Piensa en la cadena de partos que te ha traído hasta aquí, en todos los gritos de todas las mujeres que han dado a luz para que estés vivo. Piensa en partos dentro de cuevas, al aire libre, de noche, de día, a la luz de hogueras o antorchas, piensa en el número de personas que habría en cada uno, tal vez ninguna, tal vez una o dos en algunos, muchas más en otros, piensa en sus caras, ¿quiénes eran? Piensa en un parto en el año 500 o en el 500 AC, en el idioma que hablarían, en la ropa que llevaban, como sentirían lo que estaba pasando. Piensa en el milagro que representa que todos de una manera o de otra salieron bien, (por eso estás aquí) y que en todos nació una persona que llegó viva a la edad fértil. Piensa en que la inmensa mayoría de ellos fue en un entorno doméstico y fue lo que hoy llamaríamos "natural". Piensa en tu historia como una cadena de gritos de madres y niños que se pierde en la noche de los tiempos y serás una persona diferente. Haz la prueba.

Rafael Ricoy Olariaga

Esta pequeña publicación está dedicada a  las mujeres que luchan, a las que lo hicieron, a las que quisieran hacerlo, a las que no pudieron, a las que lo harán, a las que no podrán.

Jesusa Ricoy Olariaga

Violencia obstétrica: la negación del deseo.

Hablar de violencia obstétrica es exponerse, hablar de violencia obstétrica es gritar en el silencio, hablar de violencia obstétrica es inevitablemente acusar...No me resulta cómodo ni fácil hacerlo y cada vez que dudo o que me intentan tirar por tierra el argumento que estas dos palabras evidencian sólo necesito el recuerdo de las historias que las mujeres me han confiado, el relato de sus historias en lo que fue una guerra contra un cuerpo de mujer libre, entonces sé que lo único que hago es ser su voz que es también la mía, y la de mis hijos e hija. Y entonces lo único que me veo llamada a hacer es evidenciar el desequilibrio y el maltrato para luchar por la justicia perdida, por las y los profesionales comprometidas/os con su labor y por ayudar a abrir paso a lo que creo que deberíamos querer todos: Un futuro que nazca, digno, libre, feliz y en paz.

"El tabú de la violencia obstétrica"

El tabú de la violencia obstétrica reside en lo que supone aceptar que un sistema legal de sanidad pueda ejercer violencia contra los ciudadanos. A nivel político, jurídico y social es difícil aceptar la negligencia o la mala praxis, esto evidencia los errores de un sistema que busca reducirlos a cero para garantizar el éxito de su funcionamiento y la necesidad de su existencia. Pero en el caso de la violencia obstétrica se va más allá del mero error, no hablamos de negligencia o mala praxis solamente sino que añadimos la intención.

Y aquí es donde las activistas nos damos contra el muro del tabú que nos interroga ¿pueden acaso los profesionales de la salud tener mala intención? ¿Puede una profesión  tan antigua como la humanidad representante de nuestras mejores cualidades y avances y basada en la máxima: "primum non nocere" (ante todo no dañar) ser intencionadamente violenta?

Para mí este es el primer tabú, denunciar una violencia intencionada a manos de la obstetricia se plantea como un ataque contra nuestra ciencia, nuestro progreso y nuestra humanidad.

Y créanme amo y defiendo los tres.

Pero creo que es importante, si bien no excusar estas prácticas, entenderlas dentro de su contexto social no menos culpable.

Entender la institucionalización e industrialización del parto, su masculinización y medicalización en un contexto social tecnocrático, capitalista y patriarcal, es necesario para poder resolver los graves problemas que la violencia obstétrica representa no sólo para las víctimas sino para los/las profesionales.

También es conveniente entender las causas de la violencia obstétrica como un conjunto de factores y su aplicación, así como todo un conjunto de creencias, la falta de actualización y unos protocolos basados en percepciones equivocadas de lo que un parto fisiológico conlleva o el riesgo preciso que supone.

Otros ejemplos de violencia institucional pueden darse en centros geriátricos, escuelas o centros penitenciarios, pero la gran diferencia de estos comparados con la violencia obstétrica, es que las víctimas de violencia obstétrica así como el resto de la sociedad la interpretan como un acto necesario e incluso heroico. Esto se basa en la creencia, promovida durante  los últimos 80 años, de que el parto es un proceso patológico que requiere el conocimiento de un médico para ser llevado a cabo y que este está por encima del conocimiento o capacidades femeninas y/o maternas.

Es muy importante resaltar que la violencia obstétrica es por tanto no sólo un problema profesional sino social. La cultura actual de partos otorga poder al médico (¡En ocasiones ni siquiera a la matrona!), se considera el parto como un proceso arriesgado y patológico y se desautoriza a la mujer en su capacidad de decisión por considerarla un vehículo o recipiente para la obtención de un producto: el bebé.

La mujer es por tanto prescindible por entenderse que la salud del bebé es principal. En este sistema cultural de valores se establece que el amor maternal incluye el sacrificio de la vida propia, cosa sobre la que una gran parte de las madres estarán de acuerdo de manera instintiva pero algo que, a mi parecer, no debería pasar jamás por encima de la capacidad propia de decisión y la libertad y autonomía de las mujeres. Curiosamente este amor maternal incuestionable es en cualquier caso puesto en tela de juicio de inmediato si la futura madre o madre potencial decide ser sujeto activo y contradecir o desechar las opciones que le ofrece el sistema de salud.

La complejidad al lidiar con la violencia obstétrica se gesta en las siguientes dificultades a la hora de aceptar o entender que existe un problema:

-Los profesionales que ejercen violencia obstétrica la consideran parte de su correcta actuación profesional, a menudo como la única o mejor opción para llevar a cabo su trabajo.

-Los profesionales que entienden estas prácticas como incorrectas o violentas temen enfrentarse a sus colegas o al sistema mismo que los ampara.

-Las usuarias y sus familias, así como la sociedad en general, interpretan estos actos como necesarios y en ocasiones prodigios o heroicidades.

-Ciertas intervenciones y malas prácticas se derivan de problemas políticos y/o económicos en las instituciones que derivan en falta de formación actualizada, falta de personal especializado y otros intereses que poco o nada tienen que ver con el fin último de la salud de la madre y el bebé.

Por lo que a mi parecer la resolución de este problema requiere la concienciación de las tres partes implicadas y en definitiva de un cambio social y cultural.

Se necesita con urgencia...

La actuación inmediata sobre la necesidad de actualización y sensibilización de lo que implican estas prácticas innecesarias a corto y largo plazo.

Una concienciación de que los demás profesionales juegan un papel importante en evidenciar las malas prácticas y promocionar una mejora en la atención de las mujeres y los bebés así como en la decisión informada.

Y un cambio en la cultura de sometimiento durante el parto, la cultura del dolor y especialmente, y digo esto sintiéndolo como una utopía, un cambio profundo en las desigualdades sociológicas impuestas a las mujeres. Entender que somos usuarias de un sistema de salud que pagamos con nuestros impuestos es necesario para tener un comportamiento asertivo que busque una mejor atención en los servicios de salud.

Por otra parte la violencia obstétrica a menudo es también tabú en el movimiento por el parto respetado, en más de una ocasión me he encontrado con muchas organizaciones, activistas y asociaciones que no han querido participar en proyectos comunes porque no quieren pronunciarse desde la controversia, lo negativo o lo combativo. Creo que esto surge de dos puntos, uno es la tendencia actual, principalmente promovida en las redes sociales y proveniente de Estados Unidos, de una filosofía de tipo new age sobre la positividad para la mejora de la vida (ley de la atracción, crea tu realidad, el secreto) a menudo relacionada con terapias alternativas y por otra parte porque es una perpetuación social el asociar a las mujeres y su matriarcalidad con actitudes pacíficas y serenas, las mujeres a menudo asumimos ese rol porque hemos aprendido que la agresividad aunque solo sea lingüística y de queja necesaria, es masculina. Tradicionalmente se ha desdeñado cualquier signo de agresividad en las mujeres por ser "poco femenino", no debemos de olvidar que esto contribuye a mantenernos en sumisión socialmente.

Soy pacifista convencida pero también creo profundamente que una debe gritar cuando sus necesidades básicas, su dignidad y derechos son violados. Y si bien soy la primera en pensar que la matriarcalidad puede contribuir por diferentes vías a un mundo más pacífico o al menos a un mayor equilibrio y bienestar social, también creo que tal y como reza la cita feminista "las mujeres que se portan bien rara vez hacen historia". Y obviamente no se trata de hacer historia por tener una estatua, sino por conseguir alterar el paradigma que tan a menudo nos oprime.

"El cuerpo de las mujeres también es tabú"

Nuestra concepción del mundo, nuestra capacidad de decisión, nuestra identidad y nuestra libertad, son conceptos y percepciones que se emiten desde los confines físicos de nuestro cuerpo. Nuestro cuerpo con toda su complejidad y mundanalidad. Nuestro cuerpo aprende, siente, experimenta, se excita, crece y sufre. Pero no lo hace de manera insular, pertenece al complejo mapa de la interacción humana. Será amado, abusado, acariciado, abrazado, acosado, respetado o torturado por otros. Pero además la experiencia física está supeditada a todo un sistema de valores socioculturales y dependientes de política, era, religión, situación geográfica, economía y...género.

Las mujeres contemporáneas crecen irremediablemente en un continuo enfrentamiento entre la cultura que las promueve como objetos sexuales al tiempo que las controla sobre sus decisiones reproductivas y sus propios deseos, necesidades y voluntad.

Los dos conceptos de mujer más antiguos que conocemos, en la sociedad occidental, aún prevalecen a día de hoy sobre nosotras. Los conceptos bíblicos de mujer

Eva: carnal, sexual, activa, independiente, con capacidad de desear y decidir y por ello culpable de todo el sufrimiento de la humanidad incluido el suyo propio. Y

La virgen María: la madre de Dios, la imagen de la madre por excelencia a través de miles de representaciones pictóricas,  carente de deseos y necesidades mero vehículo de algo mayor que ella, los hombres y su destino. La virgen María como puente, recipiente o contenedor de lo que verdaderamente importa y de la que se espera que esté a la altura de las circunstancias entendiendo que ella es inferior en el gran orden de las cosas, por tanto su espíritu de sacrificio es intrínseco y su espiritualidad viene dada únicamente a raíz de su relación con las figuras patriarcales de Dios padre y Dios hijo.

Hoy en día el arquetipo de mujer "Eva" sigue siendo castigado y cuestionado alrededor del mundo. A la mujer se le sigue negando una sexualidad propia y las decisiones especialmente en torno a su sexualidad o embarazo son juzgadas y cuestionadas. En el 2014 mientras escribo esto, salta a los titulares de muchas publicaciones de la prensa rosa el hecho de que haya actrices pronunciandose sobre su decisión de no ser madres, entre otras la actriz Cameron Díaz explica de mil maneras cómo ha optado por una vida sin hijos y de hecho parece ser que hay hasta un best seller sobre esto y una organización que ofrece apoyo psicológico sobre este particular. ¿En serio? ¿Realmente necesitamos apoyo psicológico para poder aceptar una elección libre? Cuando estos artículos explican la necesidad de este apoyo están explicando que este apoyo es necesario porque la sociedad en la que vivimos no acepta a la mujer no madre y esto me hace pensar en tantos "formatos" o "versiones" de mujeres que la sociedad no acepta y por los que tenemos que ir al psicólogo o buscar ayuda o perecer debajo de disfraces, mentiras o incluso el auto abuso y en ocasiones el suicidio.

Los formatos no aceptables o al menos controvertidos en esta sociedad occidental en la que vivo varían desde no teñirte con las primeras canas o pasar de la talla 38, ser madre subrogada, no tener hijos, abortar, tener múltiples compañeros sexuales y un muy largo etcétera, mucho más extenso y opresivo que el que suelen experimentar  las posibles decisiones masculinas.

 Por supuesto estamos todos mucho más liberados en la superficie o apariencia social en general  desde los años sesenta pero en la realidad y profundidad este tipo de cuestiones siguen siendo sometidas a juicio y basta con cambiar el sujeto en más de una frase, en muchas conversaciones actuales para entender la presión a la que las mujeres se ven sometidas constantemente.

Por poner un  ejemplo muy obvio y básico si bien es cierto que las mujeres en Europa tienen acceso al voto y al trabajo, también es cierto que la gran mayoría sigue haciendo la mayor parte de las tareas domésticas, siente la necesidad de excusarse o dar las gracias por ellas y sigue siendo en la publicidad quien se representa al cuidado de los niños y adultos junto con otras tareas domésticas.

Hay dos cosas que se esperan de manera intrínseca e indiscutible de las mujeres y que pesan como losas en cualquier conversación. Una es que las mujeres sean de manera natural las cuidadoras y proveedoras de amor y sexo y la otra es que por lo tanto las mujeres deben cuidar su aspecto ya que de acuerdo con el primer punto este no les pertenece.

Es muy común que a las niñas que menstrúan por primera vez se les diga que "tengan cuidado" en una manera eufemística de referirse a la sexualidad que implica que como portadoras de algo que otros quieren deben estar vigilantes y ofrecerlo sólo a quien sea merecedor, aquí toda una colección de cuentos y películas de princesas se encargan de reforzar durante toda nuestra vida esta idea, así como la idea de la virgen María de sacrificio por el patriarcado. Véase La Sirenita de Disney entregando su voz (talento e individualidad) por su príncipe y como castigo por desobedecer al padre. O a Bella de La Bella y la Bestia sacrificándose por su padre y permaneciendo con el abusador porque con su amor conseguirá cambiarlo.

Pocahontas que dice que si matan al capitán Smith la tendrán que matar a ella, incluso en Mulan una de las primeras películas consideradas feministas en el historial Disney, Mulan adopta el rol de hombre en un acto de sacrificio por su padre y en cierta forma asumiendo responsabilidad o culpa por no haber nacido varón y pese a resultar ser una guerrera magnífica, vuelve a casa para cuidar a sus padres y acepta casarse... Podría seguir comentando la misoginia de Disney (e incluso el racismo) pero creo que eso daría para otro libro.

La literatura popular de los cuentos de hadas buscaba ser pedagógica en un tiempo en el que las mujeres valían menos que los hombres, las niñas podían ser víctimas de atrocidades y las mujeres podían, tan sólo a través de belleza y casamiento, prosperar en la escala social. El hecho de que estas historias sean las que se siguen contando, el hecho de que la mayor parte de las niñas quieran ser princesas y no astronautas por ejemplo es un síntoma más de la falta de evolución profunda en las cuestiones de género.

En cuanto a la percepción de nuestro cuerpo y el conocimiento del mismo, las mujeres solemos crecer escuchando sobre nuestro cuerpo no que "tenemos una vulva" sino  "que no tenemos pene". Estableciendo como el "modelo estándar" de cuerpo humano el masculino. En el año 2014 presenciando un examen de Kung fu de uno de mis hijos tuve que escuchar al máximo instructor del club explicarle a una mujer que se examinaba delante de todo el mundo, que la pelvis normal tenía unas características determinadas pero sin embargo las de las mujeres...Entre en shock, este señor ante 20 personas la mitad niños y niñas, se quedaba tan pancho, y nadie se inmutaba, al decir que las pelvis de las mujeres no son las normales, no daba crédito ¡Las pelvis de las que sale el mundo son una variación del modelo estándar!. Es absurdo, los humanos se dan en diferentes colores, sexos y formas. Y sin embargo esta idea de modelo patriarcal estándar del que se derivan adaptaciones consideradas inferiores se perpetúa y extiende en nuestro día a día. El discurso machista está integrado e interiorizado hasta el punto en que he llegado a escuchar a mujeres plantearse su futura lactancia diciendo que no saben si amamantaran ya que tienen que tener en cuenta que sus pechos son objetos sexuales.

Hace unos años la revista Mother and baby publicaba una editorial en la que bajo el título "Yo doy leche de fórmula ¡y qué!, la editora hablaba de todos los razonamientos por los que había tomado esta opción a mi entender por su tono era una decisión rebelde radical, feminista y liberadora y entre ellas lo hacía por querer mantener sus "fun bags" (bolsas de diversión) y también porque le resultaba perturbador ver a un pequeño bebé poniendo sus labios donde "antes sólo había estado su amante". Una vez más los pechos son de otros.

La posibilidad de conciliación entre el modelo establecido desde Eva y el de la virgen María parecen a menudo impensables e imposibles.

¿Y qué tiene todo esto que ver con la violencia?

La primera violencia es para mi la violencia que se nos inculca socialmente cada día para ejercerla contra nosotras mismas desde pequeñas, es aquella que nos somete a ir contra el deseo propio, el deseo como expresión de nuestra voluntad y autoridad. Nuestra voluntad como algo independiente del contexto, de la historia y del otro. Esta lucha no es exclusiva de la matriarcalidad ya que sucede en muchos otros ámbitos como una constante de la era moderna y asociada como la única vía de progreso el triunfo del intelecto sobre el instinto. Desdeñar y aniquilar cualquier signo animal en nosotros, hasta llegar a creer que no somos animales y utilizar nuestra animalidad como insulto, como lo execrable de nuestra humanidad, lo identificable con nuestra mortalidad y por tanto con nuestra existencia efímera.

En los procesos fisiológicos de la mujer se evidencia a la mamífera sexuada que somos, en ese instante se nos caen de cuajo, si nos dejan, varios siglos de opresión, represión y moral machista. Por tanto gran parte de la necesidad de científicación de  ese proceso es el someternos, el esconder, anular y controlar esa posible conexión con nosotras mismas, con unas nosotras, sepultadas bajo miles de mandatos patriarcales.

Científicas nuestros partos es necesario para el progreso, nuestra animalidad, nuestro instinto antiguo y salvaje que podría actuar como llave de reconexión con una posible esencia desde la que reconstruirnos, ya no cabe en nuestra cultura fundamentalista, patriarcal y machista, como tampoco no cabe en nuestra supremacía intelectual, que nosotras a cuatro patas, con una cabeza humana asomando entre fluidos nos recuerde nuestra inmortalidad. Nuestro mundano sitio en el contexto animal.

La represión de la voluntad propia en las mujeres es un largo y constante suicidio emocional. Aprender a entender nuestra realidad permanentemente en relación a otra persona más allá de las fronteras de nuestro cuerpo, es la forma más tediosa de acabar por desconectarse de la intención propia, de las necesidades individualidades y en definitiva es aniquilarse a una misma.

Tal y como explica de manera brillante John Berger en su obra "Ways of seeing": Uno podría simplificar esto diciendo: Los hombres actúan y las mujeres aparecen. Los hombres miran a las mujeres. Las mujeres se miran a sí mismas siendo miradas. Esto determina no sólo la mayoría de relaciones entre hombres y mujeres sino además la relación de las mujeres consigo mismas. El inspector de las mujeres en ellas mismas es masculino: la femineidad inspeccionada. Y así ella se convierte a sí misma en un objeto-y en especial un objeto de la visión: un espectáculo.  

Es decir el deseo propio es establecido como si de un espejo emocional se tratase y como si viviésemos atrapadas en ese espejo. Vivir a través de los deseos, expectativas e intenciones de otros es aniquilador. Al final vivir como mujer se convierte en algo así como habitar en nuestro propio cuerpo sin llegar a sentirlo propio jamás.

Para cuando una mujer está embarazada su cuerpo ya es de dominio público, su espíritu de sacrificio ya es lo esperado de ella y su falta de capacidad de decisión ha sido programada durante toda su vida.

Las niñas crecen expuestas a todo tipo de abusos, de micro machismos más o menos aceptados, desde los comentarios despectivos, pasando por los acosos callejeros desde que nos crecen los pechos, a los tocamientos indeseados o en ocasiones situaciones más graves, las niñas crecen en general con una concepción de su cuerpo desde la exposición al exterior. El cómo se verá o apreciará desde fuera es algo fomentado desde la infancia, los conceptos de belleza y su cuidado son promovidos desde los primeros juguetes y juegos, la responsabilidad de cuidar y cuidarse se regala con cada muñeca y set de peluquería, con cada comentario sobre lo guapa que está y no sobre lo que hace, lee o le pasa, con cada "no llores que te pones muy fea". La idea de responsabilidad sobre el aspecto físico es permanentemente inculcada. Creo que esto perpetúa la percepción de responsabilidad sobre el cuerpo sin autoridad sobre él.

El cuerpo de las mujeres como si de una obra de arte carísima se tratara, nos pertenece tanto y tan poco como el Guernica al conserje aburrido de un museo.

 

Ser mujer, la patología

Cuando una niña tiene su primera regla la sensación de pérdida en general es terrible. La menstruación a las niñas se les explica en el mejor de los casos con un sentido de obligación y responsabilidad, con una carga moral y en el peor de los casos como algo sucio, secreto y pecaminoso.

A menudo la sexualidad a los niños y niñas se explica entre titubeos y con rodeos.

La sexualidad es parte de nuestra salud es síntoma de estar vivos y lo único sucio, feo y violento es que se practique sin el consentimiento de alguna de las partes implicadas.

La libertad sexual de las niñas está unida irremediablemente al momento de su primera menstruación. Y en ese momento en el que la niña sigue siendo niña emocional y psicológicamente hablando y pese a que su cuerpo tenga una madurez fisiológica, se la carga con la responsabilidad del cuerpo objeto. Ese cuerpo que había estado tan cerca de ser libre, de reírse, correr, saltar, tocar, ser capaz de todo. De pronto es una bomba de relojería que te ponen en las manos sin ni siquiera decirte cómo va el mecanismo. Para muchas niñas por circunstancias familiares y económicas sigue implicando también que se las vea con la madurez necesaria para darles la responsabilidad de cuidar de otros.

A muchas de nosotras (con suerte) nos lleva décadas descubrirnos libres y disfrutarnos en una sexualidad propia desde la que disfrutar si queremos con otros/as.

Crecer debería ser una alegría, la alegría de estar viva y experimentar con la sexualidad de manera responsable. Y esto rara vez se permite o promueve en las niñas. Incluso cuando algunas madres decidimos fomentar esto, nos vemos limitadas por los constructos sociales a los que nuestras hijas se exponen al experimentar y disfrutar de su cuerpo, de la vida y de su libertad como se les diría a los chicos de su edad.

Socialmente la mujer siempre se acaba tropezando con el tabú de la mujer que disfruta del sexo desde su autoridad. En las representaciones culturales de estos modelos, siempre se acaba copiando el modelo patriarcal y a menudo. Por ejemplo en situaciones culturales que tienen un barniz de "liberación" como  la serie de televisión de éxito internacional, Sexo en Nueva York, en esta serie como en muchas películas contemporáneas  la mujer adopta el papel de supremacía en las relaciones sexuales y un rol en principio estereotípicamente masculino; independencia, trabajo de éxito, poder adquisitivo, etc...Para acabar concluyendo que necesita ser "princesa rescatada". Que en realidad el amor romántico es su ambiente natural y el tener éxito para poder comprar zapatos y tener sexo no le llena, pese a todo esto necesita al príncipe azul que la salve y la guíe.

Además en gran parte de países a través de anuncios, películas, artículos y libros la mujer libre sigue siendo asociada con una serie de mitos punitivos: soledad, insatisfacción, desequilibrio emocional y falta de respeto social. El arquetipo de la bruja: la mujer soltera, fea, malvada y consumida por el egoísmo.

En España en las muy lamentables viñetas publicadas en la gaceta de la SEGO (Sociedad Española de Ginecólogos y Obstetras) las mujeres eran representadas como gordas poco agraciadas y viejas cuando se las mostraba en cuestiones de patologías obstétricas o partos y como jóvenes atractivas con minifalda y escote cuando se trataba de mujeres con enfermedades de tipo sexual. Las primeras además asistían a la cita con el médico acompañadas por su marido y eran representadas como analfabetas o incultas.

La violencia tiene muchas capas y la cultura en la que se cimenta la violencia obstétrica es antigua y profunda pero también es absolutamente inaceptable en el siglo XXI.

Un primer paso sería quizás fomentar la educación sexual desde la salud y en igualdad de condiciones. Revisar la actitud de víctima o proveedora de sexo que seguimos perpetuando en todos los referentes socio culturales, los falsos estereotipos de que los hombres tienen una mayor necesidad de sexo que las mujeres y una menor capacidad de control, el miedo al propio cuerpo en las mujeres promovido por la ignorancia anatómica que tenemos las mujeres a menudo sobre nuestros cuerpos.

La perpetuación de la concepción patológica de la menstruación, sin conocerse ni entenderse, la sexualización de la lactancia materna acompañada de la crítica y exclusión social son cuestiones urgentes. 

En definitiva necesitamos romper con la concepción patriarcal de lo que debe ser vivir en un cuerpo de mujer y con las expectativas sociales sobre ese cuerpo y redescubrirnos en plena ignorancia alejadas de toda convención.

Las mujeres nos vemos llevadas a la necesidad borrar, con mucho esfuerzo y consciencia, lo aprendido, entendernos alejadas de lo establecido para poder desde allí transmitir con un "lenguaje propio" a nuestras hijas y nietas y a todo aquel que quiera saber,  lo que ser mujer puede llegar a ser. Y digo "puede" porque creo que con el peso cultural y las limitaciones sociales sería mucha utopía creer que nos podremos conocer en profundidad y desligadas de lo aprendido, así de pronto.

La promoción de la  mujer como esclava voluntaria

Las mujeres somos culturalmente entrenadas para el silencio, la invisibilidad, el dolor, el sacrificio y la vulnerabilidad. Nuestras cualidades ni siquiera son apreciadas por ser para nosotras, son en su esencia serviles, carecemos de espacio y de tiempo, nuestra matriarcalidad ha sido vulnerada, tergiversada y pisoteada durante siglos.

Nuestro sexo y nuestros hijos han sido y son maltratados, torturados, violados y oprimidos en las guerras de otros.

Nuestras ideas se silencian, nuestros cuerpos se controlan y censuran, se violan...nuestros derechos también.

Y a veces este trato está tan integrado que ya lo facilitamos nosotras mismas antes que nadie. Como decía Simone de Beauvoir, "El opresor no sería tan fuerte si no tuviese cómplices entre los propios oprimidos”.

Seguimos limpiando y cocinando en películas y anuncios. La narración de la gran mayoría de películas es masculina. Los vídeos musicales objetifican y abusan de las mujeres más que nunca y las cantantes pop lo defienden como liberación. La cultura de la moda promueve unos cánones de belleza irreales e inalcanzables. Los estereotipos de mujeres supuestamente independientes y "liberadas" se basan en el capitalismo y el consumismo así como en los roles sexuales diseñados para la satisfacción del hombre y por tanto para reforzar un sistema económico en el que la hipersexualización de la vida vende.

 

Las mujeres son tan esclavas del mundo en el que viven como hace 40 años sólo que ahora nos ofrecemos voluntarias a hacer de trabajadora, ama de casa y aspirante perpetua a parecer una adolescente, estableciendo que esto lo hacemos de motu propio y por tanto de manera independiente.

A las mujeres se las apoya en esta "esclavitud" voluntaria reforzando el mito de que tiene dotes especiales para la multitarea, que está más capacitada para ciertas cosas o concediéndole una pequeña autoría en la satisfacción de pensar que las mujeres hacemos ciertas cosas mejor. El otro día presencié como un hombre ante la capacidad de su mujer de encender un microondas que él no conseguía activar, sentenciaba: "hay cosas que sencillamente las mujeres saben hacer mejor".

Toda esa cultura también se perpetúa a través de las redes sociales en forma de videos virales, campañas publicitarias y memes sobre lo que esperar de las madres.

Recientemente aparecía un video que cientos de madres compartían de manera viral y con orgullo. En él aparecían aspirantes a un puesto de trabajo, en la entrevista para el puesto se definían los requisitos: no tendrás salario, se te necesitará a horas intempestivas, largos turnos, clientes exigentes y un largo etcétera para acabar revelando que se trataba del "trabajo" de las madres. Los entrevistados aparentemente ignorantes de la grabación, se emocionaban y reconocían en la descripción a sus propias madres abnegadas, algunos lloraban en agradecimiento.

Y la gran mayoría de mujeres en las redes sociales, compartían, aplaudían y lloraban viéndose reconocidas tras tantos años de invisibilidad.

He aquí el gran triunfo del sistema en el que vivimos. A la mujer esta palmadita en la espalda le recompensa porque el día a día es su invisibilidad permanente. Una vez más la idea de la madre que trabaja doble, se sacrifica y no duerme, salta a la palestra para ser recompensada con la  admiración de el que, según estos vídeos, es incapaz de hacer lo mismo.

Ser padres en general requiere dejar de ser egoísta, implica entender, siendo responsable y consecuente y de una manera primal que nuestros hijos nos necesitan, tienen que salir adelante y con suerte ser mejores que nosotros. Eso se caracteriza por un cierto espíritu de sacrificio, de adaptación y flexibilidad, eso que es ser padres en nuestras generaciones contemporáneas debido a la desconexión de nuestros instintos más básicos, se viene representando a medio camino entre un rol complicadísimo, insufrible y algo heroico. (Y es que en realidad se considera heroico porque las condiciones laborales y sociales hacen que resulte poco menos que imposible).

Pero debemos estar atentas/os porque la intelectualización de la ma/paternidad que vivimos en nuestros días no hace sino alejarnos aún más de nosotros y nuestros hijos. Y nos convierte en presa fácil del marketing, da igual de la filosofía que se venda, sea de crianza con apego o desapego. La inhabilidad y la inseguridad compran. La dependencia de un gurú, un libro o un sistema garantiza clientes asiduos.

Ser padres y madres es duro y difícil, cierto, y quizá somos (en esta parte del mundo desde la que escribo) de las primeras generaciones que han alcanzado cierta combinación de comodidades económicas y sociales conjugadas con falta de espacios y tiempos como para poder decirlo en voz alta, pero creo que de eso hemos pasado a un estado de análisis permanente gracias a la venta de libros, productos, filosofías y gurús que convierten nuestro rol en algo que intimida, que preocupa y que (y esto siempre es lo más importante) necesita de otros para poder ser llevado a cabo. Ejercemos la ma/paternidad desde una discapacidad emocional y fisiológica que nos hace creer que no podemos criar a nuestros hijos.

Volviendo al video, este trabajo arduo no recompensado, se atribuye permanentemente a la madre y en estos últimos tiempos el mero hecho de aceptar la corresponsabilidad por parte del padre es digno de aplauso popular, la medalla al mérito...Los padres que tienen hijos deberían ocuparse de ellos, sean del género que sean, no hay más.

Ambos progenitores (hablo en este caso de parejas heterosexuales) han pasado a ser ahora víctimas del marketing y manipulación mediática que los empujará a un lado y a otro para hacerlos dudar de cualquier decisión sobre sus hijos.

Pero la mujer sigue haciendo todo eso bajo la premisa de que ella no importa, su tiempo tampoco y su trabajo, el remunerado y el otro, tampoco.

En una gran mayoría hemos pasado de ser las únicas responsables del hogar y los hijos a añadir a esta la responsabilidad del trabajo fuera de casa. Adquiriendo sacrificios en ambos, sacrificando opciones en la crianza y sacrificando aspiraciones laborales. O teniendo que reclamar una igualdad que se suele interpretar como "ayuda" volviendo a pasarnos la responsabilidad de limpieza, cuidados y demás tareas domésticas.

Además de ser la mujer a quien se identifica con los roles de cuidado y limpieza la mujer debe procurar que el ser mujer con sus implicaciones fisiológicas no afecte a sus intentos de destacar en el trabajo, las cuestiones menstruales, gestacionales o de lactancia y maternidad no pueden nunca formar parte de su personalidad trabajadora.

La asignación de un rol maternal sin espacio para emitir la individualidad, decisión propia o libertad es una forma de represión y violencia.

Conciliar y ser multitarea son palabras que han venido a reforzar la obligación de las mujeres de trabajar doble y esforzarse por hacerlo mejor.

El hecho de que el acuerdo tácito de que nos "dejasen" participar en el juego capitalista y acceder a las profesiones que siempre nos pertenecieron por derecho, fuese hecho en desigualdad nos ha llevado a aceptar condiciones inaceptables.

Las mujeres asumen el doble de responsabilidad con la mitad de reconocimiento, esta fórmula sigue siendo la fórmula perfecta para tener sometido a todo un género.

Las mujeres pioneras en diferentes campos profesionales, hace no muchos años a menudo decidían no tener hijos por ser esto inaceptable con el tipo de roles profesionales que perseguían. Hoy en día las mujeres posponen su maternidad o sus expectativas laborales.

Hoy en día se les sigue preguntando en las entrevistas sobre la compatibilidad de su trabajo y su maternidad. Yo no conozco ningún caso de hombres a los que se les pregunte en una entrevista, si piensan tener hijos o si los tienen y cómo afectará esto a su trabajo.

Y además a esto prosigue el mensaje social de preocupación en prensa de que las mujeres tienen hijos demasiado tarde, y a estas se las controla y "castiga" más tarde obstetricamente categorizandolas como madres añosas incapaces y estableciendo que para ellas el hecho de parir es algo imposible.

Si tienes hijos como adolescente es porque eres una chica fácil y descerebrada que no sabe lo que hace y eso está mal, haremos programas en la MTV para que sepas el horror que te espera, un parto dolorosisimo y una maternidad que es un castigo. Claro que la maternidad a esas edades es una gran pérdida de otras experiencias y a menudo es fruto de un acto impulsivo o inexperiencia. Pero no seamos hipócritas las modelos que les enseñamos en esa misma MTV a esa niña le han dicho que se ofrezca a otros y que sé sexualice. Quizá  según la sociedad el fallo ha sido saltarse la parte Disney y no esperar al príncipe y centrarse sólo en los vídeos de objeto sexual de los raperos.

Según mandato social las mujeres tenemos que tener hijos sólo en la edad que interesa, cuando permitan que nos alejemos de las posibles aspiraciones laborales pero sin irnos lo suficiente como para que afecte a la productividad. Sólo lo justo para que "lo que importa" en el sistema que vivimos no sufra.

La mujer siempre pierde porque nunca juega en casa. El equipo ganador ya está establecido y da igual lo mucho que lo intente porque sólo opta al premio de consolación.

El hecho de que elegir nuestra maternidad o su ausencia dependan de todo un sistema económico y de valores preestablecidos limita nuestra libertad y nos hace esclavas del mismo.

Yo quiero que mis hijos tengan a los suyos, si es que quieren, cuando quieran y puedan, con responsabilidad y consciencia y porque se han enamorado de otros o de la vida hasta tal punto que tienen que poner todo ese amor en crear a un ser humano. Y aún así que todas las posibilidades sean, quién sabe,  las que sean surjan de la libertad, la adopción, la maternidad no planeada pero querida y un imposible etcétera de accidentes que es la vida en sí misma. Y espero que en su sistema de decisiones el resto cultural y social les importe poco porque habrá dejado, ojalá, de controlar sus vidas.

Mientras escribo esto

Mientras escribo esto se juzga el caso de Savita en Irlanda, una mujer que murió porque el estado, controlado por la religión católica, decidió que no tenía derecho a dejar de ser madre para salvar su propia vida cuando la de su bebé ya se daba por perdida.

Mientras escribo esto en mi país, España, en el que ya no vivo desde hace más de 20 años, se les dice a las mujeres que se cuiden de ser violadas se les sugiere que lleven un silbato (alcalde de Bilbao 2014) pero luego si no llevan silbato y algún descerebrado las deja embarazadas una vez preñadas tienen que asumir ser madres, exponerse a un aborto ilegal o salir de España para interrumpir su embarazo.

En este mismo país un año más tarde se hace campaña para que no puedan tener una Doula en su parto, pese a ir esto contra sus derechos, esta campaña mediática y aceptada socialmente habla de que las Doulas inducen al canibalismo. Las matronas en el medievo fueron acusadas de todo tipo de despropósitos, lo que se juzga, malversa y somete es la autonomía y voluntad de las mujeres, sea esta en forma de minifalda, doula, matrona o pelo sin depilar.

Mientras escribo esto, en Irlanda de nuevo, una mujer que quería un aborto a las 8 semanas y que según los exámenes psiquiatras tenía intenciones suicidas, fue arrestada, alimentada contra su voluntad hasta que su embarazo fue más allá de la fecha que por ley contempla el aborto y posteriormente forzada a una cesárea. En este caso como en el de Savita ambas mujeres son emigrantes.

Mientras escribo recuerdo el caso en Brasil de Adelir Lemos, una mujer que no aceptó la recomendación de su obstetra de quedarse en el hospital basándose en su decisión informada y que por ello fue sacada de casa por la policía en mitad de la noche en trabajo de parto para ser forzada a una cesárea contra su voluntad.

La violencia obstétrica se planea con antelación en toda una construcción social de negación de voluntad propia de la mujer y reducción del cuerpo de esta a contenedor de los deseos y expectativas de otros.

Ignorancia para el control

El hecho de que nuestros genitales estén más escondidos que los masculinos no ayuda al autoconocimiento y perpetúa una gran ignorancia sobre nuestra anatomía y sus capacidades.

La mayor parte de las mujeres que dan a luz hablan de su dilatación en el parto sin haber visto su cervix y sin saber qué es lo que tiene que dilatar. Y no olvidemos que para ejercer el control sobre otro se necesita su ignorancia.

El conocimiento de nuestro cuerpo es a menudo desde lo abstracto y despegado. Y el autoconocimiento a menudo se considera peligroso, hablar de medirse la dilatación es tabú y desaconsejado y tachado de peligroso. Personalmente con mi barriga y entre contracciones es lo último que hubiese hecho en mis partos pero la libertad sobre nuestros cuerpos desde la información debe ser siempre respetada.

 Por otra parte han surgido proyectos como el que existe en internet llamado beautiful cervix project” en el que se anima a las mujeres a la auto exploración anatómica y que promueven la idea de que al ver sus cervix y saber cómo cambian durante sus ciclos las mujeres se sentirán mejor con sus cuerpos y tendrán una mayor autoridad sobre los mismos.

La masturbación entre los adolescentes masculinos es a menudo promovida, elogiada y representada en la cultura popular. La masturbación entre las mujeres sigue sin ser un tema demasiado popular pese a que curiosamente el clítoris es el único órgano humano cuya única función es dar placer.

Existe una constante patologización de nuestra sexualidad. Nuestro género a menudo se plantea como una enfermedad en sí mismo.

La incidencia de publicidad sobre yogures para cuidar la flora intestinal, las compresas para incontinencia urinaria, la flatulencia, las migrañas que afectan a todas nuestras responsabilidades (cuidar de los niños y la casa) y otros males son siempre representados en referencia a nuestro género. A eso se le añade la cultura que pesa sobre nuestros ciclos.

La menstruación se vive desde sus inicios como un castigo, un enorme inconveniente, una maldición y un sufrimiento.

Sugerir a un grupo de mujeres adultas que la menstruación no tiene porque ser un sufrimiento suscita las mismas reacciones de incredulidad y mofa que cuando se les dice que un parto puede ser incluso placentero.

La menstruación es en muchas culturas considerada como signo de impureza y suciedad, las mujeres cuando menstrúan (también durante el sangrado posparto) son aisladas privadas de contacto, acceso a higiene e interacción sexual, causando en ocasiones enfermedades e incluso la muerte. En la cultura occidental, una gran parte de mujeres se médica durante la menstruación pese a ser un proceso en general fisiológico. La vivencia y transmisión cultural de la menstruación como patología acaba irremediablemente haciendo que esta lo sea.

Es un tabú sangrar y hablar de la menstruación abiertamente, socialmente esto es equiparable a defecar.

La sangre que sale de nuestro cuerpo no es sucia, pero la connotación de impureza o suciedad ha quedado permanentemente asociada a las mujeres puesto que a ellas fue atribuida la posibilidad de lo contrario.

La adaptación de las mujeres a la industrialización del trabajo se hizo a expensas de integrar sus cuerpos cíclicos en horarios y calendarios lineales, de hecho hay quien argumenta que la píldora considerada elemento clave en la revolución feminista que lo fue por lo que supuso sexualmente, fue también una manera de hacer controlar la menstruación para el trabajo, con la píldora las mujeres no tienen un ciclo fisiológico sino que se les quita por completo y se les induce una "falsa regla" durante unos días concretos.

EL PARTO

La litotomía una historia de doblegación y sumisión

En el año 2014 en mis clases de preparación al parto utilizando un plátano y una pelvis explico a las parejas  que el parto tal y como vemos en las series y películas (normalmente estadounidenses) con la mujer tumbada en posición de litotomía no tiene sentido fisiológico más que para quien necesita intervenir. Si partimos de la premisa de que el parto en si no es un proceso patológico que requiera asistencia, no requiere de alguien que se establezca cómodamente en una posición de espectador esperando el problema a solucionar.

En la postura de litotomía la apertura de la pelvis se reduce hasta un 28%, el peso de la madre y el bebé recaen sobre la vena cava y la arteria aorta afectando el flujo de oxígeno a ambos. Con el plátano ilustro la dirección que ha de seguir el bebé y el hecho de que tumbada la mujer está en realidad empujando hacia el techo y contra gravedad. La postura es incomodisima, el empujar un bebé de unos 3 kilos de media fuera de nuestros cuerpos en esa postura es obviamente antinatural. Yo, tras haber parido de rodillas a mis tres hijos sin analgesia, puedo decir que hubiera pedido anestesia a gritos si alguien me hubiese forzado a cualquier otra postura, la mera idea de acostarme que me surgía entre contracciones vencida por el sueño, se me hacía absolutamente insoportable tan pronto tenía una contracción, a menudo pienso que la epidural de hecho debe su éxito a la litotomía.

Las contracciones que durante años de historia obstétrica hemos buscado aniquilar como triunfo de progreso, sin entender que las contracciones no son patológicas puesto que no hemos salido aún de la idea de que el parto tampoco lo es, las contracciones como digo son un sistema de comunicación de lo más preciso y efectivo para poder ejercer autonomía y control sobre el parto. Cuando a las mujeres se las sienta, se las acuesta, o se las coloca en potros, el dolor se acentúa de manera correcta impulsandolas a moverse. Y esto acaba por derivar en todo tipo de  complicaciones y generar lo que se conoce como cascada de intervenciones, algo así como un efecto dominó, el tumbar a las mujeres tiene entre muchos otros una mayor asociación con distocia de hombros una complicación grave en la que la rotación del bebé y la salida de sus hombros no puede ocurrir y necesita asistencia de emergencia.

Y no debemos olvidar que John Bonica creó la epidural a raíz del trauma que le supuso ver a su mujer víctima de una mala administración de ether en uno de sus partos. Toda la investigación sobre métodos para paliar el dolor que hizo Bonica fue en referencia a su experiencia secreta como luchador en un circo para pagarse la carrera de médico. La sedación en el parto la promulgaron los médicos de la reina Victoria que estaba loca por su marido pero odiaba parir y tener hijos, las investigaciones sobre el parto profiláctico la establecieron aquellos que andaban investigando el comportamiento condicionado en un perro más conocido como el perro de Pavlov. Tendríamos que esperar hasta hace tan sólo unos pocos años para ver por primera vez una maniobra obstétrica nombrada en honor a su descubridora por fin una matrona, Ina May Gaskin. Otras empiezan a diseñar sillas de partos o bandejas de atención respetando el clampaje tardío del cordón. Pero hasta hace no mucho, la observación, atención e interpretación de nuestros partos ha estado bautizada, diseñada y practicada por quienes no han parido ni comparten nuestra fisiología y en gran parte de las ocasiones desde una lejanía abismal propia del conocimiento de las mujeres en su contexto histórico. Recordemos que hasta Masters y Johnson el orgasmo femenino ni se planteaba. ((Fechas

Pero volviendo a la postura de litotomía, además de todas las razones fisiológicas las más importantes y las que debieran ser las primeras para invalidar semejante postura, son la doblegación a la que se somete a la mujer sana, la invalidación de su voluntad y expresión física o incluso la arrogancia de la que parten muchos/as obstetras en estos rituales posturales. Recuerdo una conversación con un obstetra en España en una conversación casual, no recuerdo exactamente por qué le conté que había parido a mi hijo en Londres, en el hospital y de rodillas. Se enfureció, me tachó de irresponsable y zanjó la conversación soltando improperios y espetando: ¿Sí claro, y querrás que yo me arrodille también?

Me quedé con la respuesta en la boca, y muy sorprendida por su actitud cuando se fue musité: "Pues si" . Recordé a mis matronas que jamás tuvieron ningún problema en hacer todo tipo de contorsionismos para atenderme. Y con las que esto nunca fue un problema porque nuestra relación se había establecido en términos de igualdad .

Habría que rebobinar un par de capítulos históricos y devolver a cada uno de los participantes de esta experiencia sus especialidades, al bebé la de nacer, a la mujer la de parir, a la matrona la de atender el parto fisiológico y a él/la obstetra la de asistir en las complicaciones del parto. Habría que entrenar a esta  última especialidad desde la fisiología y para ella y no desde la patologización.

Pero ¿cuantos capítulos tendríamos que rebobinar realmente?

 Lo de parir tumbadas es un invento moderno que realmente no comenzó hasta mediados del siglo XVIII, en países como Inglaterra  donde la mujer era tumbada de manera lateral siendo una postura preferida por los médicos que atendían a la clase media, esta postura durante casi dos siglos convivió con la postura de rodillas en los partos que siguieron siendo atendidos por matronas.

La posición de litotomía se introdujo hacia la primera mitad del siglo XX en Estados Unidos (Shorter 1991) en la sociedad actual se ha perdido gradualmente el uso de las sillas de partos, de la postura de rodillas o cuclillas para adoptar en general las posturas recostadas, aunque en algunos países aún prevalece la litotomía incluso en ausencia de complicaciones.

(R.Coppen, 2005)

Al colocar a la mujer en una postura como la de litotomia en el parto la estamos privando de libertad sin ningún motivo más que nuestro beneficio, la estamos doblegando a nuestras necesidades, estamos despreciando las suyas y las de su bebé, estamos objetificandola y desexualizandola,estamos convirtiéndola en un ser vulnerable, dependiente y expuesto a sus observadores, un ser que necesita confiar en nosotros con un instinto de supervivencia a través del miedo de verse en una experiencia vital transformada en peligro incomprendido.

Por otra parte hay estudios que apoyan la idea de que las hemorragias posparto, de las que no existen evidencias históricas, podrían ser efecto de las posturas y fruto de cuestiones nutricionales.

El parto vertical o el parto como sea que ocurra de manera espontánea, es uno de los pocos procesos instintivos que no muchos seres privilegiados han podido contemplar y entender. El parto mamífero es simple biología de supervivencia de la especie pero es también un acto de expresión sexual y libertad. El parto fisiológico espontáneo sin intervención es el último reducto matriarcal que puede existir fuera de la cultura patriarcal vigente. El parto sin más verbo que el movimiento y el gemido es la última conexión con nuestro cuerpo más libre con nuestra expresión más pura, pero con una pureza que nada tiene que ver con aquella libre de mácula y pecado, sino con la pureza de lo no corrompido por otros, de la mujer antes de ser usurpada, aprehendida y reconstruida para ser regurgitada desde la conveniencia. La pureza de la esencia propia.

Nuestras matronas, las aliadas que el parto hospitalario nos robó.

En los partos del medievo las mujeres se aislaban por completo de los hombres, hasta el punto de que en un momento sin precedentes a las matronas les fue otorgada por parte de la iglesia la capacidad de administrar sacramentos. Se les concedió este poder ya que dadas las altas tasas de mortalidad de la época, el acceso restringido por puritanismo y por razones religiosas no permitía a los sacerdotes poder administrar estos sacramentos a las madres y bebés que perecían en los partos.

Este privilegio duró poco y la asignación de este poder a las matronas pasó a ser un problema serio. Se las empezó a acusar de brujería, de exceder sus limitaciones y no olvidemos que las cazas de brujas en Reino Unido eran a menudo contra matronas y muy a menudo por cuestionar sus poderes sobre la sexualidad femenina, sus conocimientos de prácticas abortivas y la genitalia femenina, que eran para gran parte de los que ejercian el contro social, un absoluto misterio.

El parto siempre ha estado unido a el poder femenino y su sexualidad.

Controlando uno estamos controlando los otros factores de esta importante ecuación fundamental de una sociedad profundamente machista. Hay artículos que establecen claramente la relación entre la economía medieval y la influencia del control de la natalidad que podían tener las matronas.

Uno de los juramentos que hacían las primeras matronas constituidas como tales en España, allá por los años 30 era que se comprometían a no realizar abortos por ejemplo, practica bastante común, si bien secreta, entre las matronas y comadres de los pueblos.

Recordando el círculo descrito en su día por Grantly Dick Read en su libro "Childbirth without fear" en el que hablaba de la manera psicoprofiláctica de lidiar con el dolor en el parto, describía un círculo en el que sus elementos eran: miedo -tensión- dolor yo quisiera describir un círculo más profundo que sirviese de antídoto matriarcal para esa combinación: libertad-sexo-parto

Y no puedo evitar recordar a la matrona húngara Ágnes Geréb quien dijo: La libertad de un país se puede medir por la libertad con la que nacen sus individuos" Ágnes dijo esto cuando se encontraba en arresto domiciliario por trabajar como matrona en partos domiciliarios en Hungría. La base de nuestros preceptos sociales, todos los seres humanos nacen libres, es cuestionable ya que nacemos delimitados por las leyes, las órdenes y el control al que nuestras madres son sometidas.

De quién somos

Para la mujer del siglo XXI que se piensa y siente a partir de las mentiras aprendidas desde su infancia que le hicieron creer que necesitaba ser salvada, que no tenía voz y que debía sacrificarse por otros, si por circunstancias consigue saltar todos los obstáculos y tener la salud y la suerte para encontrarse consigo misma en un estado de libertad instintiva en su parto este es un verdadero shock, un revulsivo, un despertar del que han surgido muchas activistas ya que comprender la gravedad de lo que supone ese gran silencio sobre nuestra libertad y sexo se nos hace irremediablemente necesario gritarlo a los cuatro vientos.

Para mi hay dos "errores" que han facilitado las circunstancias actuales en las que nos encontramos, uno ha sido la observación del parto desde una percepción masculina y patológica y otro el haber necesitado centrar gran parte del discurso feminista, de manera comprensible por su contexto histórico, en la libertad sexual desde la no reproducción.

Por supuesto que el feminismo es la idea de igualdad de derechos que puede vista desde muchísimos ángulos y hay muchos sectores del movimiento feminista defendiendo y defendiendo el feminismo en lo referente a la maternidad, pero la idea que se necesitó promover con toda la razón en su día fue la de ir más allá de la equivalencia mujer=madre y por tanto en ocasiones se hace difícil establecer reivindicaciones feministas en la maternidad por no ser lo tradicionalmente asociado socialmente con esta lucha.

Un efecto secundario ha sido una apropiación social de ese discurso para integrar a todas las mujeres en el esquema capitalista, como si de un acuerdo tácito hubiese sido firmado en algún momento, por el cual renunciamos a nuestra matriarcalidad para ser aceptadas con las condiciones ya establecidas.

Las mujeres son las mayores productoras de mano de obra del mundo, esto viene dado con la inconveniencia de la baja maternal, el bajo rendimiento y los comportamientos emocionales tan redundantes en el mundo androcéntrico. Reducir los inconvenientes y maximizar la productividad es lo que persigue el sistema en el que vivimos. Esto se consigue a través de inducciones, cesáreas o presión en las decisiones laborales relacionadas con las aspiraciones de la mujer, en la limitación de opciones y ofertas de sustitutos maternos, guarderías desde 0 meses, leche de fórmula, madres de día, sillas que acunan, parques de bolas en supermercados y otros tantos. A la madre se le da la oportunidad de comprar y producir disfrazándolo culturalmente como libertad e independencia.

No es de extrañar que con estos cimientos hayamos construido toda una cultura del niño engorro, de anuncios que explotan la idea de que los padres están deseando estar sin niños, hoteles, restaurantes y bodas que anuncian a bombo y platillo que los niños no son bienvenidos y padres y madres que comentan en su facebook el gran alivio que supone que esos niños vuelvan al colegio y que otros se ocupen de ellos, aprendimos desde hace tiempo que no nos pertenecemos y nuestros hijos tampoco. Llevamos desde que nacieron aprendiendo a desconectarnos desde la pulsera en su tobillo con un número y el nombre del hospital, pasando por el corte del cordón, a la necesidad generada por otros de dejarlos en una guardería lo antes posible para poder ganar dinero ¿cuándo decidimos que algo tan importante como el futuro y las emociones, la vida misma eran canjeables por dinero? ¿Cuándo convenimos que esta esclavitud acordada era aceptable?

Somos del estamento, del poder político, de la masa que engrasa la gran rueda. Y nuestros hijos lo son desde la ecografía, la medición, la inducción y la cesárea.

Separaciones

Un rasgo común de cualquier maltrato o abuso de poder es el aislamiento de la víctima, en la violencia de género ejercida en el ámbito doméstico es común que quien abusa controle a las amistades y familia de su víctima, haciendo más difícil dos cosas: el acceso a ayuda y, especialmente, la exposición al contexto real de su situación, es decir mientras yo te cuente una versión de la realidad y tu no tengas más referentes es más fácil que te la creas, esto ocurre en el maltrato doméstico pero también a gran escala en el abuso a países enteros por líderes dictadores que prohíben el acceso a libros, cine, música y prensa internacional.

En el caso de las mujeres en sus partos, la primera gran separación fue de su entorno matriarcal, al meter al parto en el hospital se la desconectó del grupo de mujeres cercanas que conocían el parto y asistían desde su experiencia o aprendizaje en todo tipo de tareas. Por ejemplo en la sociedad siciliana quedan aún recuerdos de las comares, cada una tenía un rol, entre ellos el ocuparse de una prenda del vestuario del bebé, cosa que les asignaba un título, la comare del gorro, de los patucos...Las mujeres jóvenes aprendían ayudando lo que un parto, la pérdida de un bebé y la lactancia conllevaba, el parto estaba integrado socialmente de manera orgánica y natural. Esta desconexión ha generado una necesidad de asistir a clases y leer libros especializados y más recientemente de conectar a través de internet para intentar rellenar esos huecos.

La separación de la madre y el bebé. Esta es la siguiente gran separación y para mí la que mayor impacto ha tenido y sigue teniendo, separar a la madre (y al padre) de su hijo/a. Creo que la ciencia conseguirá muy pronto que en un futuro no muy lejano hablemos de lo brutal de nuestra cultura de separación de madres y bebés. Para mi la separación del bebé perpetúa la falta de control y autoría sobre todo el proceso, tu cuerpo es nuestro y lo que sale de él también. El objeto dentro del objeto.

Las respuestas fisiológicas que hoy ya conocemos apuntan a la necesidad biológica de permanecer con la madre, cosa que observamos y respetamos en todas las especies y en especial en el resto de los mamíferos. Lo que ya hemos descubierto yo lo suelo explicar en mis clases diciendo que es algo así como un hechizo hormonal preparado para que madre y bebé/s se enamoren, no quiere decir que esté todo perdido para aquellas madres que tengan una cesárea o una anestesia general, pero lo que ocurre es que hay una grandísima predisposición fisiológica para que ambos se conozcan y quieran, y su bienestar depende en gran medida de ello,  la hormona oxitocina está presente en grandes cantidades tras el parto fisiológico, los pequeños movimientos del puño del bebé sobre el pecho de su madre desencadenan la secreción de esta hormona que ayudará a producir la leche necesaria, la temperatura materna se regula en respuesta a la del bebé puesto sobre su pecho, la saliva intercambia mensajes químicos para generar la leche perfecta y el bebé se auto inocula con la bacteria que encuentra en la piel de su madre. Interrumpir este contacto, es interrumpir la fisiología del amor y el vínculo, la simbiosis, el alimento y posiblemente la impronta de lo que nos hace humanos y mamíferos, la calidez que merecemos al menos una vez en esta vida para la supervivencia física y la emocional.

Pero además hay una gran premura en esta separación ejercida de manera ritual a través entre otros, del corte de cordón. Toda clase de motivos médicos han sido construidos alrededor para justificar esta separación, el control a través de la administración de drogas anti hemorrágicas, la atención preventiva del bebé, la administración de antibióticos y hasta ungüentos innecesarios en los ojos, el pesarlos y medirlos todo se practica con urgencia y dando prioridad a la intervención médica desde la patologización de la vida, frente a la necesidad de amor y vinculación fisiológicos. Otros factores que han contribuido a fomentar esta separación han sido la ignorancia sobre el funcionamiento e importancia de la placenta considerada siempre como un deshecho redundante a extirpar por carecer de justificación científica, así como una sociedad aún poco consciente del impacto emocional de ciertos comportamientos. La eficiencia de la máquina y la industria, el concepto de producción en masa y desarrollo de las ideas de producir más y mejor tuvo un claro impacto en los comportamientos y diseños hospitalarios.

La sociedad parece pertenecer a la institución desde antes de respirar en ella, mientras los cuerpos y partos no sean de las madres, la sociedad no será libre.

La separación de sí misma, mediante rituales de despersonalización, la desposesión de efectos personales, las ropas uniformadas, rasurados en la zona genital, enemas y analgesias que a menudo la sometían a estados de inconsciencia y el aislamiento de su zona genital. Recuerdo a mis amigas de infancia contándome los rituales a la llegada al hospital del parto en el hospital en España, me explicaban que se quitaban la joyería y la ropa y la metían en una bolsa y les daban una bata, no pude evitar decir: sólo conozco otra institución donde tengas que hacer eso...la cárcel.

Los rituales no son gratuitos, no son meras coincidencias, son expresiones inconscientes de todo un sistema de valores.

No es coincidencia que una de las frases más comunes en las llamadas que atiendo en la línea Birth crisis (escucha a mujeres tras partos traumáticos) sea "allí estaba yo en el altar de sacrificio".

La separación de la mujer de su identidad desde la infancia. A la niña se le han recalcado las ideas de la importancia de cuidar de otros, de ser cariñosa y de cuidar su aspecto dando prioridad al resto por encima de sus necesidades. Su sexualidad promovida para el otro, teniendo cuidado, guardándola para "el príncipe azul" y no "dándosela a cualquiera" como si en ningún momento su sexualidad fuese suya. Su responsabilidad sobre su aspecto como si de un escaparate se tratase, en un continuo lavado de cerebro, se le muestran ejemplos de éxito y premios a través de saber presentarse como si de un regalo se tratase. Se habla de mujeres que se "abandonan" cuyos pobres maridos se ven obligados a buscar sexo en otro sitio,  se hacen burlas de mujeres viejas, gordas y feas. Y para gran parte de mujeres una vez cesa el acoso callejero al que han sido expuestas desde que les salieron pechos, lejos de suponer un alivio es un trauma porque han perdido el baremo social con el que medir su importancia y según la sociedad, la razón de existir.

La separación de su matrona. Las matronas han servido a la cultura matriarcal y a nuestra historia común desde el principio de los tiempos, algunas incluso recibieron el reconocimiento merecido como fue el caso de Trotula de Salerno. Las matronas que hubiesen necesitado el apoyo de la ciencia para mejorar las condiciones del parto fisiológico fueron apartadas por la tecnocracia del parto hospitalario, y reemplazadas por el conocimiento académico masculino, a menudo menos empírico fundamentado en libros y preceptos y no en la observación científica, en un tiempo en el que la máquina era símbolo de progreso y sofisticación, era también la eficacia y el riesgo cero.

El animal lo instintivo y salvaje, equivalía al atraso, la ignorancia y el oscurantismo.

Hay datos que demuestran que en países con altas tasas de intervención y además de mortalidad, como por ejemplo Estados Unidos la implicación de las matronas en los partos es prácticamente nula.

La separación de sus parejas, en un tiempo en el que el hombre ya se había abierto paso en la sala de partos, el hombre que tenía derecho emocional a ser incluido seguía y sigue sin ser incluido en muchos países y en muchas situaciones en las que puede si así lo quiere su mujer, ofrecer apoyo emocional a su pareja durante el parto.

Una última separación más moderna es la separación de las mujeres de sus doulas, en un intento de rescatar muchas de las mencionadas separaciones surgió en nuestra historia contemporánea la doula como una profesión privada con más o menos regulación dependiendo del país. Las doulas dependiendo de la situación del parto en cada país encuentran más o menos oposición a su presencia. Me atrevería a  decir que a mayor violencia obstétrica, mayor oposición a las doulas.

Con todas estas separaciones que fueron establecidas por infinidad de razones, higiene, política, cultura, espacio, puritanismo, ignorancia, seguridad, comodidad, institucionalización, etc...Lo alcanzado inevitablemente es una mujer aislada y sola en un entorno desconocido, y una toma de posesión por parte de los profesionales sobre sus elecciones emocionales. Todo atisbo de necesidad emocional ha sido cancelado a través de estas separaciones, a menos emociones menos humanidad y menos necesidad de respeto por las mismas.

A menos integración de la mujer que pare en su contexto social, mayor objetificación de esta.

El juzgar si estos actos son intencionados o no, no debería apartarnos nunca de observar el efecto que tienen. Más que ponernos a discutir sobre sí fue cultural o médico el aislar a la mujer, deberíamos apoyar todos los apartados emocionales de la mujer y su familia en el parto entendiéndolos como una parte fundamental de la salud no sólo de la parturienta sino de la sociedad, esto sería el verdadero progreso con los conocimientos adquiridos a día de hoy.

Intervenciones innecesarias 

La intervención en el parto significa tomar el control y para ello quitárselos a la mujer que pare y a su bebé. La libre interpretación de cuando una mujer precisa la ayuda profesional es amplia y sobre ella se siguen realizando estudios y observaciones.

¿Pero de dónde viene la idea de que el parto necesita ayuda?

El despegarse de nuestra parte animal que nos embrutece y que cuelga como un lastre innecesario en la brillante carrera de nuestro neocortex nos llevó a convertir la acepción "animal" en negativa. Está feo ser animal, está mal visto que una mujer pierda su compostura de mujer civilizada para ponerse a cuatro patas, es además de incorrecto extremadamente sexual por las asociaciones gráficas a las que se nos expone todos los días. Sus gemidos de parto también lo son, sus fluidos salen de su sexo, su comportamiento también es sexual.

Pero además no conviene ser animal, llevamos años luchando contra eso, contra la ignorancia de la falta de uso del intelecto, sobre todo cuando necesitamos en nuestra ciega arrogancia seguir siendo los que rigen, los que cazan, bombardean y usurpan. Si fuésemos un mero animal más, si la pirámide en la que reinan los hombres (hombres blancos y no genérico lingüístico) no fuese pirámide sino un mural enorme en el que formar parte, perdidos en similares condiciones con simios y perros, con nuestras habilidades  aprendidas pero como parte de nuestro contexto natural, y el respeto a este, ese contexto que hemos olvidado y existe más allá del cemento. Quizá la reconciliación con nuestra parte animal nos obligaría a ser más humildes, nos obligaría a proteger los espacios naturales, nos obligaría curiosamente a ser menos brutos, porque según lo veo en el mundo que existo, la brutalidad es que nuestra inteligencia no nos haya servido para una mejor relación con nuestro instinto sino que nos haya llevado a la represión y falta de control y comprensión de este. Creo que la falta de agudeza intelectual es el no saber integrar nuestros comportamientos instintivos en nuestro progreso intelectual y ojalá sea este el camino por el que decidan avanzar las generaciones futuras.

En 1920 el Dr. Joseph DeLee, autor del libro del manual obstétrico más utilizado en su época, defendía que el parto es un proceso patológico del que pocas escapan sin "daños". El Dr. DeLee propuso un programa de control activo sobre el parto y el nacimiento, intentando prevenir problemas con una rutina de intervenciones. Propuso una secuencia de intervenciones médicas diseñadas para salvar a las mujeres de los "males intrínsecos del parto". Los obstetras especializados debían sedar a las mujeres en cuanto empezase el parto, dejar que la cervix dilatara darles ether en el expulsivo, realizar una episiotomia, sacar al bebé mediante fórceps, extraer la placenta, medicarla para que el útero se contraiga y coser la episiotomia. Su artículo se publicó en la primera publicación del American Journal of Obstetrics and Gynecology. Todas las intervenciones que DeLee propuso se convirtieron en rutinarias. (http://www.midwiferytoday.com/articles/timeline.asp)

Lo que siempre me ha parecido fascinante en la obstetricia y esto es cierto de la lactancia materna es lo poco que se ha tardado en destruir una verdad histórica irrefutable como la necesidad de supervivencia de la especie humana y el acto fisiológico que es en la mayor parte de las ocasiones el parto, es decir si nuestros orígenes fuesen tan patológicos como estas recientes tendencias obstétricas nos obligan a creer ¿qué esperanza tendríamos?

Uno de los mitos más comunes es sobre cómo la hospitalización del parto ha salvado vidas que se hubiesen perdido de no ser por el ingreso hospitalario del parto.

Basta mirar a la historia de países como Estados Unidos para ver en tan sólo tres hechos importantes como se tira por tierra este mito:

1752 Se inaugura el primer hospital general en Estados Unidos

1800 la muerte por fiebre puerperal alcanza el estado de epidemia

1880 Pasteur prueba la existencia de las cadenas del estreptococo que había descubierto en 1860, estas eran la causa de la fiebre puerperal

(http://www.midwiferytoday.com/articles/timeline.asp)

En otras palabras lo primero que hizo el parto hospitalario fue causar más muertes por infección y falta de medidas higiénicas, cosa que luego solventó científicamente, pero se introdujo un problema no existente, esta relación de problema no existente-solución del mismo -adjudicación de éxito ya viene siendo una tradición en las ciencias que rodean a la maternidad. De hecho es a través de esta relación de factores que se ha conseguido establecer la idea de que el parto necesita ayuda, de que el parto es dolorosisimo y de que las mujeres son incapaces de parir por sí solas.

Los cambios posturales iniciaron complicaciones obstétricas y una mayor necesidad de analgesia, mayor necesidad de instrumentalización y por tanto mayor reposo, menos contacto con el bebé y mayores patologías en la lactancia.

¿Y no teníamos problemas antes? Sí pero menos, aunque no hay datos sobre lo complicados que eran los partos, algunos historiadores establecen que antes de internar el parto en los hospitales los partos se complicaban en un 5%. Cosa que en términos evolutivos y observando a muchas especies mamíferas tendría mayor sentido que los 30% o hasta 50% que nos hace creer la era de la intervención obstétrica.

La maternidad no es ni más ni menos que un proceso biológico por el cual todos los seres humanos llegan al planeta, cuando observo a otras especies ya sea en vivo o a través de documentales, consigo verlo sin la trascendentalidad intelectual que a menudo añadimos, y no es más ni menos que eso, con la simplicidad y magnificencia que cada explosión de vida significa, cada huevo que se rompe, cada flor que se abre, cada planeta nacido de colisiones con la precisión de un accidente vital es un acto sublime pese a su continua repetición y espontaneidad.

Pero además en nuestra especie es inevitablemente, por nuestra intelectualidad y por haber sido perseguido, usurpado y desprestigiado, un acto político.

Es para mi la primera y última forma de insumisión.

Ser madre activamente o no serlo o cómo serlo son los últimos reductos en los que la mujer puede expresar desobediencia civil. Que las mujeres decidan sobre sus embarazos, partos y lactancias con pleno conocimiento de sus implicaciones, las hace capaces de destrozar las bases sociales. Que las mujeres conozcan sus cuerpos y sexos y los usen para su disfrute las hace decidir y tomar parte, las lleva a cuestionar su sumisión a todo un engranaje de marketing, política y trabajo.

Nuestra matriarcalidad de ser recuperada podría suponer un cambio de paradigma en nuestra evolución, podría en última instancia suponer la salud o destrucción de nuestro futuro, y por tanto concluyo llamando a las mujeres a recuperar su voz, su cuerpo y sus derechos fundamentales a existir en libertad, autonomía y plenitud para nuestro disfrute y con urgencia pues de ello podría depender el verdadero progreso el de ahora y el de para siempre.

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Parto en las películas

Este libro surge tras una invitación a dar una ponencia en la Universidad de Vic, Cataluña, gracias a la doctora en antropología, Serena Brigidi.

Serena me invitó a dar una ponencia como parte de un seminario que ella coordinaba llamado Cine, Cultura y Salud justo en un año en el que yo me había propuesto tratar de aunar mis hobbies con mi trabajo, es decir el cine, la literatura, la música con el activismo y el parto.

No sé si mi amiga Serena lo sabía o no, pero en mis clases de preparación al parto en Londres, por las que a día de hoy ya han pasado más de 2000 parejas, he diseñado un ejercicio al que he llamado ¨Parto en las películas¨

Es un ejercicio que hacemos en la primera sesión y que tal y como explico en clase, considero una desintoxicación cultural de lo que se suele considerar socialmente, un parto.

El ejercicio consiste en dividir al grupo (generalmente 8 parejas) en dos subgrupos y con ayuda de papel y rotuladores enumerar en una lista las ideas en torno al estereotipo de parto que suelen provenir de las películas y series de ficción.

Las listas se repiten casi siempre con pocas variaciones.

(insertar foto)

Después intercambio las listas y pido al grupo contrario que asigne una puntuación sobre lo realista de cada enunciado, siendo
1= poco realista

 5= quizá en algunos casos

 10= casi con toda seguridad ocurre en la vida real.

A grandes rasgos y después de haber hecho este ejercicio repetidas veces, con numerosos grupos, creo que podríamos concluir que a través de las películas la idea de un parto que la gran mayoría de la sociedad occidental tiene, es la de un evento patológico, hospitalario, peligroso, caótico, extremadamente doloroso y en el que la madre se comporta como un ser caprichoso y desquiciado, que siempre es asistido por un médico hombre y que siempre comienza con un evento dramático y claro que es el romper aguas, esto además se muestra como señal indiscutible de que el parto es inminente. En las películas además la pareja de la parturienta suele ser un hombre que se comporta de manera ridicula, sin entender absolutamente nada y que a menudo pierde el conocimiento tras ver algo que la audiencia solo puede imaginar como espantoso.

Así que manteniendo la esencia de este ejercicio, en este libro trataré de profundizar de la misma manera que hago con mis  clases, explorando cada punto para intentar comprender qué es lo que nos transmiten las películas y que relación tiene esto con lo que constituye la realidad de lo que hoy en día es un parto.

(¿Poner al final el siguiente párrafo?) Y quizá descubramos que las claves para entender un parto se encuentren antes en un programa de naturaleza sobre cualquier mamífero que en una película. A fin de cuentas somos mamíferos, mamíferos que se cuentan historias, hacen películas, pero mamíferos o siendo más específicas y correctas, mamíferas a la hora de parir a sus crías.

 Los cuerpos de las mujeres en el cine

Para poder hablar de parto en las películas necesitamos forzosamente hacer una pequeña revisión y reflexión sobre la presencia y representación mediática de las mujeres y más concretamente de lo que puedan estar presentes o más bien ausentes en las películas, y en especial su fisiología y sexualidad.

Para empezar las mujeres sufren de una gran desigualdad social aún hoy en el 2018 y por tanto esto se extiende también al cine,  hay una falta de mujeres en el gremio y también, y quizá por tanto, en su representación en la pantalla.

Estadisticas de SeeJane

Y dentro de esa falta de representación proporcional de mujeres en los medios hay una enorme falta de normalidad en la representación de procesos fisiológicos femeninos en la misma proporción o desde el mismo enfoque con el que se representan los masculinos. Y sobre todo desde una voz propia. Las referencias que parecemos encontrar con mayor frecuencia son por parte de un narrador, observador, director, guionista, protagonistas masculinos.

Y algunas personas se preguntarán, bueno ¿y qué si la representación de los cuerpos de las mujeres es poco fidedigna? ¿por qué habría de importar tanto la realidad cuando hablamos de una ficción construida para el entretenimiento y la evasión?

Sí, lo entiendo, es algo que yo misma me he preguntado, y este es problema y conflicto  que yo encuentro como parte de la  audiencia, como madre, como mujer y como profesional en mi campo, y para mi la cuestión es que la ficción siempre se hace desde una realidad comprendida e integrada. Es decir, nos podemos permitir fantasear,  por ejemplo, sobre superman porque sabemos que no podemos volar y que nuestros ojos no producen rayos láser. En una película de ficción establecemos cuanto tiene de ficticia o real inmediatamente a través de nuestras referencias sobre la realidad por conocimiento o experiencia. Sabemos que los humanos no vuelan, o que los zombies no existen.

Pero en lo referente a los cuerpos de las mujeres y más concretamente el parto, fantaseamos desde la absoluta ausencia de conocimiento y desde una cultura y una sociedad muy desequilibradas en cuestiones de género,  por tanto tendemos a rellenar nuestras ignorancias creyéndonos esta representación como si de hechos absolutamente posibles o de verdades inamovibles se tratara. Esta percepción social colectiva en medio de una ausencia de cultura matriarcal y de una constante perpetuación de tabúes y mitos en torno al cuerpo de las mujeres por machismo,  y en una desigualdad social como es el sistema patriarcal en el que vivimos, esta representación afecta a toda la sociedad, y esto incluye a las y los profesionales que trabajan en los partos.

Además no olvidemos que el desconocimiento de componentes muy importantes de la sexualidad femenina entre los profesionales de medicina era algo que prevaleció  hasta entrados los años 60.

La mayor parte de la medicina general, así como la psiquiatría y ginecología que se estudia hoy en día está escrita por hombres que nunca han experimentado las consecuencias fisiológicas y/o emocionales de tener un cuerpo femenino.

Creo que es importante tener en cuenta que las películas han pasado a sustituir a nuestra tradición oral, y el impacto que las historias tienen incluso a un nivel biológico no debería ser subestimado.

Referencia Paul Zack libro de Renee Brown oxitocina

Las historias que nos contamos, ahora en forma de películas, son parte de nuestro tejido social. Son también parte de la educación de niñas y jóvenes para quienes la cultura tiene un especial impacto e influencia

Referencia Brave y Juegos del hambre

Y además en lo referente a los partos que podamos ver en el cine es importante recordar que  la mayoria de cine que consumimos procede de U.S.A

Referencia sobre el 76%

Los partos en Estados Unidos distan en mucho de ser una representación saludable de un parto.

Los partos en U.S.A son en su mayoría atendidos por obstetras:

El que un parto fisiológico sea exclusivamente atendido por obstetras es un problema que se ve reflejado en estadísticas mundiales. Las matronas son las profesionales especializadas en parto fisiológico y los obstetras los especialistas capacitados para las complicaciones que puedan aparecer en un parto patológico. Está comprobado que cuando son los obstetras quienes se ocupan de partos que no presentan complicaciones, se generan intervenciones innecesarias o iatrogénicas. Esa representación del parto atendido por obstetras en Reino Unido es irreal para muchas mujeres, sin embargo muchas de ellas en mis clases por la influencia mediática asumen o esperan que esto sea así.

Estadística

 U.S.A es uno de los países en los que las matronas no sólo fueron perseguidas sino que fueron increíblemente  desprestigiadas de tal manera que aún a día de hoy una gran parte de la sociedad no confía en ellas.
En mis clases de Reino Unido, un país donde las matronas tienen mucha fuerza y gozan de un justo respeto profesional, ellas son quienes atienden los embarazos y partos fisiológicos siempre. Y a menudo mis clientes  y amistades norteamericanas, españolas, francesas, etc...Tienden a sentir desconfianza y expresar inquietud ante la falta de un  “médico”
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Foto de periodico matrona en USA

En la gran mayoría de las películas, como digo, los partos son atendidos por un obstetra y la mayor de las veces hombre. Además de que está comprobado que por prejuicio y desigualdad se le asumen responsabilidades de mayor responsabilidad a los hombres que a las mujeres o las profesiones mayoritariamente femeninas son vistas como inferiores. (*)

En un experimento con niños y niñas a pedirles que dibujarán a un profesional médico a alguien que apaga fuegos y a otra persona que trabaja en el ejército, imaginaban hombres. Creo que además es importantísimo reflexionar sobre las implicaciones que tiene para las niñas no poder imaginarse.

Algo sobre lo que la fundación de la actriz Geena Davis está haciendo un trabajo magnífico.

El ver continuamente películas que nos cuentan que los partos los atienden “médicos” es algo que en países como España, donde las matronas se esfuerzan por recuperar el terreno laboral que justamente les pertenece, no hace más que restar importancia a su lucha y fomentar la ignorancia de que los partos los pueden o deben atender ellas.

Los/las obstetras son profesionales altamente cualificados para las complicaciones, pero un parto no es en sí una complicación o una situación patológica.

(Estadística sobre matronas y baja intervención)

La fisiología de la mujer, es decir los procesos sanos de la vida de la mujer suelen ser grandes ausentes en los medios.

Es muy raro ver a una mujer masturbandose en una película no pornográfica, y si lo hace tiene una lectura de hipersexualización, comportamiento extraño o patológico, u ocurre para el beneficio de un observador hombre...Tiende a mostrarse de una manera desvirtuada, porque la sexualidad femenina está socialmente desvirtuada y construida sobre tópicos establecidos con la perspectiva de que nuestra sexualidad ha de servir a otros, es raro que se muestre de manera autonómica y para el placer propio, algo bastante curioso cuando nosotras poseemos el único órgano que no tiene más función que la de generar placer, el a menudo muy desconocido clitoris.

Y sin embargo las referencias a hombres “pillados” in fraganti viendo porno en internet, son más habituales en el cine y la televisión. En estas situaciones, que a menudo suelen ser parte de una comedia, cabría mencionar el hecho de que se suele situar al personaje de hombre que se masturba en una situación que recuerda a la de un  adolescente y al personaje de la mujer como la madre indignada o traicionada. Rara vez con la naturalidad de dos adultos al mismo nivel que ejercen su sexualidad como una parte de su salud y desde el respeto y normalidad.

El cuerpo de las mujeres percibido como propio y desde la autonomía de éstas, es entendido como una afrenta social y por tanto podríamos considerar el retomar su control para nuestro uso y disfrute como un acto revolucionario.

La Lactancia como desafío social.

La lactancia en el cine más taquillero, también se representa de manera parecida a la masturbación. Es decir cuando solo cuando se quiere recalcar esa situación y con connotaciones de absurdo, peligrosidad, o patología. Dos ejemplos claros que me vienen a la mente los encuentro en las escenas de dos películas

La mano que mece la cuna.

El subtítulo que proseguia era “es la mano que gobierna el mundo” basado en un poema de 1865 por el norteamericano William Ross Wallace.

Un poema que alaba el rol de las madres, desde la clásica perspectiva de palmadita en la espalda en una época en la que las mujeres tenían más posibilidades de mecer una cuna que de gobernar el mundo.

Pero lo curioso es que más de 100 años más tarde el mismo título sea usado para inferir terror.

¿Acaso da miedo que quien cuida a un bebé controle el mundo? Para mi quien cuida a un/a bebé cuida al futuro y por tanto es lógico que cuide al mundo.

En la mano que mece la cuna, hay dos cuestiones muy interesantes una es el abuso sexual por parte del obstetra (revisar la película)La pérdida del bebé y la lactancia compartida.

La actriz Rebecca de Mornay que pasa de ser la niñera perfecta a una mujer psicótica y peligrosa una de las escenas en las que se establece su peligrosidad es a través de mostrarla amamantando al bebé que cuida, en secreto a oscuras y con una música que nos indica que debemos sentir terror.

Para mi una de las cosas más interesantes es ver la rapidez con la que se ha borrado la historia moderna de la maternidad.

Compartir la lactancia entre mujeres era algo bastante común en esta parte del mundo hasta hace bien poco, digamos que hasta 1950 aproximadamente se hablaba de amas de crías con frecuencia y no era tan raro que una hermana, tía o prima amamantara al bebé de una.

Este nuevo tabú y esta promoción de la maternidad aislada y el bebé como una especie de propiedad exclusiva es bastante reciente. El mostrar la lactancia de la niñera como algo para evidenciar su psicopatía es algo bastante artificial y me atrevo a decir producido desde una perspectiva masculina de la maternidad. Y curiosamente hoy en día compartir lactancia en esta parte del mundo se ha convertido en un verdadero tabú. En ocasiones perseguido. Tachado de algo poco inseguro, las redes que algunas madres han construido para poder compartir leche materna de manera altruista, como por ejemplo HM4HB han tenido todo tipo de problemas y son a menudo censuradas por organizaciones de salud.

Los videos que alguna que otra vez surgen en las redes de lactancia compartida son de situaciones extremas y en paises en vias de desarrollo. Y no sin cierta actitud “salvavidas” desde el privilegio de la madre que amamanta y a menudo porque falta la madre natural. Es decir no con el acuerdo y la sororidad de dos mujeres.

La lactancia materna desde los años 80 a esta parte se ha sexualizado de manera extraordinaria, en 1977 en Barrio Sésamo una actriz amamantaba a su bebé mientras respondía a la inocente curiosidad de Big Bird (La gallina Paco Pico)

Esta escena hoy en día sería imposible de reproducir.

Ya que hoy en día la sociedad ve un acto sexual y de provocación  dónde hasta hace no mucho veía un acto maternal cotidiano de protección, salud y cuidado.

Esto sin lugar a dudas está generando problemas de salud a nivel global. En Londres, donde yo vivo es más frecuente ver a madres cubiertas por una especie de delantales con un velcro alrededor de su cuello para ocultar por completo el amamantamiento que a madres amamantando y no falta quien ponga mala cara si hay alguna madre que lo hace. Se escriben sesudos artículos sobre la libertad de las mujeres a no tener que mostrar su cuerpo en público pero nadie parece hablar de la opresión social que ha llevado a una gran parte de mujeres a ver su lactancia como una opción intelectual y un acto impúdico. Hay debates interminables en las redes sociales que lo único que consiguen es perpetuar la idea de que se amamantar se trata de una decisión intelectual, una postura, una moda, una opción, cualquier cosa cada vez más alejada de los términos en los que debería tratarse, una cuestión de salud alejada de las cuestiones morales que se le han construido en torno. De hecho para mí no hay una opresión peor que aquella que por estar tan arraigada es aceptada y auto ejecutada por sus víctimas, las mujeres se autosexualizan y se ven desde esa perspectiva de juicio.

(John Berger)

Tampoco se habla de que las hembras humanas al igual que otras mamíferas necesitan aprender a amamantar en grupos y viendo como lo hacen otras madres, no es de extrañar que el amamantamiento se haya convertido para muchas madres primerizas en algo terriblemente complicado y en más de una ocasión imposible.

Menstruación

Con la menstruación se repite también este patrón a la hora de ser representada en las películas, la asociación probablemente más memorable para una gran mayoría de lectoras sobre menstruación sea en la película Carrie. Y supongo que estarán de acuerdo en que Carrie dista mucho de ser algo normal.

De nuevo, la menstruación como algo anecdótico, periférico y parte de la vida diaria, es raro. Si se menciona es para crear una situación específica y en el caso de Carrie, una situación de terror.

Algunas películas que mencionan la menstruación:

My girl

La niña cree tener una hemorragia, es una niña huérfana de madre y la situación le es explicada por la amiga del padre. Pero se omite una explicación de la menstruación, pasan a una escena en la que están hablando de sexo y luego la niña que por tradición al tener la regla queda transformada en mujer se enfada de manera irracional y ataca al niño que es su amigo.

Superbad(2007)

El protagonista baila con una mujer y descubre que esta le ha manchado el pantalón con su sangre menstrual, sus amigos lo descubren y tras muchas bromas y un saco exacerbado por parte de todos ellos, el dice querer vomitar, todos reiteran que es algo asqueroso y la cosa concluye con el novio de la chica peleandose con él cuando descubre por tener la misma mancha de sangre menstrual en su pantalón que ha bailado con su novia.

Esta escena lo tiene todo, la repulsión por la sangre menstrual y el usarla para pelear en plan macho por la mujer como propiedad.

The Runaways

The Blue lagoon

I Love Dick

20th Century women

Recientemente alguien trajo a mi memoria la escena en Verano Azul en la que a una de sus protagonistas le venía la regla por primera vez. Si bien se puede aplaudir que en una serie popular de audiencia mayoritariamente infantil y en los 80 se tratase el tema. También es interesante comprobar desde la perspectiva en la que se muestra. (Elaborar)

A menudo cuando hay una ausencia tan generalizada de la realidad de la fisiología femenina, como es en el caso de la menstruación en las películas, que resulta difícil darse cuenta de su invisibilidad. Hay que hacer un esfuerzo para echarla en falta. Crecemos pensando que la invisibilidad de nuestros cuerpos es normal.

Estando embarazada de mi tercera hija, vi el documental de Diana Fabianoba, La Luna en ti, es un documental estupendo sobre la menstruación y nuestra percepción de ella. En los primeros 5 minutos me di cuenta de que era la primera vez en mi vida que veía un documento gráfico que tratara la menstruación, fue un verdadero shock darme cuenta a mis 35 años que la representación de mi menstruación no existía, que según los anuncios de compresas mi sangre era azul y eufemística y que llegada a esta edad lo único que había aprendido es que era maleducado hablar de ello, había que susurrar, esconderla y “sufrirla” y en silencio...El documental de La Luna en ti me abrió la puerta para plantearme cómo romper esa cadena con la hija que esperaba y empezar a sentir y poder habitar mi cuerpo como propio y poder cuestionar con cada afirmación sobre mi cuerpo si se trataba de una creencia propia basada en la experiencia o si era el constructo social el que había decidido que mi fisiología era una patología, y era inevitable comprobar una y otra vez como esta partía siempre de un concepto de la mujer como imperfecta. Y no podía dejar de preguntarme si esta era una narrativa matriarcal o patriarcal, ¿quién había decididocómo debíamos entender nuestra menstruación, quién la había considerado sucia, dolorosa y opresora?

Embarazo

Las escenas en las que las mujeres aparezcan embarazadas sin que esto sea el foco de la situación, se trata poco el embarazo como un momento dentro de la normalidad. Creo que el único caso que recuerdo es el personaje interpretado por Cate Blanchett en Life Aquatic y para mi sorpresa al ir a investigarlo en internet acabo de descubrir que si bien el personaje había sido escrito como una mujer embarazada, la actriz coincidió por casualidad estando realmente embarazada durante el rodaje. Es curioso que pese a ser un dato que no tenía, mi cerebro había ya catalogado esas escenas por haber visto en la actuación de Kate Blanchet una naturalidad no percibida normalmente. Sus movimientos y su manera de comportarse eran para mi los de una embarazada.

Pero es que además me gusta mucho el hecho por guión esto sea simplemente un rasgo más de ese personaje además de ser ella misma. No es “una mujer embarazada”. Si no una mujer que está embarazada en ese momento de su vida. Eso no la define.

Tendría que haber más situaciones en las que las mujeres embarazadas y no sólo con una barriga considerable, se muestren manteniendo relaciones sexuales, trabajando o simplemente desde la normalidad con la que existen en el mundo real, y que no las muestren privadas de personalidad y autonomía, pero para ello tendríamos que incorporar a todas las mujeres con normalidad de números y facetas en las películas y siendo representadas con respeto por el equilibrio entre géneros y eso por desgracia injustamente aún no ocurre.

Quiz[a igual que ha surgido el debate sobre que la necesidad de que la representación racial o de discapacidad por ejemplo sea llevada a cabo por actores con esas características en lugar de utilizar efectos, por qué no empezar a considerar un plus o un requisito el que una actriz esté embarazada para un personaje que lo este.

Test de Bechdel test y mi test.


Es importante mirar a las mujeres que dan a luz en las películas, observarlas detenidamente porque a menudo ni siquiera son el centro de la escena. A menudo son el mero objeto contenedor, sobre el que otros desarrollan la acción. La acción dirigida o llevada a cabo por otros suele tener mucha más importancia.

Esto también pasa en la prensa, es verdaderamente sorprendente como los partos espontáneos que ocurren en situaciones poco frecuentes se suele encumbrar a cualquiera que estuviera presente y poco se dice sobre la madre que parió en esa situación.

(Artículo BBC, we recognise a super daddy…)

En cualquier caso cuando la mujer si que es foco de la situación a menudo es una persona desquiciada, agresiva y desesperada, pero más importante aún: incapaz. Y sin ningún conocimiento o autoridad sobre sus decisiones.

(Insertar infográfica del test de Bechdel y el mío)

Rompiendo aguas. Un clásico poco realista.

Según las películas todos los partos empiezan con una rotura de aguas estrepitosa , según la realidad de esa manera sólo ocurre en un 10% de los partos

(Referencias videos rompiendo aguas)

Aunque en realidad las aguas al principio del parto sólo se rompen en un 10 o 15% de los casos y eso además una cosa tan poco probable como que esto ocurra en público la idea de romper aguas como un momento preciso para establecer el inicio del parto es una de las creencias que más cuesta desterrar a menudo porque una vez explico en mis clases que pueden no romperse, romperse de manera artificial o romperse con el trabajo del parto ya establecido las parejas buscan una señal alternativa inequivoca que de manera específica y precisa determine no sólo cuando empieza el parto si no cómo de avanzada en la dilatación  está su mujer y cuánto tiempo les queda para poder llegar al hospital. Todas estas son consideraciones muy comprensibles pero que a menudo no quedan satisfechas con la realidad como  respuesta que muy frecuentemente repito: depende. La realidad es importante, realidades jamás mencionadas son por ejemplo que los bebés pueden llegar a hacer con el saco intacto esto se da en un un caso de cada 80.000 Y si bien raro puede darse curiosamente no he encontrado ninguna representación en películas de bebés con el saco intacto pero sí que son más frecuentes en la literatura especialmente en los cuentos de los hermanos Grimm hay menciones sobre este tema Es interesante leer que  David Copperfield, en la novela de Dickens nació con el saco intacto y además cuenta una anécdota interesante.

En el libro de Dickens podemos leer:

“Nací envuelto en una membrana que se trató de vender anunciándola en los periódicos al módico precio de 15 guineas no sé si los marineros que tendría un poco dinero o si lo que tendrían era poca fe y prefería cinturones de corcho lo que sise es que sólo se presentó un comprador comerciante que ofrecía por ella dos libros de plata y el resto en Jerez negándose a pagar ni un céntimo más por la seguridad de no morir ahogado con la adquisición de los vinos me interesaba a mi pobre madre pues acaba de vender los suyos desistido de la venta después de retirar los anuncios que tuvo que pagar 10 años más tarde mi membrana fue sacada sorteo en nuestra aldea al precio de media corona de la papeleta y con la condición de que la graciado con ella pagaría además cinco chelines yo estuve presente el sorteo y recuerdo que me sentía humillado y confuso de que se dispusiera sido una parte de mi persona y tú con una señora que llevaba un gran bolso de mano el que sacó de muy mala gana a los estipulados cinco chelines todos en medios peniques y además de un penique de menos no sirviendo de nada el tiempo que se perdiera explicaciones y demostraciones y métricas pues no logran convencerla de ello y es un hecho que todo recuerda como sorprendente que la señora no murió ahogada si no triunfalmente en su lecho a los noventa y dos años de edad.Tengo entendido que dicha señora, mientras tomaba el té, que era su ocupación favorita, solía vanagloriarse de no haber estado encima del agua mas que una vez en su vida, y eso pasando un puente…”

Un recordatorio de lo popular e integrada que estaba la creencia, en 1850,  de las supersticiones que rodeaban a este tipo de nacimientos y los poderes milagrosos que por la rareza de la ocurrencia se le otorgaban a las membranas.

Otro problema que se presenta respecto a la representación en las películas de la rotura de aguas, es que tampoco se muestra la importancia del color de estas o la importancia de que su rotura vaya acompañada de contracciones.

Esta parte de la construcción del mito del parto en las películas contribuye a entender el parto como un proceso controlable y medible y que es idéntico en todas las mujeres. Es interesante observar como al destruir este mito con la realidad, el poso o residuo de la creencia prevalece. Es decir una vez se entiende que las aguas rara vez se rompen como en las películas la creencia de que el parto es un proceso controlable iniciado por un síntoma claro perdura y a menudo esta creencia se ve apoyada y reforzada por situaciones reales, como puedan ser las inducciones, el entender la fecha de parto como absoluta y la medición de tiempos de progreso de manera protocolaria así como las mediciones mediante ecografías estableciendo medidas estándar acordes a unas fechas preestablecidas basadas en ciclos menstruales supuestamente idénticos.

Digamos que vamos a observar cómo la ficción y la realidad se retroalimentan la una a la otra en un círculo permanente.

Como observaremos hay muchas referencias de películas que contribuyen a la prevalencia de ciertas situaciones.

REALIDAD:
Lo importante acerca de la rotura de las aguas es entender que realmente no son “la señal” de inicio de parto, en realidad las señales principales que evidencian el parto son, de manera externa, las contracciones e interna la dilatación del cervix (medida normalmente por las matronas). La rotura de las aguas es por supuesto importante pero no suele ser una señal aislada ni precisa. Es decir lo ideal es que haya contracciones y suele ser lo más habitual, si las aguas se rompen y no hay contracciones el riesgo de infección según estadísticas puede ir en aumento si el parto no ocurre espontáneamente y es común por tanto que por protocolo se sugiera una inducción si la situación se prolonga más de 24 horas.

En la gran mayoría de situaciones las aguas se rompen durante el parto, en ocasiones los profesionales indican su rotura como parte de un proceso de inducción con la idea de que quizá el descenso de la cabeza en el cervix genere más contracciones.

Pero además lo que hay que tener en cuenta es la cantidad y el color de las aguas. Si se trata de un goteo es posible que sean las aguas posteriores situadas en la parte superior del bebé en el saco amniótico y por lo tanto lo más probable es que sea sólo una pequeña fisura, algo que deberá ser consultado con los profesionales que lleven el embarazo. Las aguas a las que nos referimos generalmente son las que están delante del bebé o en la parte inferior del saco amniótico, según como se mire. Cuando se rompen la sensación para la madre es similar a la de hacerse pis sin tener control sobre ello, es decir lo que sentimos (la mayor parte de las veces) es un liquido caliente que baja por nuestras piernas sin que poder hacer nada para pararlo o controlarlo.

Las aguas deberían ser claras, no sucias (marrones, verdes o amarillentas). De estar sucias podrían evidenciar que el bebé ha hecho su primera defecación antes de ser parido. A esta se le llama meconio, es ácida y pegajosa y cuando la hacen estando aún en el útero puede tener diferentes implicaciones, en ocasiones se asocia con estrés, dependiendo de la cantidad y antigüedad puede ser un riesgo para el bebé al inhalarla junto con el líquido amniótico ya que puede irritar sus vías respiratorias. En países como Reino Unido donde el parto domiciliario está contemplado por la seguridad social, la presencia de meconio en las aguas es una razón para el traslado al hospital por prevención sobre este último riesgo de síndrome de aspiración de meconio y/o el posible estrés del bebé o infección en la madre.

En cualquier caso la idea de que las aguas se van como en una bañera tras quitar el tapón no es muy correcta ya que el bebé aún bloquea gran parte de estas aguas que seguiran saliendo con el/ella y tras su salida.

En otros casos las aguas se rompen de manera artificial con un instrumento generalmente de plástico desechable que tiene una pequeña punta un poco más afilada. Esta práctica se suele llevar a cabo cuando se considera que el parto no progresa o en los procesos de inducción cuando fallan otras alternativas.

Parir tumbadas otro clásico

Uno de mis temas favoritos, una de las m[as grandes ignorancias sobre parto que prevalecen a d[ia de hoy promovida por casi la totalidad de las películas que vemos.

Una postura de sometimiento, dolor e imposibilidad mecánica que desafía la más aplastante lógica.

Parto en la época Tudor es decir entre 1485 y 1603.

Referencias a Video The tudors

En esta época lo más común era parir sentada en sillas de parto y también con muy poca luz, se cubría todo con tapices con motivos que relajaran a la madre y solo se permitía  una ventana destapada, también era común colocar la placenta en la cabeza del bebé tras el alumbramiento para calmarlo, pero el mayor problema para poder tener datos fiables para saber cómo parían realmente entonces es que los pocos relatos escritos que tenemos de partos en esta época están como era habitual entonces, escritos por hombres, a menudo sacerdotes que bajo ningún concepto podían entrar en un parto. Estos y el resto de la sociedad conocían las historias de como había ido el parto a través de las llamadas “God sibs”, sisters in god, que eran lo que nosotros llamariamos comadres pero que en inglés además dió origen etimológicamente a la palabra chisme o cotilleo, “gossip”, algo que pocos anglosajones saben…

Curiosamente el hecho de que el parto no fuese accesible a los hombres en este periodo daría de alguna manera lugar a las brujas, ya que llevados por la preocupación de que los bebés pudiesen morir sin bautizar pero sin tan siquiera contemplar la posibilidad de entrar a un parto siendo hombres, la iglesia decidió otorgar poder a las matronas para administrar los sacramentos, poder que más tarde sería cuestionado y acabaría por suscitar sospecha y ser revocado y algo que foramr[ia parte del pensamiento paranoide socialmente que llego a sus extremos en las tremendas cazas de brujas, el mayor exterminio de mujeres llevado a cabo en la historia de la humanidad. Algo de lo que aun no se habla con suficiente veracidad o precisión pero eso da para otro libro.

Las brujas quienes a menudo eran matronas o comadres que ayudaban a las mujeres no solo en sus embarazos y partos si no en su sexualidad y quienes eran fundamentales en la comunidad a menudo acompa;ando también la muerte, sufrieron esta persecución hasta el punto de que hay libros históricos que relatan como si una matrona llegaba demasiado pronto al parto se las podía acusar de haberlo hecho en una escoba, y si llegaba demasiado tarde o el bebé tenia problemas o malformaciones podia ser sentenciada a prisión o muerte.

Pero de todo esto para mi lo mas interesante es pensar que la falta de precisión en la narración histórica de los partos en la época Tudor sigue aun presente en la narración de nuestros partos hoy en día, y por causas similares, ya que en la industria cinematográfica, por cada cinco hombres trabajando hay sólo una mujer. En el 2014 un estudio de la Universidad de San Diego  revelaba que un 85% de las películas no tenían a una mujer como directora, 80% no tenía mujeres guionistas, 33% no tenía productoras, 78% no tenia editoras y un 92% no tenía cinematográfas (ref)

Volviendo a las posturas de espaldas, una escena que me hizo comportarme como una energumena en el cine sin que nadie comprendiera mi enfado fue la escena del parto en la película Children of Men.

Esta película narra la problemática de una sociedad distópica en la que los niños han dejado de nacer, y en la que una especie de guerrilla subversiva trata de proteger a la unica mujer embarazada que existe en el mundo. Pues bien, en una sociedad semejante con una ausencia notable de cultura de partos y asumo que de películas como las que vemos nosotras queda más que establecida en la pelicula, esta mujer de motu propio elige parir tumbada de espaldas en un colchón mugriento.

Video Children of Men

Cualquier mujer que haya experimentado una contracción de parto sabe que tumbarse de espaldas incrementa el dolor haciéndolo absolutamente insoportable e incitando a la madre a moverse lo antes posible hacia una postura que permita su movilidad de manera vertical. Una de mis reflexiones más sorprendentes entre contracciones durante el parto de mi primer hijo fue el descubrir que el estar tumbada era insufrible y no podía entender cómo se nos decía que las mujeres parían así, ese dolor en esa postura me llevo a pensar que de haber tenido que parir asi en lugar de hacerlo sin analgesia como lo hice en mis tres partos, hubiese necesitado sin duda alguna cuando menos una epidural, o quién sabe si anestesia general, me asombro la intensidad del dolor al sentarme o reclinarme.

La OMS dijo en 1985 en la Declaración de Fortaleza, Brasil

                                                                   

  • No se recomienda colocar a la embarazada en posición dorsal de litotomía durante la dilatación y el expulsivo. Debe recomendarse caminar durante la dilatación, y cada mujer debe decidir libremente qué posición adoptar durante el expulsivo.
  • También se recoge en un estudio en la Biblioteca de la OMS sobre este particular lo siguiente:
  • Los autores de la revisión concluyen que el período dilatante del trabajo de parto puede ser aproximadamente una hora más corto para las mujeres que mantienen la posición vertical y caminan, y que las mujeres en estas posiciones tienen más probabilidades de recibir menos analgesia peridural.

El concepto de tumbarse en el parto llega a extremos inconcebibles. El más sorprendente en mi investigación fue cuando encontré en una película de animación para niños producida por la Paramount y Nickelodeon la escena en la que una vaca tumbada de espaldas y con una manta tapándole las patas da a luz a un ternero observada por el resto de animales de la granja sin distinción y que culmina con el toro animado por la vaca cogiendo al ternero.

Video Barnyard                 

Una vaca pariendo tumbada!! Y con una mantita sobre sus patas equivalente a las sabanas que se implementaron en la primera mitad del siglo XX  Tal y como la antropóloga y activista Sheila Kitzinger explicaba en su libro Birth and Sex, estas sábanas eran colocadas en un intento de desexualizar el parto, excusando su uso bajo la idea de garantizar la asepsia.

El humanizar a los animales en las películas de dibujos animados implica hacer lo mismo que se hace en la realidad con las humanas, es decir des-animalizarlas...Las humanas siguen pariendo como mamíferas pero se intenta reducir o controlar los instintos y la parte animal que sigue muy por debajo de nuestro neocortex y cultura existiendo en lo, cada vez más,  recóndito de nosotras.

Una parte que no sólo es muy aparente en el parto de nuestros bebés sino esencial, tal y como la evidencia científica empieza por fin a comprenderla y a reivindicarla.

Otra escena en la que podemos ver otro parto absurdamente tumbado, es en la película El perfume. En la película la madre del protagonista da a luz mientras está vendiendo pescado en un mercado, empieza a sentir contracciones y se tumba casi de espaldas en el suelo escondida bajo la mesa. Es absurdo porque dudo mucho que ese hubiera sido el comportamiento de esa mujer en la Francia del siglo XVIII siendo de clase baja y en esas circunstancias. Recordemos que esta mujer no tiene ninguna influencia mediática que contradiga aún sus instintos y que la fuercen a ir contra su cuerpo y la gravedad, para mí lo lógico en esa escena hubiera sido que se escabullese bajo la mesa del puesto, o más probablemente que confiara en alguna mujer cercana y se apartaran de la multitud.

Pero quizá lo más interesante de esa escena es que se muestra algo que denominaré: “elemento salvaje”, y que normalmente se omite en la representación ficticia de los partos, en este caso el cordón. El cordón así como la placenta, la sangre, fluidos o heces es un absoluto desconocido en su representación mediática para las madres y padres de hoy en día.

Pero lo llamo elemento salvaje porque se utiliza en las películas para reforzar esta característica  

Y también podemos empezar a vislumbrar cierta correlación entre autonomía femenina y lo salvaje. Es decir es raro que exista autonomía femenina en los partos representados como asépticos, medicalizados, intelectualizados.

Dentro de esta nueva categoría de “elementos salvajes” también encontramos a el parto vertical

En algunas películas, en pocas,  se aúna verticalidad y cordón.
No he sido capaz de encontrar ninguna escena con placenta, aunque alguien me mencionó la serie Misfits en la que la placenta es confundida con un alien, he sido incapaz de encontrar el clip para poder referenciarlo.

  • Entre las películas en las que verticalidad y cordón aparecen, encontramos El sentido de la vida de los humoristas británicos Monty Python, en la escena se hace una crítica de la sociedad anglosajona en los 80 en ciertas partes de Gran Bretaña y en especial haciendo una observación de las diferencias entre católicos y protestantes. Se exagera la natalidad entre los católicos. Este clip suele ser una referencia común cuando se habla de mujeres que tienen más de tres hijos, socialmente en el primer mundo se ridiculiza la opción de tener demasiados hijos o lo que la sociedad interpreta como demasiados la capacidad de decisión de la mujer en este particular no se tiene en cuenta, se asume que no son deseados o al menos se suprime por completo la posibilidad de que la madre los haya engendrado de manera consentida o querida  y cuando se hacen chascarrillos recordando al clip de los Monty Python los chistes hacen referencia a la falta de autonomía a la hora de parir tantos hijos y se dice que de tanto hacerlo a la mujer se le caen más que parirlos. Este chiste y esta referencia cinematográfica se hacen sin reparos cuando yo menciono que mi abuela parió 16 hijos, un chiste desagradable sobre alguien de mi familia, que sería impensable en cualquier otro contexto que no fuese parto y sexualidad femenina.

Podemos reírnos de las cosas que se han establecido como inexistentes o absurdas.

La autonomía de la mujer sobre su cuerpo, no existe socialmente. Las mujeres que la persiguen son objeto de mofa.

En la escena un hombre caracterizado como una mujer rodeada por niños de todas las edades y con cara de agotamiento mientras friega los platos, de pronto sin previo aviso un bebé le cae entre las piernas descolgado de un cordón umbilical. Esa situación resulta jocosa por darse en el contexto doméstico, por la ausencia de dolor, la verticalidad y la presencia del cordón. El que buscando un respeto por el parto fisiológico las mujeres reclamen precisamente esos elementos hace que sus opiniones y reclamos resulten jocosos porque la narrativa popular lo ha establecido así.

Vídeo Yorkshire

Tras este clip el padre canta “Todo esperma es sagrado” y la mujer protestante acaba descubriendo que ellos tienen menos hijos porque tienen menos sexo...

Video Apocalypto

Otra escena interesante en la que aparece un parto vertical, es la que aparece en Apocalypto, la película de Mel Gibson sobre el Imperio Maya, dado que Mel Gibson en sus películas tiende a buscar el realismo, por ejemplo utilizando arameo en su película sobre la pasión de cristo y ser acusado de ser tremendamente gore en la representación del sufrimiento de cristo por buscar el realismo, podemos imaginar que ha buscado ser realista en la representación de este parto. Aún así y si bien es cierto que nuestros antecesores tendrían que parir en situaciones peligrosas y muy al límite de sus posibilidades físicas, creo que hay que explorar algunas cosas...

Hay que entender que en un parto fisiológico  si bien, es muy posible que en esa situación el parto se acelerase por una descarga de adrenalina, yo creo que quizá podría darse más bien lo contrario, creo que el mecanismo de ¿fight or flight? En este caso habría parado el parto por la situación de peligro, y os diré por qué, la civilización maya era muy supersticiosa en lo que a los embarazos y partos respecta, hay referencias históricas que cuentan cómo se desaconsejaba practicar sexo, no observar un eclipse ni levantar objetos pesados, se les desaconsejaba bañarse demasiado, así que pienso que de haber tenido que meterse en el agua en esa situación es poco probable que esta mujer se hubiese puesto de parto.

Aún así vemos que la escena se ha tratado con mucho realismo, por ejemplo hay un poco de sangre, cosa normal antes de que salga la placenta y vemos el cordón, así que en ese sentido es quizá uno de los más realistas. El cordón en la cultura Maya se guardaba, los niños de adultos lo llevaban hasta un campo de batalla lejano y lo enterraban y las niñas lo enterraban cerca de casa. Otra cosa que quizá sorprenda en la cultura actual, es que la capacidad de menstruar se veía con admiración y envidia por parte de los hombres maya quienes se hacían cortes en los genitales para emular el poder de las mujeres.

Pero una vez más el parto vertical y el cordón se presentan en una situación de desintelectualización y de manera extrema.

Y volviendo al presente, el parto vertical es también utilizado para ridiculizar lo que se considera como una “tendencia” en las mujeres que quieren parir en casa hoy en día y que por tanto optan por un parto con menos medicalización

Back up Plan

En la película Back Up Plan se muestra a una mujer pariendo en una piscina, algo poco contemplado en los medios pese a ser una opción cada vez más común en partos fisiológicos. En esta pelicula una Jennifer Lopez horrorizada se ve involucrada en un parto en casa en el que la gente que acompaña a la parturienta se comporta como si estuviese en trance o en una secta. Repitiendo cánticos y sin empatía hacia la parturienta. Jennifer Lopez y su pareja quienes parecen representar aquí el “intelecto” se muestran aterrados ante la experiencia. Muestran horror y aversión, hacia algo indefinido que no puede ser más que lo que analizando podría verse como la expresión autónoma de la mujer, aunque la mujer de parto también se sitúa junto con ellos en su horror pidiendo ayuda, como si la escena buscara establecer un arrepentimiento de lo salvaje buscando retorno a lo intelectual.

Sé que puede parecer demasiado análisis para una película de este tipo. Pero a través de mi trabajo como activista y con las mujeres observo con gran nitidez este conflicto social. Intelecto (tecnocracia) vs instinto (salvaje). El juicio moral sobre aquellas que se apartan de uno para adentrarse en el otro, es común. En ocasiones en algunos países donde la opción de parto domiciliario no está contemplada o no viene costeada por la seguridad social, como en España hay mujeres que relatan ciero comportamiento de castigo cuando se complica el parto y tienen que acudir al hospital. Los comentarios y comportamientos parecen evidenciar, no querias parir en casa pues acarrea tú solo con las consecuencias. Tambien hay tonos de juicio o de castigo que se repiten en muchos países especialmente en todos los de habla hispana cuando la mujer de parto se queja, y es la frase tragicamente clásica de: “ahora te quejas pero cuando lo hiciste no te quejabas”
Esta frase me parece la capsula perfecta en la que se unen el juicio sobre la sexualidad autonoma de la mujer, el parto y la censura de la expresión verbal de la mujer. La opresión de lo instintivo representado por la mujer que pare de manera fisiológica. ¡A Eva hay que aniquilarla! Eva a fin de cuentas es el animal que en otro tiempo fuimos, el deseo, la muerte.

Tengo que decir que yo que parí dos veces en casa no hubiese querido en absoluto la escena de la pelicula demasiada gente, me sobran todos en especial la que aparece tocando el tambor. Pero es importante entender que estas decisiones se ridiculizan porque son consideradas femeninas y opuestas a la corriente de pensamiento mayoritaria actual.

Así que podemos concluir que pese a que lo que dicta la fisiologia y lo que se ha hecho historicamente hasta que los hombres empezaron a controlar el parto, no hay ninguna normalidad jamás en la representación de la necesidad de verticalidad y movimiento durante parto en las peliculas. Algo que verdaderamente sorprende cuando se ha parido, se mira una pelvis, una cabeza de un bebé humano y se conoce la existencia de la gravedad.

REALIDAD:
Una encuesta realizada en Reino Unido en 2015, concluía que en partos vaginales

Un 16% de las parturientas lo hacia sentada en la cama

Un 24% lo hacia tumbada

Un 35% en posición de litotomia

5% tumbada de lado

Y un 3% de otras formas

Muchas de estas posturas pese a las campañas realizadas en los últimos 50 años son producto de la arquitectura hospitalaria, la monitorización con cables, la epidural, los goteros y otras intervenciones que siguen condicionando la movilidad de la madre.

A pesar de que queda claro que tumbadas:

-la apertura de la pelvis se reduce hasta ser un 28% menor que una posición activa

-el peso de la mujer y el bebé recae sobre la cava y la aorta, vena y arteria principales comprometiendo la cantidad de sangre y oxigeno a madre y bebé durante ese esfuerzo.

-las contracciones son más dolorosas

- el bebé está siendo empujado contra gravedad y en direción al techo

Cabe añadir que la OMS establece que la mujer debería adoptar cualquier postura que le sea comoda y los profesionales deben ser quienes se adapten a ellas.

EL CORDÓN

El cordón utilizado en tono de comedia es el que aparece en Ace Ventura 2, en la escena una mujer redundante porque no es el centro de la escena en absoluto, tumbada en medio de una cena en lo que parece la jungla, se somete a varias presiones sobre su barriga tras las que un bebé sale despedido de entre sus piernas para ir a parar a los brazos de un rey africano allí presente. El bebé es de otros, la mujer sobra y las presiones por desgracia recuerdan demasiado a una maniobra desaconsejada por la OMS pero tristemente practicada aún en España. Se la conoce como la maniobra de Kristeller o presión fundal y las mujeres relatan todo tipo de versiones de la misma, desde obstetras que se les suben encima de la tripa a matronas que hacen que sus maridos empujen sus barrigas. El horror real aparece a menudo como comedia. Los sentimientos de las mujeres sobre su dolor y su rechazo a actos de violencia son constantemente reprimidos. Es interesante recordar que se ha establecido en una estadística que dice que con el mismo dolor de abdomen las mujeres tardan 40 minutos más en ser atendidas por un médico de urgencias.

Vídeo Rugrats

Como vemos en este caso, no sólo el niño se queja de que le han cortado el cordón sino que los bebés están maternados por control remoto a través de camaras

Realidad: El cordón umbilical ha sido cortado en la historia más reciente con absoluta urgencia, y son habituales las historias de partos ocurridos de manera inesperada en un taxi o en la calle, en la que trasciende la preocupación o improvisación a la hora de cortar e cordón pero gracias a una mayor comprensión de que la sangre de la placenta pertenece al bebé y tarda en acabar de hacer la transfusión hasta que el cordón ha dejado de latir, entendemos que cortar el cordón prematuramente es dejar parte de la sangre del bebé en la placenta asi como interrumpir la oxigenación del bebé. El bebé respira a traves de la placenta hasta que comienza a hacerlo por si mismo.

Aún así hoy en día por cuestiones de logistica en los casos en los que haya una emergencia con la madre, el bebé o ambos, se sigue cortando el cordón prematuramente.

Cesáreas…

Prometeus

Conan

Conan se desarrolla en un pasado ficticio, una era denominada por su autor como la edad hiboria.

En cualquier caso la espada utilizada y el que haga la supuesta incisión sin ni siquiera mirar lo que hace y suponiendo que es la primera vez es bastante poco probable que consiguiera salvar al bebé de semejante manera.

Pero nunca se sabe, hay una cesarea que ocurrió en 2002, fue durante el noveno parto de una mujer mexicana de 40 años, en una casa remota y sin agua ni electricidad, se tomó tres vasos de licor y con un cuchillo de cocina se consiguió practicar asi misma una cesárea tras tres intentos, el bebé salió respirando y la madre antes de perder la consciencia le pidió a uno de sus hijos que llamara a una enfermera que vivía relativamente cerca, esta llegó la cosió con hilo y aguja corrientes y luego fueron al hospital en Oxaca a 8 horas de distancia , la cesárea se registró como la primera hecha por la parturienta a si misma en la que madre y bebé sobrevivieron

Robin Hood,

Creo que esta escena podría estar en el supuesto caso de una de las primeras cesáreas con madre superviviente, se supone y digo se supone porque el registro del acontecimiento se hizo 82 años despues de que ocurriese y muchos Historiadores dudan de que fuera realmente cierto en cualquier caso la cesárea que práctico Yaacov no frost a su mujer en Suiza en 1500 se ha realizado en la cocina de su casa tras haber pedido permiso  a las autoridades para asistir a su mujer en el parto administrando le una cesárea porque el parto no progresaba,  Jacob tenía conocimientos básicos de anatomía por qué se dedicaba a castrar cerdos. Madre e hijo sobrevivieron.

Confusión...Triplets twins and breech

Videos Friends

Omisiones:

 instrumental

 (Dead ringers),

muerte intrauterina

(Frida y Grace)

infertilidad

(Up) 

embarazo

(tangled)

en las películas clásicas

 (Lady and the trump)

20Th century woman referencia parto en casa

                        

                

En este caso la ficción promete un proceso predecible porque en la realidad el modelo de parto tecnocrático también lo promete.

Veamos una exageración y ridiculización del parto tecnocrático

Video Monty Python

Los Monty Python se centran en la supremacía de la máquina y el experto que ignora la presencia obvia de la parturienta y sus necesidades. Se la trata como paciente y se le dice que se la va a curar. Si bien esto pueda parecer un ficción, excesiva y exagerada, se basa en elementos reales tal y como suele hacer siempre el humor.

                                                   

En el 2014, la OMS apoyada por unas 70 organizaciones de todo el mundo, entre ellas El Parto es Nuestro y la catalana Dona Llum publicaba un documento internacional titulado:        

                                        

Prevención y erradicación de la falta de respeto y el maltrato durante la atención del parto en centros de salud:

Los puntos principales eran

                                                   

                        

                                

                                        

1. Mayor respaldo de los gobiernos y socios en el desarrollo, en relación con las investigaciones y acciones sobre el maltrato y la falta de respeto                                 

                        

2. Iniciar, respaldar y mantener programas diseñados para mejorar

la calidad de la atención de la salud materna, centrándose en la atención respetuosa como componente esencial de la atención de calidad                                

3. Realzar el derecho de la mujer a recibir una atención de la salud digna y respetuosa en el embarazo y el parto

4. Es necesario generar datos relacionados con las prácticas de atención respetuosa e irrespetuosa, los sistemas de responsabilidad y el respaldo profesional valioso

5. Involucrar a las partes interesadas, incluidas las mujeres, en los esfuerzos para mejorar la calidad de la atención y eliminar las prácticas ofensivas e irrespetuosas.

Y en base a esta declaración y a lo que desde las organizaciones y el activismo hemos venido observando se creo el O.V.O.

Asi que por desgracia, por mi trabajo, la escena de esta pelicula que vi cuando tenía 11 años, y que os acabo de enseñar se ha vuelto una que se puede volver tremendamente real.

Y no puedo evitar el recordar, cuando la veo, algunos casos que conozco y en especial me gustaría comparar la escena que acabamos de ver con el caso de Bethany Phillips una norteamericana que firmó una petición para apoyar la declaración de la OMS y que a la pregunta de por qué apoyas esta petición escribió:

Porque me indujeron el parto 3 días después de mi fecha sin ninguna razón médica

porque no me dieron alternativa

porque mi obstetra se rió de mi deseo de tener un parto natural

Porque me llenó de oxitocina sintética, me hizo empujar tumbada y nunca me habló mientras lo hacía

tan sólo miraba una pantalla con sus dedos en mi vagina.

porque cuando dije que podía sentirlo todo, no me creyó hasta que estábamos en el quirófano

y descubrieron que la epidural, a la que me habia negado, se había caído.

Porque mientras lloraba en el quirófano tuve una contracción y mi obstetra me gritó que dejase de asustarme tanto

Porque me hicieron una cesárea por estrés fetal, pero el Apgar de mi hijo dio 9.

Porque no me dejaron verle hasta que lo habían limpiado, vestido y envuelto, porque tenían que asegurarse de que "estaba bien".

Porque yo temblaba tanto que no pude coger a mi hijo durante la primera media hora de su vida

Porque el historial de mi parto está lleno de mentiras y falto de información esencial

Porque durante meses se me dijo que tenía que olvidarme del tema porque mi hijo y yo estábamos vivos.

Porque ahora soy considerada caso de riesgo en todos los centros de parto natural.

Porque quise matarme antes de que mi hijo tuviese 6 meses mientras lidiaba con depresión posparto y estrés postraumático.

Por supuesto que no todos los partos son así, pero si que es cierto que no lo debería ser ninguno y para que hay a una declaración de la OMS es porque definitivamente son demasiados.