correcto a sus criaturas humanas, pretendiendo con ello cuestionar la legitimidad de recibir Dios la adoración de ellas al ser todas criaturas egoístas, que siempre pondrán por delante su supervivencia a la verdad y el bien.

En cuanto a este asunto, es verdad en parte, porque la intelectualidad humana suele mencionar precisamente eso, que a los seres humanos no les importa en el fondo la verdad sino su supervivencia, y cuando se trata de sobrevivir, los fines justifican los medios.

Pero el libro de Job pretende mostrar que eso no es una constante en todas las personas de la humanidad, a pesar que la mayoría crea y adopta esa postura. El hecho que en medio de situaciones penosas y dolorosas existan personas que busquen por sobre todo la verdad y el bien en las circunstancias más extremas, demuestra que la virtud es superior a la corrupción.

De esta manera, la corrupción, que suele presentarse como el sendero más fácil y atractivo, es siempre el que resulta en mayor dolor y sufrimiento.

Con respecto a lo que sencillamente es una falacia tiene que ver con el mencionar que para ‘zanjar dicha situación “Jehová Dios ha permitido suficiente tiempo”’.

Respecto a esto, pues no hay un tiempo “suficiente” cronológico que deba transcurrir para resolver una supuesta cuestión universal en la que se pone en tela de juicio la relación de Dios con sus criaturas organizadas en una civilización determinada, porque este asunto se debe zanjar en la vida personal de cada individuo, porque ese relato sirve como modelo para que veamos todos que la virtud es superior a la corrupción. Hasta tanto no veamos ese punto y actuemos en consonancia sin temer las consecuencias, no habremos evolucionado para vivir una existencia superior.

Pero eso no es algo que uno vea o deba verse en otros, sino que es algo que cada ser humano debe experimentar personalmente.

Esa es la diferencia sustancial que muchos no ven, y por eso malinterpretan muchas cosas.

Mientras haya seres humanos en este planeta, el concepto atesorado por los judíos en su libro de Job les revela que su experimentación seguirá siempre vigente para todos, porque de eso se trata la vida misma de cada ser humano cuando nace. Mientras sigan naciendo humanos, la disciplina para nuestra evolución mental y espiritual se mantendrá siempre vigente.

¿Qué sucede con los niños que mueren antes? No lo sé, pero supongo que deberán nacer de nuevo. O quizás ya venimos de existencias anteriores, en este mundo o de otro.

La “fecha de caducidad” es cuando muere cada persona, no se trata de un período cronológico histórico. Tampoco habrá una transformación  de la ecología terrestre ni la eliminación de todos los rebeldes para instalar una vida de dicha y felicidad eterna en este planeta libre de todo mal y corrupción, porque este planeta existe justamente para llevar adelante la experiencia personal sobre la diferenciación entre el bien y el mal, debiendo de existir la corrupción del mal para la evolución de las conciencias existentes aquí. Una vez que cada ego o conciencia haya evolucionado y aprendido la lección, ya no necesita experimentar más una vida en compañía de la corrupción como la existente aquí, pasando a vivir en otra dimensión, la que tendrá otros desafíos.

Al menos, eso es lo que por lógica se esperaría que ocurra, lo que no parece descabellado. Descabellado sería suponer que Dios deba ejecutar a todos los rebeldes para instalar su “mundo de paz y amor”, pues eso revelaría que es un total incompetente. Si Dios no es capaz de moldear a cada persona para que sea lo que deba ser, teniendo que destruir la mayor parte de las personas por resultar reprobadas, sería porque el diablo al final tendría razón, y eso sería una completa tragedia universal.

Ni que hablar de la doctrina católica y protestante del infierno de fuego eterno, que en vez de ayudar a las personas a superarse, hacen que se vuelvan totalmente negativas a considerar seriamente una doctrina de ese tipo, prefiriendo ser ateas.

En otra respuesta de otro predicador, del mismo colectivo de los mencionados antes, explica que Satanás es el jefe de una banda de espíritus que por libre albedrío escogieron rebelarse contra Dios porque no querían adorarlo, sino ser adorados ellos mismo por los humanos.

Esto ya es paranoia total. El albedrío es la capacidad de juzgar correctamente, se basa en la razón, que ejerce para la justicia, y es libre porque nadie es coaccionado a que deba decidir de cierto modo, sino que es algo que elige personalmente.

Pero nadie, en su sano juicio, elige algo que sabe está mal, simplemente porque ser adorado es mejor que vivir feliz. Es estúpido ese planteo.

No obstante, es cierto que hay personas que buscan tener seguidores, tener el mayor prestigio y poder sobre los demás, que todos le dirijan alabanzas, y quizás por ese motivo proyectan que eso podría ser posible de suceder a una criatura angelical. Pero esa justamente es una inclinación hacia la vanidad, el mal y la corrupción.

Es triste ver cuando se llegan a decir cosas así. Las personificaciones de los entes mencionados en las Escrituras judías tienen un propósito opuesto al que algunos le atribuyen, porque no habla de seres externos, sino de cada uno de nosotros, que somos espíritus teniendo una experiencia terrenal.

También es posible que no todos los humanos sean espíritus teniendo una experiencia terrenal, pueden ser simples seres vivientes sin espíritu, que actúan en una simulación necesaria para generar lecciones a quienes son espirituales.

Hay cosas que no sabemos ni podremos conocer ahora, solamente lo podemos intuir sin realmente saberlo todo. Pero algunos temas podemos llegar a conocerlos y comprenderlos mejor cuando buscamos a diferentes expositores. Aprendemos hasta de quienes no enseñan lo correcto.

Personalmente veo que la explicación que brindan los propios judíos que son rabinos de sus propias Escrituras es más realista de comprender que la de las iglesias cristianas así como de ciertos “estudiantes” bíblicos protestantes, quienes pretenden enseñar ‘la verdad’ de lo que los pasajes del Génesis significan respecto de algo que el catolicismo supuestamente no hizo y los propios judíos no entienden de sus propias Escrituras.

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