Había una vez unos hombres que estaban de cacería en un coto privado. Llevaban numerosos perros que soltaron a la vez que los maestros de cetrería sus aves, para que todos juntos rastrearan a sus presas. Mientras, un policía que andaba por la zona, comenzó a ojear a los cazadores sin que estos se dieran cuenta. Como estaban en tiempo de veda, el policía preparó una redada junto a sus compañeros. Cuando la policía detuvo a los cazadores, les incautaron las armas y los trasladaron a la comisaría más cercana, donde les hicieron un interrogatorio y acto seguido los metieron en el calabozo.

Manuel Cazorla.

1caza.jpg